Oriente Medio puede quedarse sin agua pronto y es un aviso para el resto del mundo
Tradicionalmente, han sido tres las fuentes de acceso al agua que han tenido los países de Oriente Medio: la lluvia, los ríos y los pozos que servían para extraer el preciado líquido almacenado bajo tierra. Esta región del planeta, situada a caballo entre Asia y África y caracterizada por su aridez, sufre de manera notable los estragos del cambio climático.
Y con los ríos secándose por las sequías y las altas temperaturas y con las precipitaciones escaseando cada año más, es el agua dulce bajo tierra la que aparece como tabla de salvación. ¿El problema? Nadie sabe cuánta queda y cuándo se puede acabar.
De acuerdo a la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental, esta agua, a la que se accede a través de los pozos, es la principal fuente de agua dulce para al menos 10 naciones árabes. Una dependencia que en los últimos años ha aumentado debido al progresivo empeoramiento que han sufrido las otras alternativas.
Durante miles de años, el agua subterránea se ha ido acumulando, pero gran parte de ella es muy difícil de reponer. Se trata, al igual que el petróleo, de un recurso de un solo uso. Al encontrarse a grandes profundidades, no es renovable, por lo que una vez que se explotan estos acuíferos, desaparecen.
Hay otras fuentes de agua subterránea que sí que se renuevan regularmente, gracias, principalmente, a la lluvia. Pero es fundamental guardar un equilibrio, es decir, no puede salir más agua de la que entra para que puedan ser sostenibles a largo plazo. Y esta circunstancia es un grave problema.
La población de la región, que sigue creciendo, cada vez tiene mayores necesidades hídricas y al ir agotándose las otras fuentes de agua, recurren más a estos pozos, por lo que el futuro se presenta complicado, suponiendo todo un desafío para todos estos países. Y de paso lanzando un aviso al resto del mundo del riesgo de quedarse sin agua. Una situación a la que pueden tener que enfrentarse muchas otras naciones en las próximas décadas.
No se sabe la fecha de caducidad exacta
Medir el agua subterránea que hay disponible sería fundamental para Oriente Medio, pero es una tarea casi imposible. Por ejemplo, Yemen lleva casi una década de guerra civil, por lo que no hay manera de conocer sus suministros. Arabia Saudí, por su parte, detuvo en 2018 su programa agrícola basada en el riego con aguas subterráneas de los cultivos de trigo, tal y como revela DW.
Aunque hay algunos países de la región que tienen regulaciones sobre el uso del agua, lo cierto es que no es algo que esté extendido a todos, por lo que no se pueden sacar conclusiones.
Las imágenes satelitales parecen mostrar que el agua subterránea de Oriente Medio se ha agotado significativamente durante la última década. Mientras que Naciones Unidas señala que hay acuíferos locales que se están vaciando más rápido de lo que pueden reponerse. Y hasta aquí, las certezas.
El resto son, de momento, hipótesis. Porque ni sabemos el agua que queda ni cuándo se va a acabar. Lo único que está claro es que si los países siguen gastando este líquido a estos niveles, terminará ocurriendo. La cuenta atrás ya está en marcha.
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