Trump quiere Groenlandia y el Canal de Panamá, y es por el clima
Para imaginar el tipo de futuro que puede traer un clima más cálido y seco, así como los retos geopolíticos que creará, basta con mirar dos partes del mundo que el presidente electo Donald Trump quiere que Estados Unidos controle: Groenlandia y el Canal de Panamá.
En los últimos días, el presidente electo ha insistido en que ambos lugares son fundamentales para la seguridad nacional de Estados Unidos. Ha reclamado a Panamá el control del Canal de Panamá y a Dinamarca la adquisición de Groenlandia, ambos territorios soberanos con gobiernos propios.
También tienen algo en común: ambos se ven afectados de forma significativa por el cambio climático, lo que plantea retos inminentes para el transporte marítimo y el comercio mundial.
Debido al calentamiento de las temperaturas, se calcula que en las últimas tres décadas se han derretido 28.489 kilómetros cuadrados de las capas de hielo y los glaciares de Groenlandia, una superficie aproximadamente equivalente al tamaño de Massachusetts. Esto tiene enormes implicaciones para todo el mundo. La NASA calcula que, si el hielo se derritiera por completo, Groenlandia podría provocar un aumento del nivel del mar de hasta 6 metros.
La desaparición de los glaciares en Groenlandia podría dejar al descubierto zonas para perforar en busca de petróleo y gas y lugares para extraer minerales críticos, un hecho que ya ha atraído el interés internacional y suscitado preocupación por los daños medioambientales. Además, según un reciente informe del Consejo Ártico, el tráfico marítimo en el Ártico ha aumentado un 37 por ciento en la última década, a medida que disminuía el hielo marino. Un mayor deshielo podría abrir aún más rutas comerciales.
Amanda Lynch, profesora de la Universidad Brown que lleva casi 30 años estudiando el cambio climático en el Ártico, afirmó que las nuevas rutas comerciales creadas por el deshielo también podrían aumentar el riesgo de catástrofes medioambientales. Según Lynch, los buques de algunos países no están diseñados para soportar las condiciones del Ártico.
“Un derrame de petróleo o algún otro accidente tóxico en esa ruta es inevitable y podría ya haber ocurrido y no lo sabemos”, comentó.
China ha mostrado un gran interés por una nueva ruta a través del Ártico y en noviembre China y Rusia acordaron colaborar para desarrollar rutas marítimas árticas.
“Las vías de circulación en el Ártico están cambiando debido al cambio climático”, declaró en una entrevista José W. Fernández, Subsecretario de Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente del Departamento de Estado. “Es algo a lo que estamos dedicando cada vez más atención y que cualquier nuevo gobierno va a tener que abordar en el futuro”, dijo.
Trump califica el cambio climático de engaño. El equipo de transición de Trump no respondió a una solicitud de comentarios. Pero su exasesor de seguridad nacional, Robert C. O’Brien, sugirió el domingo que el cambio climático era uno de los factores que motivaban el interés de Trump por adquirir Groenlandia.
“Groenlandia es una autopista desde el Ártico hasta Norteamérica y Estados Unidos”, declaró a Fox News. “Estratégicamente, es muy importante para el Ártico, que va a ser el campo de batalla crítico del futuro porque a medida que el clima se caliente, el Ártico va a ser una vía que tal vez reduzca el uso del Canal de Panamá”.
Lo que nos lleva al Canal de Panamá.
Esta vía navegable de vital importancia, que se extiende a lo largo de 82 kilómetros por el centro de Panamá, utiliza una serie de esclusas y embalses para conectar el Atlántico y el Pacífico. El canal evita a los barcos tener que recorrer los cerca de 11,265 kilómetros adicionales para rodear el Cabo de Hornos, en el extremo sur de Sudamérica.
En 2023, una larga sequía causó trastornos generalizados en el canal. El nivel de agua del lago Gatún, principal reserva hidrológica del canal, descendió a niveles históricamente bajos, y las autoridades redujeron la navegación por el canal para conservar el agua dulce del lago. Las filas de barcos que esperaban durante semanas para cruzar el canal amenazaron con desencadenar un efecto dominó en las cadenas de suministro.
Los científicos descubrieron que la causa inmediata era El Niño, un fenómeno meteorológico natural que puede durar varios años. Pero también es posible que el cambio climático esté prolongando los periodos de sequía y aumentando las temperaturas en la región. La autoridad del canal propuso un proyecto de 1600 millones de dólares para represar el cercano río Indio con el fin de obtener agua dulce.
Según Kevin Trenberth, exdirector de análisis climático del Centro Nacional de Investigación Atmosférica, el cambio climático está afectando al canal desde varios ángulos. Su sistema de esclusas también se ve amenazado por la subida del nivel del mar.
Chris Field, director del Instituto Woods para el Medio Ambiente de la Universidad de Stanford, dijo que el interés de Trump tanto por el Canal de Panamá como por Groenlandia eran “una especie de reconocimiento indirecto” de que el cambio climático es real.
“Resulta interesante que la narrativa de Trump sea que si controlamos estos lugares, será mejor de alguna manera. Pero el reto es que el componente del cambio climático no desaparece”, dijo.
Las aspiraciones de Trump se enfrentan a grandes obstáculos. El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ha descartado discutir con él el control del canal. Y el primer ministro de Groenlandia, Mute Egede, ha dicho que el control de la isla, que es un territorio autónomo de Dinamarca, “no está en venta y nunca lo estará”.
c.2024 The New York Times Company