Los tres asesinatos en Ecuador que muestran lo necesario que era el referendo de Noboa

Desde 2020, Ecuador vive una oleada de violencia sin precedentes que ha hecho que se convierta en el país latinoamericano con la tasa de homicidios más elevada. Concretamente, en 2023 registró 44,5 personas por cada 100.000 habitantes, muy por encima de Honduras (31,1) o Venezuela (26,8), sus más inmediatos perseguidores.

Las bandas criminales controlan a su antojo unas cárceles que han multiplicado por cuatro el número de reclusos en apenas una década. De los 11.000 que había se ha pasado a 40.000, con las fugas y motines formando parte de la realidad habitual de la nación. El Gobierno impuso el estado de excepción, que acabó el 8 de abril, y un toque de queda para intentar mantener el control del país, pero Ecuador se sigue desangrando con la violencia.

Con este panorama tan sombrío, este 21 de abril los ecuatorianos han acudido a las urnas para pronunciarse sobre 11 preguntas. El referendo, impulsado por el presidente Daniel Noboa, buscaba fortalecer la mano dura del Gobierno en su lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. Y la jornada, además de por los votos, también ha estado marcada por la sangre.

Seis de las cuestiones del plebiscito iban destinadas a reformas legales (consulta popular) y las cinco restantes a enmiendas constitucionales (referendo). Y los resultados refuerzan a Noboa, aunque con algún pero. En total, nueve síes (seis de seis en la consulta popular y tres de cinco en las del referendo).

El objetivo principal del Ejecutivo se ha conseguido, ya que todas las preguntas relativas a la seguridad han pasado el corte holgadamente, según los primeros resultados. Es el caso del "apoyo complementario" de las Fuerzas Armadas a la Policía Nacional o la participación de los militares en los controles para acceder a las cárceles.

También, la extradición de ecuatorianos, algo prohibido por la Constitución y que ya fue rechazado en referendo en febrero de 2023, tras el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio. En esta ocasión, los ecuatorianos sí que le han dado un amplio respaldo.

Solo son dos las cuestiones en las que ha triunfado el no. Por un lado, establecer el contrato de trabajo por horas. Por el otro, reconocer el arbitraje internacional para resolver controversias. Precisamente, la oposición había centrado en estas dos cuestiones su rechazo, por lo que los resultados han dejado satisfechos a todos.

A Noboa porque refuerza su mandato y le prepara de cara a las elecciones que habrá en 2025. Si la situación mejora, puede tener opciones de reelección, especialmente porque puede transmitirle a la población que está haciendo todo lo posible por reducir esta ola de violencia. Por su parte, los opositores celebran que en aquellas cuestiones en las que se oponían, el pueblo les ha dado la razón, lo que también puede fortalecer su candidatura de cara a los comicios.

Ecuador tiene "más herramientas para luchar contra la delincuencia", ha manifestado Noboa. Y ciertamente van a hacer falta todas ellas porque, una vez más, la violencia ha sido la gran protagonista de la jornada.

El director de una cárcel en la costera provincia de Manabí, Damián Parrales, ha sido asesinado a tiros. Este hombre había asumido el cargo solo cinco días antes y presuntos sicarios le han matado cuando estaba almorzando en una cevichería. Cabe recordar que ya son más de 460 las personas que han sido asesinadas en prisiones del país desde 2021.

Su muerte, desde luego, no es un hecho aislado, ya que es el tercer homicidio en apenas cinco días de una autoridad. El 19 de abril se produjo el asesinato del alcalde de Portovelo, Jorge Maldonado, cuando varios sicarios acabaron a tiros con su vida.

Apenas 48 horas antes, otro regidor, en este caso, José Sánchez, alcalde del cantón Camilo Ponce Enríquez, también había sido asesinado. Los dos alcaldes tenían en común que en sus territorios hay presencia de actividades de minería ilegal y se encuentran en la ruta del narcotráfico hacia la costa.

Tres asesinatos que reflejan claramente cuál es la situación del país a día de hoy, con los grupos criminales imponiendo su ley con la violencia y la sangre. Está por ver si estas medidas aprobadas en las urnas surten efecto, pero ciertamente, Ecuador necesita un cambio de rumbo urgente en el que los homicidios no sean la rutina del día a día.

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