El pájaro terrorífico de la Antártida fue un depredador supremo de la época del Eoceno
Dos metros de altura, cien kilos y garras impresionantes
En la actualidad el Polo Sur es la región más fría del planeta. Las gélidas temperaturas, sobre todo en la Antártida Oriental, nos dejan un paisaje blanco y desolado en el que los termómetros han llegado a rozar los 100 grados centígrados bajo cero. Sin embargo no siempre fue así. Hubo un tiempo, hace unos 50 millones de años, que este continente era una tierra de frondosos bosques y un ambiente cálido que permanecía conectada (o al menos muy poco separada) del extremo sur de América, permitiendo a los mamíferos terrestres transitar de un lugar a otro sin demasiados problemas.
Durante este período, la fauna era predominantemente marina, con criaturas como pingüinos y tiburones. En tierra firme predominaban los mamíferos marsupiales y ungulados, casi todos herbívoros, salvo unas pocas especies pequeñas que se alimentaban de insectos. Esta escasez de depredadores terrestres en la antigua Antártida representaba un pequeño misterio entre los paleontólogos especializados que no encontraban pistas de los grandes cazadores que, sí existían en regiones no muy apartadas de allí.
Por ejemplo, en los territorios que hoy corresponderían con Brasil, Uruguay, Argentina o Chile existía un grupo, ahora extinto, de grandes aves carnívoras que, tras la desaparición de los dinosaurios, llegó a dominar esas regiones hace 25 millones de años hasta hace tan solo 17.000 años. Se conocen popularmente como “aves del terror” (Phorusrhacidae) y su nombre es bastante adecuado si tenemos en cuenta que llegaban a medir más de dos metros, presentaban una cabeza similar a la de un águila, un poderoso pico curvo, patas de avestruz, garras capaces de arrancar la carne sin esfuerzo y un peso que podía superar los cien kilos. No volaban pero eran capaces de correr y desplazarse con agilidad para conseguir una amplia diversidad de presas.
Pero hace tan solo unos días, un estudio publicado en Paleontología Electrónica, presenta el análisis de dos falanges fósiles encontradas en la Antártida que permite deducir que las aves del terror, no solo estaban presente en América del Sur sino que también fueron grandes depredadoras del continente helado.
“Si bien una falange puede parecer a priori un elemento poco representativo, en este caso se trata de la última del dedo, es decir la que en los humanos tiene la uña y en algunos animales, como felinos o aves, es una garra, con lo cual estamos frente a una parte del cuerpo muy característica y con una función acotada: cazar y sujetar a la presa para desgarrarla con el pico”, explica Carolina Acosta Hospitaleche, autora principal del estudio.
Los fósiles descubiertos corresponderían a un ejemplar de ave del terror “con una altura estimada de 1,8 metros y unos 100 kilos de peso. Según las estimaciones de la capa de suelo en la que apareció, vivió durante el Eoceno, hace unos 50 millones de años”.
Este hallazgo ha sido toda una sorpresa pero responde finalmente a la cuestión de si existieron grandes depredadores en la Antártida durante una época en la que tan solo conocíamos la presencia de fauna marina y algunos mamíferos marsupiales y ungulados que, mayoritariamente eran herbívoros. Parecía lógico que en este rico ecosistema también existiera alguna especie que cumpliera el papel de depredador y, ahora por fin sabemos que ese puesto podría corresponder perfectamente a las aves del terror.
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Referencias científicas y más información:
Hospitaleche, C. & Washington J. «Were Terror Birds the Apex Continental Predators of Antarctica? New Findings in the Early Eocene of Seymour Island». Paleontología Electrónica (2024) DOI:10.26879/1340.
María de los Ángeles Orfila “Antarctica’s Terror Bird Was an Apex Predator of the Eocene Epoch” Discover Magazine