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"República bananera": ¿Qué tienen que ver las bananas ( o Latinoamérica) con la inestabilidad política en Estados Unidos?

Las imágenes del asalto al Congreso de Estados Unidos por seguidores del presidente Donald Trump acapararon mi atención en jueves 7 de enero de 2021. Pero los comentarios que describieron la situación como un caos propio de una "república bananera" me inquietaron y me hicieron preguntarme: ¿Qué tienen que ver las bananas con una situación de caos e instabilidad política generada en uno de los principales centros de poder del planeta?

A man buys bananas from a pickup truck on a street in Tegucigalpa November 23, 2013. Honduras is heading for a close presidential vote on Sunday as the wife of an ousted leftist leader fends off a late surge from the ruling party heavyweight and both vow a crackdown on drug violence that has made the country the world's murder capital. The winner of Sunday's election will have to steady state finances, clean up a corrupt police force and fight drug gangs that have given the impoverished country the highest homicide rate in the world of more than 85 people per 100,000.    REUTERS/Jorge Cabrera (HONDURAS - Tags: ELECTIONS POLITICS SOCIETY)
¿Se ha convertido Washington en la capital de la nueva República de Anchuria? REUTERS/Jorge Cabrera

Mi mente se trasladó en un segundo a una canción popular durante mi niñez latinoamericana que decía: ¿Qué culpa tiene el tomate que está tranquilo en su mata?

Ya han pasado 116 años desde que William Sydney Porter usó por primera vez el término república bananera en el libro Coles y Reyes, que recopila una serie de relatos cortos sobre un país ficticio llamado República de Anchuria, y que relatan, de manera figurada, sus vivencias en Honduras a finales del siglo XIX.

En el cuento El Almirante, Porter usando el seudónimo de O. Henry, elaboró sobre las fricciones entre facciones políticas, los militares y la clase trabajadora en medio de una transición presidencial en Anchuria.

Uno de los párrafos dice: "En la constitución de esta pequeña república bananera marítima había una sección olvidada que preveía el mantenimiento de una armada. Esta disposición —junto a muchas otras más sabias— había permanecido inerte desde el establecimiento de la república".

Desde entonces, analistas y científicos sociales han usado esa denominación para describir a países inestables políticamente con economías monoproductoras.

Bernand Cassen, en Le Monde Diplomatique, explicó que durante el siglo XX, las oligarquías locales de varios países latinoamericanos se encontraban dominadas por la multinacional estadounidense United Fruit Company (rebautizada United Brands Company en 1970, y después Chiquita Brands International, en 1989) o por su competidora la Standard Fruit.

"Estas dos grandes productoras y exportadoras de plátanos estaban, a su vez, íntimamente vinculadas al Gobierno de Washington que constituía su brazo armado. A partir de la formulación, en 1823, de la doctrina Monroe, ya habían sido incontables, en América Latina, las intervenciones militares, eliminaciones de dirigentes progresistas y golpes de Estado organizados o sostenidos por Washington para preservar los privilegios de sus empresas".

El ex presidente George W. Bush echó mano del concepto al criticar a algunos de sus compañeros del Partido Republicano por aupar una insurrección en el Capitolio y dijo que los acontecimientos eran propios de una república bananera, aunque fueron protagonizados por estadounidenses en la capital de ese país.

El representante de la Cámara de Representantes por Wisconsin, Mike Gallagher, también apeló al término para condenar conductas que considera reprobables. "Lo que estamos viendo ahora es una porquería de República Bananera", infiriendo que ese caos no es propio de Estados Unidos sino de los vecinos del sur.

El historiador chileno Luis Ortega dijo, hace unos años, que le parece curioso que sea un término usado exclusivamente para referirse a Latinoamérica, aunque existen países con instituciones débiles y corruptas en otras regiones del planeta.

A mediados de año, la escritora Robin Wright analizó ampliamente el tema al preguntarse en un artículo en The New Yorker si Estados Unidos se estaba convirtiendo en una república bananera.

El primero en colocar el asunto sobre el tapete fue el mismo Trump durante la intensa campaña presidencial de 2016. "Esta elección determinará si seguimos siendo un país libre en el verdadero sentido de la palabra o si nos convertimos en una república bananera corrupta controlada por grandes donantes y gobiernos extranjeros", dijo en un mitin en el estado de Florida.

Robby Mook, directora de campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton, repelió el ataque luego del segundo debate presidencial y expresó: "Donald Trump piensa que la Presidencia es como una dictadura de una república bananera en la que puedes encerrar a tus oponentes políticos".

El debate sobre el deterioro institucional estadounidense continuó durante los 4 años del gobierno de Trump pero se intensificó de manera especial con la ola de protestas que generó el asesinato de George Floyd, en un evidente caso de exceso de fuerza policial.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que en ese momento la política más poderosa del país después del presidente y el vicepresidente, se preguntó si se encontraban en una república bananera luego de la experiencia que vivió su hija cineasta y periodista, cuando hombres armados usaron sustancias químicas para apartar a manifestantes que esperaban a Trump fuera de una iglesia.

En ese momento, el historiador de la Universidad de Yale, David Blight, dijo que las protestas de "Black lives matters" eran más que simples disturbios. "Tenemos que encontrar alguna manera de encauzar esto en la política electoral, que termina dentro de cinco meses, o ¿a dónde llegará esto? ¿Qué nos quedará?".

El académico comparó la profunda disfunción política en Washington en 2020 a la era de 1850, cuando las instituciones estadounidenses se desgarraron y llevaron al país al colapso.

En junio, Blight dijo que Estados Unidos estaba a punto que convertirse en una república bananera pero que todavía no había descendido a ese nivel.

La negativa de Trump a aceptar los resultados de las reñidas elecciones presidenciales de noviembre, que favorecieron al demócrata Joe Biden, ha empeorado la situación a niveles que no conocían en su historia democrática.

¿Pero por qué insisten los políticos y académicos estadounidenses en comparar su caos con las debilidades latinoamericanas del siglo XIX y XX?

¿Qué culpa tiene el tomate o las bananas de los desvaríos de Trump y sus seguidores?

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