Lluvia, humedad y 20°: cómo influye este clima otoñal en la evolución del dengue

Las lluvias del fin de semana y las de las últimas horas provocaron una caída de la temperatura, pero que no sería suficiente para que desaparezcan los mosquitos
Las lluvias del fin de semana y las de las últimas horas provocaron una caída de la temperatura, pero que no sería suficiente para que desaparezcan los mosquitos - Créditos: @Enrique García Medina

La baja de temperatura en la ciudad y en el resto del Área Metropolitana trajo algo de alivio en la batalla contra los mosquitos. Durante la mañana, y las últimas horas de ayer, reinó la sensación que los insectos habían tomado cierta tregua, pero las previsiones para los próximos días no parecen ser las óptimas para que se detenga la proliferación del Aedes aegypti, el vector transmisor del dengue.

El norte y centro del país están haciéndole frente a un brote sin precedente de la enfermedad: según el Ministerio de Salud de la Nación, en lo que va del 2024 ya afectó a 163.419 personas y provocó 129 fallecimientos. Respecto de la temporada anterior, los casos acumulados ya representan seis veces en el mismo período y diez veces más de lo que ocurrió en 2019 y 2020.

Las lluvias registradas el fin de semana y ayer estuvieron acompañadas por un descenso de temperatura, aunque en los próximos días los registros podrían volver a subir y provocar, junto a la presencia de humedad, el clima propicio para que la epidemia no se detenga.

“A partir de mañana se abre una ventana hasta el sábado o domingo con días de mucho sol y pocas nubes, con alguna neblina, y temperaturas mínimas de entre 15° y 20° y máximas de 24° a 25°. Son temperaturas que están 3° por encima de la media de abril, sobre todo la mínima, que va de los 14° a los 23°”, explicó Nacho Amorín, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional (SMN). La lluvia caída desde ayer ya acumula unos 40 milímetros en la ciudad; en abril el promedio es de 130mm.

¿Qué relación tiene la temperatura y las lluvias con el dengue? Los expertos aseguran que el Aedes aegypti suele morir luego de cuatro o cinco días de temperaturas inferiores a 15 grados, un escenario que no se daría en las próximas semanas.

“Hasta el martes próximo no habrá lluvias aunque sí después de la segunda mitad de la semana. No se vislumbra una entrada de aire frío y seguiremos con esta masa climática sin tener por delante una caída importante de temperatura”, amplió Amorín.

“La semana del 11 al 19 de abril las condiciones serán similares, con las mismas temperaturas y precipitaciones. Se alternan días de lluvia y calor, con humedad y no se ven cuatro o cinco días con temperatura máximas de 15 a 17″, prosiguió.

Ambiente cómodo

Para Alejandro Inti Bonomo, director de la carrera de Gestión Ambiental en la UADE, en estas condiciones de lluvia, temperatura y humedad “el mosquito se siente cómodo” por lo que no visualiza un escenario diferente en el corto plazo. “El estado de la epidemia depende del mosquito y de los casos; al estar atravesando un período elevado de casos, habrá más posibilidad de que se infecten los mosquitos adultos y transmitan la enfermedad”, explicó.

El Aedes aegypti, siguió Bonomo, “deja de poner huevos a partir de los 10 grados” y de esa forma se frenaría la reproducción. “Pero aunque no se llegue a ese número se vería un descenso de la actividad y del tiempo que tardaría en completar el ciclo de nacimiento si la temperatura baja un poco. Cuando haya un descenso marcado de temperatura, más allá del límite de los 10°, habrá un descenso en la actividad y la frecuencia con la que aparecen nuevos mosquitos”, contó el especialista.

Los expertos y las autoridades sanitarias insisten en la prevención personal y doméstica para evitar la acumulación de agua
Los expertos y las autoridades sanitarias insisten en la prevención personal y doméstica para evitar la acumulación de agua

Otro variable a favor del Aedes aegypti es que se trata de una especie que, al ser más urbana que otras, muchas veces no lo afecta la temperatura exterior ya que su sitio de confort y reproducción son sectores internos o bajo techo donde los registros pueden ser más altos. “Hay que entender que si bien el dengue es un ciclo que bajará en el invierno, hay muchas chances que no desaparezca por completo. Ya hay que trabajar en la prevención pensando en la temporada que viene y por eso se insiste en que nosotros tenemos las posibilidades de tratar la epidemia de una forma más activa si cumplimos con las normas prevención”, pidió Bonomo.

Por su parte, Laura Harburguer, investigadora del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa perteneciente al Ministerio de Defensa, explica que los mosquitos buscan sobrevivir y adaptarse al ambiente, por lo que no es lineal su comportamiento bajo determinadas variables climáticas. “Ellos buscan sobrevivir y adaptarse. No todos se van a morir porque haya cinco días de 15 grados, aunque el mayor porcentaje sí morirá. Es importante destacar esta salvedad porque su objetivo es sobrevivir y reproducirse”, cuenta.

El mosquito transmisor del dengue vive mejor en temperaturas cálidas; se necesitan cinco o seis días de marcas de 15 grados o menos para que  se reduzca su presencia
El mosquito transmisor del dengue vive mejor en temperaturas cálidas; se necesitan cinco o seis días de marcas de 15 grados o menos para que se reduzca su presencia

Sin embargo, la especialista consideró que a pesar de la ventana que se abriría mañana con un ascenso en la temperatura “no modificaría el curso de la pandemia” porque para que se alargue más allá de abril, como están considerando las autoridades sanitarias, “debería haber un período más largo con temperaturas elevadas” para que las larvas actuales “proliferen en adultos que pueden infectarse de dengue y contagiar”.

“Desde que el adulto pica a una persona enferma deben transcurrir entre cinco y 10 días para que transmita a otra persona. No ocurre que pica e inmediatamente se vuelve infectivo. Para hablar de una epidemia que se alargue se necesitan más días de temperaturas elevadas, condiciones ideales para que los adultos sigan picando”, contó Harburguer.

Con estas previsiones meteorológicas por delante resulta casi imposible pensar en un cambio drástico sobre la presencia de mosquitos en todo el AMBA, como tampoco ocurriría en el norte argentino donde también se esperan altas temperaturas y lluvias. En Formosa, por ejemplo, habrá temperaturas máximas superiores a los 30°. La mejor forma de cuidarse, coinciden los expertos y analistas, sigue siendo la prevención doméstica y el cuidado personal con el uso de repelentes.