Medios ultraderechistas están en jaque por una cuenta de Twitter cuya influencia les deja sin anunciantes
El boicot online a diferentes empresas, instituciones, gobiernos o personas lleva varios años abriéndose paso en la vorágine de las redes sociales y hay una cuenta de Twitter que está generando mucha atención dentro del llamado activismo digital. Sleeping Giants nació cuando Donald Trump llegó al poder y su misión es la de presionar a los anunciantes para que dejen de publicitar sus productos en sitios o canales de televisión afines a la extrema derecha. Algunos denuncian que en su cruzada contra el populismo ultraconservador se producen daños colaterales a medios de corte conservador moderado, mientras que otros admiran su capacidad de persuasión para poner a la derecha más extremista contra las cuerdas por la falta de recursos publicitarios.
Su modus operandi se lleva a cabo, además de a través de Twitter, por medio de una cuenta de Facebook desde donde aúnan una serie de perfiles regionales que se extienden por 15 países. Entre ellos se encuentran España, Italia, Francia o, más recientemente, Brasil, donde Sleeping Giants ha declarado la guerra al Gobierno de Jair Bolsonaro.
La cúspide de esta pirámide de activismo digital, sustentada por miles de usuarios voluntarios que ejercen una presión efectiva, está ocupada por el publicista, Matt Rivitz, quien en 2018 fue señalado como el cabecilla de Sleeping Giants por la web de noticias, The Daily Caller - definida a sí misma como “la respuesta conservadora a The Huffington Post”. Su estrategia de boicot funcionó y la primera de sus víctimas fue el portal ultraconservador, Breitbart News - definida por sus fundadores como “El The Huffington Post de la derecha”. En un solo año (de 2016 a 2017), cerca de un millar de empresas sucumbieron a la coacción de Sleeping Giants - cuya estrategia consiste en amenazar a base de retweets teledirigidos a las compañías con acumular un enorme número de personas que dejarían de comprar sus productos o usar sus servicios. Algunas de las que dejaron de anunciarse en el portal fueron Kellogg’s, Visa o BMW. Pocos meses después ya eran 4 mil las que dejaron de anunciarse.
En tiempos de coronavirus, Sleeping Giants se está enfocando en la actualidad en cortar los ingresos de aquellos portales que ya no sólo propagan mensajes misóginos o xenófobos, sino que extienden las teorías conspiradoras que avalan personajes como Trump o Bolsonaro. Precisamente, la actividad de este colectivo de activismo digital ha llegado a Brasil para declararle la guerra a los medios afines al presidente y a la publicidad programática que extiende. Según publicó ICON, el área de influencia en el país sudamericano pasó de la creación del perfil por parte de un estudiante, al beneplácito de Rivitz dos días después y la posterior avalancha de interés que incrementó el número de seguidores de la cuenta. Ellos son los que se dedican a contactar con aquellas compañías que se están anunciando en el Jornal da Cidade, el medio ultraconservador afín a Bolsonaro.
Olá @CopasaMG, tudo bem? Uma companhia de saneamento básico que presta serviços públicos não deveria veicular seus anúncios em sites disseminadores de Fake News e discursos de ódio. Pfv BLOQUEIEM ✊🏽 #SleepingGiantsBrasil pic.twitter.com/RS6jBLWj3p
— Sleeping Giants Brasil (@slpng_giants_pt) June 16, 2020
Desde su cuenta de Twitter, la cual es seguida por alrededor de 370 mil usuarios, Sleeping Giants, exponen en público a empresas que se anuncian en éste y otros medios. Publican tuits en los que les incluyen con tags del tipo: “Hola @CopasaMG, ¿todo bien? Una compañía de saneamiento básico que presta servicios públicos no debería vincular sus anuncios en sitios que propagan fake news y discursos de odio”. Y así, cientos de usuarios retuitean y miles le dan al corazoncito, generando una alarma en la empresa anunciante que en muchas ocasiones se rinde ante las presiones.
Compañías como Mercedes Benz, Nissan, McDonalds o Philips, han retirado su publicidad de Jornal da Cidade. Existen muchas cuentas que tratan de boicotear a los medios ultraderechistas, pero ninguna está logrando su objetivo de una manera tan clara.