Mueren monos aulladores en selvas de México por el calor extremo

La muerte de decenas de monos aulladores es una advertencia del peligro que suponen las temperaturas extremas para la fauna silvestre de todo el mundo.

A principios de mayo, el biólogo Gilberto Pozo estaba vigilando un pequeño sector selvático en la localidad de Cunduacán, en el sur de México, cuando dos monos aulladores, o saraguatos, cayeron de un árbol frente a él con un ruido sordo.

“Estaban deshidratados y recibieron tratamiento”, explica. “Pero no sobrevivieron”.

Al principio, Pozo y su equipo de Cobius, un grupo conservacionista sin fines de lucro, pensaron que los monos habían sufrido los efectos del humo de los incendios provocados por los agricultores que desbrozaban las tierras cercanas.

Pero, a medida que las temperaturas superaban los 37 grados Celsius en las últimas semanas, empezaron a reportarse decenas de monos muertos. Los residentes encontraron grupos de 10 o más monos muertos a la vez, muchos de ellos con signos de deshidratación. Hasta el miércoles habían muerto 147 monos en los estados de Tabasco y Chiapas, en el sur de México.

La muerte de decenas de monos aulladores en México puede ser la última señal del peligro que implican las temperaturas extremas para la fauna salvaje de todo el mundo. A medida que las temperaturas globales han comenzado a batir récords, los científicos han documentado recientemente una mortandad de delfines amazónicos y el blanqueamiento masivo en los arrecifes de coral del mundo.

“Los animales nos envían una advertencia, porque son centinelas del ecosistema”, dice Pozo refiriéndose a los monos. “Si no están bien, es porque algo está ocurriendo”.

Los científicos que investigan las muertes aún no saben exactamente cuáles fueron las causas. Pero tienen la hipótesis de que las temperaturas más cálidas pueden haber confluido con otros factores —como incendios, deforestación y tala— que han arrinconado a los monos en zonas más pequeñas de selva con poca sombra, comida o agua. Los científicos aún no han descartado agentes patógenos, pero una necropsia reciente a uno de los monos no mostró signos de gripe, incluida la gripe aviar, ni de COVID-19, afirmó Pozo.

Los saraguatos de manto son uno de los primates más grandes de México y Centroamérica; miden unos 25 centímetros en promedio. Cubiertos de un espeso pelaje negro, son conocidos por sus gritos graves y guturales. Se alimentan de frutas y hojas, que también son una de sus principales fuentes de agua. Los científicos sospechan que la sequía marchitó las hojas y menguó los arroyos, lo que dificultó la hidratación de los monos.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera vulnerable a esta especie, que se encuentra en territorios tan meridionales como Perú. Pero la subespecie mexicana está en peor estado y ha sido clasificada en peligro de extinción.

En México, el calor ha contribuido a desatar la sequía en gran parte del país y la capital se está quedando sin agua. Es muy probable que los cambios ambientales hayan sometido a más estrés a los pequeños mamíferos mexicanos. El estado de Tabasco alberga gran parte del ganado del país y es una de las regiones más deforestadas de México. Con la expansión de las tierras para ganado en la región, los bosques tropicales donde viven los monos se han reducido.

“En general, los monos aulladores son muy resistentes a estas condiciones y pueden sobrevivir durante largos periodos de tiempo”, afirma Liliana Cortés Ortiz, primatóloga de la Universidad de Míchigan y vicepresidenta del grupo de especialistas en primates de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

En semanas recientes se han difundido por las redes sociales algunos videos de grandes grupos de monos muertos en el suelo, o de residentes locales con los cuerpos inertes de crías de mono. “Por favor, esos que andan quemando, que dejen de quemar”, decía una persona en un video publicado en Facebook.

El lunes, las muertes provocaron la reacción del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien dijo a los periodistas que su gobierno estaba estudiando cómo ayudar. “Está muy fuerte el calor”, dijo. “Nunca había sentido tanto como ahora”, en visitas recientes a algunos estados, agregó.

No es la primera vez que esta especie de monos aulladores tiene problemas. En 2016, un año igualmente caluroso y seco, también se informó de una mortandad masiva de monos aulladores en Nicaragua. En ese momento, los científicos calcularon que al menos 280 animales habían muerto en tres meses, aunque no pudieron determinar la causa.

Ahora, los científicos de la región están formando un grupo de trabajo para elaborar protocolos que establezcan lo que la gente debe y no debe hacer si encuentra monos en peligro. También están tratando de conseguir financiación para investigar más a fondo las causas de las muertes.

Cortés Ortiz se mostró preocupada por lo que pueda estar ocurriendo con otras especies de las que la gente no se percata.

Aunque las especies han evolucionado para adaptarse a diferentes condiciones, ahora las cosas están cambiando “tan deprisa, que va a ser muy difícil para muchas especies adaptarse”, dijo Cortés Ortiz. “No hay tiempo suficiente”.

Por ahora, grupos académicos y organizaciones sin ánimo de lucro de México están cuidando de los monos que pueden encontrar. Más de una decena están en clínicas recibiendo hidratación y tratamiento. Algunos se están recuperando en la ciudad de Cunduácan, donde Pozo vio por primera vez a los animales caer de un árbol. Pero el miércoles, dijo, “lamentablemente, uno de ellos ha muerto”.


Manuela Andreoni
es periodista del Times que cubre el clima y el medioambiente y escribe el boletín Climate Forward. Más de Manuela Andreoni

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