La nadadora palestina Tarazi quiere encarnar "una esperanza" con el deporte

La nadadora palestina Valerie Tarazi en París antes de su participación en los Juegos Olímpicos. (Thibaud MORITZ)
La nadadora palestina Valerie Tarazi en París antes de su participación en los Juegos Olímpicos. (Thibaud MORITZ)

Para la nadadora Valerie Tarazi, portar los colores palestinos en los Juegos Olímpicos de París, desde la bandera hasta la kufiya pintada en las uñas, es ante todo una "oportunidad" de encarnar la "esperanza" a través del deporte.

Abanderada de la pequeña delegación palestina de ocho atletas en la ceremonia inaugural, esta deportista forma parte de una familia cristiana de Gaza, pero nunca ha estado en este territorio, azotado por la guerra entre Israel y Hamás.

Tarazi, que debutará el viernes en las series de los 200 metros estilos de París, dice que tiene suerte de vivir en Estados Unidos, su país natal, donde entrena con el equipo de la Universidad de Auburn.

- Deportistas ausentes por el conflicto -

"Nado para una de las mejores escuelas" de Estados Unidos, mientras en los territorios palestinos "no tenemos instalaciones deportivas, ni siquiera tenemos una piscina olímpica", comparó la atleta en declaraciones a la AFP en París antes de la inauguración.

"Nosotros somos uno de los grupos de palestinos más afortunados del mundo, podemos practicar nuestro deporte y competir", reconoce Tarazi, ganadora de seis medallas en los Juegos Árabes de Argel el año pasado.

Además de esta nadadora de 24 años, en la delegación figuran otros representantes de la diáspora, así como atletas afincados en la Cisjordania ocupada.

En la lista faltan atletas que no pudieron salir de Gaza por el conflicto.

El jefe del Comité Olímpico Palestino, Jibril Rajoub, enumeró varios nombres: Tamer Qaoud, corredor de 1.500 metros, y el levantador de pesas Mohammad Hammadah, de quien dijo que había "perdido 20 kilos de peso a causa de la hambruna", además de deportistas fallecidos a causa de la guerra como la karateca Nagham Abou Samra.

- "Volver a casa" -

Invitada a participar en París por el COI, Tarazi ha perdido a cuatro miembros de su familia y a un amigo cercano, Ibrahim Qusaya, jugador de voleibol palestino, que murió en noviembre en el bombardeo de un campo de refugiados en Jabalia.

La guerra se desencadenó el 7 de octubre tras un ataque de comandos de Hamás en el sur de Israel que causó la muerte de 1.197 personas, la mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes.

La campaña posterior de represalia de Israel contra Gaza ha dejado al menos 39.480 muertos, de acuerdo con el Ministerio de Sanidad del territorio.

En París, Tarazi porta un colgante de plata en forma de llave, símbolo de las viviendas perdidas en 1948 durante la guerra árabe-israelí y el exilio que los palestinos denominan la "Nakba" ('Catástrofe').

A mediados de julio viajó a Cisjordania para la rueda de prensa de la delegación olímpica palestina. "Fue muy especial volver a casa", dijo sobre la visita.

- "Inspirar" -

Antes de los Juegos, los atletas palestinos se comunicaban entre sí "todo el tiempo", explica Tarazi. "Todos nos animamos, estemos donde estemos. Me comunico por FaceTime con todos".

La nadadora señala que su delegación no cuenta con fisioterapeutas o masajistas por la falta de financiación, aunque el comité palestino aclara que tienen a su disposición a un especialista en apoyo psicológico.

"Mi entrenador siempre me repite: 'No te dejes llevar por las emociones, mantente neutral y vuelve a la tierra" si hay demasiados nervios, relata.

Más allá de su marca, Tarazi "espera inspirar" y "animar a las generaciones más jóvenes a practicar deporte" en los territorios palestinos, donde más de un tercio de la población es menor de 15 años.

Tras los Juegos, la deportista ya se ha marcado un nuevo reto: escribir una tesis sobre la logística de la ayuda humanitaria.

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