Reforestación en bahía de Río de Janeiro muestra poder de los manglares contra desastres climáticos

Una espátula rosada sobrevuela un manglar recuperado de la deforestación en el área de protección ambiental de Guapimirim, en la Bahía de Guanabara, estado de Río de Janeiro, Brasil, miércoles 22 de mayo de 2024. (AP Foto/Bruna Prado)

RÍO DE JANEIRO (AP) — En la parte trasera de la contaminada bahía de Guanabara, en Río de Janeiro, miles de mangles se elevan hasta 4 metros de altura en una zona anteriormente deforestada.

Los 30.000 arbustos, plantados por la organización sin ánimo de lucro Instituto Mar Urbano a lo largo de cuatro años en la zona de protección ambiental de Guapimirim, son un ejemplo para las ciudades que buscan medios naturales para mejorar su resistencia al cambio climático.

Estos ecosistemas son vitales para la protección contra las inundaciones, cada vez más frecuentes en todo el mundo. El estado de Rio Grande do Sul, en el sur de Brasil, sigue sufriendo las secuelas de las devastadoras inundaciones de principios de mes, que causaron estragos y cobraron vidas humanas, y cuyas aguas aún están lejos de bajar a niveles normales.

Los manglares frenan el avance del agua del mar hacia los cauces de los ríos durante las mareas de tempestad al absorberla, y protegen la tierra al estabilizar el suelo que, de otro modo, podría ser arrastrado. También actúan como sumidero de carbono. La reforestación de la bahía de Río mejoró la limpieza del agua, que es un sitio de reproducción de especies marinas. Los cangrejos han vuelto, proporcionando ingresos extra a los recolectores locales que ayudaron a plantar los árboles.

“Plantar un árbol en este manglar es un acto de recuperación medioambiental y también un acto en la lucha contra el cambio climático”, dijo el jueves a The Associated Press Ricardo Gomes, director de la organización sin ánimo de lucro. “Hoy podemos estar tristes, por todo lo que se ha perdido (en el sur de Brasil), todo lo que fue destruido. Pero nunca tuvimos tanto conocimiento, tanta tecnología y recursos para recuperar nuestro medio ambiente”.

La falta de manglares no fue la causa de las inundaciones en Porto Alegre, la capital de Rio Grande do Sul, situada junto a una laguna. Las inundaciones se debieron en gran parte al agua que bajó por los ríos hasta la zona.

El mapa de riesgo costero creado por Climate Central, un grupo de investigación científica sin ánimo de lucro, prevé que las zonas situadas al oeste y al norte de Porto Alegre quedarán bajo el agua en 2100. En Río, muestra que dos grandes zonas en la parte trasera de su bahía —una de las cuales incluye el área protegida de Guapirimim— estarán bajo el agua en 2050. Esto subraya la necesidad de actuar para mitigar la invasión del agua marina.

La vegetación natural como la de Guapimirim “es como una verdadera esponja”, que evita o mitiga las inundaciones reduciendo la energía de las aguas, afirmó Mauricio Barbosa Muniz, gestor de una reserva del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad de la agencia federal brasileña. La vegetación de la región protege a un millón de habitantes de la ciudad de Sao Gonçalo, en la región metropolitana de Río, entre otras.

“En lugares que fueron ocupados irregularmente, como las ciudades, es posible restaurar esas áreas y hacer asentamientos humanos resilientes y preparados para los efectos del cambio climático”, indicó Muniz.

___ Savarese informó desde Sao Paulo.