‘Podría haber sido yo’: El drama de las 200 personas sin hogar que murieron en Miami este año
Los nombres y las edades se leyeron en voz alta, solemnemente uno por uno.
“Julio Martínez, de 64 años”.
“Kassandra Davis, de 34 años”.
“Katana Rodríguez-Garrick, de un año”.
Un silencio tan breve como opresivo rodeaba las decenas de personas que se reunieron en el local del Fondo Fiduciario para Desamparados del Condado Miami-Dade para recordar a las 197 personas sin techo que murieron en 2024, ocho más que en 2023. La edad de los fallecidos, todos en la calle, oscila entre uno y 83 años.
Para Pauline Clark-Trotman, miembro del Foro de Desamparados y Exdesamparados (Homeless and Formerly Homeless Forum), y una de las organizadores del evento, el acto de recordación es una de las principales actividades del año. Como enlace comunitario del Foro, que aconseja al fondo fiduciario sobre asuntos que enfrentan tanto los actuales desamparados como los que en algún momento de sus vidas vivieron sin casa, el evento tenía una carga personal para Clark-Trotman, al igual que para muchos de sus colegas.
“Habiendo sido desamparada”, dijo, “mi nombre podría haber estado en el cartel”.
Incluso una sola muerte, es demasiado, le dijo Clark-Trotman a la multitud, con la voz quebrada por la emoción.
El director del Homeless Trust, Ron Book estuvo de acuerdo. Para el próximo año, se comprometió diciendo, habrá menos muertes que conmemorar.
Problemas en el Condado Miami-Dade
La vigilia tuvo lugar en un momento difícil que atraviesa el condado para eliminar el número de desamparados. Una nueva ley de la Florida, la HB 1365, que se aprobó este año prohíbe pernoctar al aire libre. A partir de enero, los residentes podrán demandar a los gobiernos locales que no cumplan con la medida.
Diversas municipalidades de todo el estado luchan para sacar de las calles a las poblaciones de desamparados. No hacerlo, podría implicar costosas demandas. Los desamparados, mientras tanto, podrían ser arrestados.
“La HB 1365 nos tiene atrapados”, dijo Vicki Mallette, directora ejecutiva del fondo.
El condado encara serios problemas a medida que se acerca la llegada del nuevo año. La drástica reducción en camas de refugios que ha tenido Camillus House, uno de los refugios para desamparados más grandes de Miami-Dade, significa que el condado tiene que darse prisa para recuperar las existencias de camas.
A pesar de todo, Book se siente confiado de que el fin de desamparo en el Gran Miami está cerca de terminar. “No está lejos”, dijo. “Podemos verlo”.
Al hablar de la cantidad de proyectos de viviendas que estarán disponibles dentro de poco, Book justificó su optimismo en la última reunión del año de la junta, que se llevó a cabo poco antes de la vigilia.
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Iniciativas a favor de los desamparados
Un poco más al sur, en Cutler Bay, la agencia espera concluir los trámites del proyecto hotelero el 10 de enero, dijo Book. Los residentes comenzarán a mudarse casi de forma inmediata. Llamado Bahía Escondida, el complejo, que anteriormente se llamaba La Quinta, dará alojamiento a 130 personas mayores de bajos ingresos.
Estas iniciativas, conjuntamente con una serie de pequeñas viviendas, 45 camas en una iglesia en Riverside, y un complejo en overtown que puede acomodar a unas 20 mujeres y niños, buscan tener unas 1,000 camas disponibles en la red de refugios del condado para las decenas de personas que siguen durmiendo en las calles de Miami-Dade noche tras noche.
Estas son las personas que el Trust espera no tener que recordar por esta misma época el año que viene. Si hay que hacerlo, Anita Martin estará presente.
Ahora, luego de 15 años viviendo con estabilidad y sobria, Martin, de 60 años, recordó las dos décadas que pasó viviendo en las calles de Miami, luchando contra una adicción a la piedra (crack). Esa experiencia es la razón por la que asiste a este evento todos los años, para que aquellos que no tuvieron una mejor suerte no sean olvidados.
Mientras Martin contemplaba toda la ceremonia, decenas de palomas fueron liberadas. La mujer siguió con los ojos a las aves mientras sobrevolaban las copas de los árboles y se dirigían a la segunda calle, hasta que desaparecieron detrás de los rascacielos del downtown.
Cuando un guitarrista cerró el evento con su interpretación del clásico “Lean on Me”, Martin no pudo contener las lágrimas que le inundaban los ojos.
Entonces, volvió a repetir la frase del día: “Podría haber sido yo”.
Traducción de Jorge Posada
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