Kamala Harris aceptó la nominación con un fuerte llamado a la unidad: “Nuestra nación tiene la oportunidad de dejar atrás las batallas del pasado”
CHICAGO.- Kamala Harris aceptó este jueves la candidatura presidencial del Partido Demócrata ante una convención partidaria extasiada con su nominación y marcó el tono para su contienda con Donald Trump por la Casa Blanca –una pelea que se definirá voto a voto el 5 de noviembre– al proponer “dejar atrás la amargura, el cinismo y las batallas” del pasado para trazar “un nuevo camino” en un enérgico discurso que coronó un ascenso político nunca visto en la historia de Estados Unidos.
Harris pisó el escenario y fue recibida por un océano de cárteles azules con su nombre y una ovación ensordecedora que parecía no tener final hasta que ella le puso punto final con su primer llamado a la acción de la noche: “Está bien –dijo, haciendo un gesto con sus manos para que la gente se sentara–, pongamos manos a la obra”.
En un mensaje que se estiró por 40 minutos, Harris enquisto su historia personal en la historia de Estados Unidos –una hija de inmigrantes que puede llegar a lo más alto del poder–, y convocó a los “herederos de la democracia más grande de la historia” a estar a la altura del momento, pelear por los ideales del país y continuar con la tarea de construir una nación más perfecta iniciada por las generaciones anteriores. La elección, dijo, era la más importante de sus vidas, y una de las más importantes en la vida del país.
“Con estas elecciones, nuestra nación tiene una oportunidad preciosa y fugaz de dejar atrás la amargura, el cinismo y las batallas divisorias del pasado. Una oportunidad de trazar un nuevo camino hacia adelante. No como miembros de un partido o facción, sino como norteamericanos”, afirmó.
El discurso que Harris, el más importante de su carrera política, entrelazó su historia –que incluyó un largo y profundo tributo a su madre, una científica india que se mudó al país para trabajar en la cura del cáncer – con sus primeros pasos como fiscal, su camino hacia la nominación presidencial y su visión para el país. Harris buscó capitalizar una oportunidad única para copar el espacio estelar del prime time televisivo y llegar a millones de norteamericanos en sus hogares con su mensaje y su visión para el país, y marcar un contraste con Trump cuando faltan apenas 74 días para las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre.
Ante un país profundamente dividido que avanza hacia una campaña de demolición, Harris ensayó un llamado a la unidad para ampliar su coalición de votantes con la promesa de ser un presidente “para todos”.
“Sé que esta noche hay personas de diversas opiniones políticas que nos están viendo. Y quiero que sepan: prometo ser una presidenta para todos los estadounidenses”, les dijo, en un llamado a la unidad tradicional durante las campañas presidenciales.
“Seré una presidenta que nos una en torno a nuestras más altas aspiraciones. Una presidenta que lidere y escuche. Que sea realista. Práctico. Y tenga sentido común. Y que siempre luche por el pueblo estadounidense. Desde los tribunales hasta la Casa Blanca, ese ha sido el trabajo de mi vida”, afirmó.
Un giro histórico
La nominación de Harris puso punto final a un giro político inédito en la historia política de Estados Unidos que comenzó, hace apenas dos meses, con el debate entre el presidente, Joe Biden, y Trump, otra vez candidato presidencial de los republicanos. Tras su desastroso desempeño, Biden perdió la confianza del partido para ser su abanderado, y jamás logró recuperarla. Sin apoyo interno, Biden decidió dar un paso al costado y respaldar a Harris, que rápidamente logró arriar a los demócratas detrás de su candidatura. Harris se convirtió en la primera mujer afroamericana –su padre es jamaiquino, y su madre, india– en acceder a la candidatura presidencial, sin haber ganado una sola primaria.
De entrada, Harris le agradeció el respaldo a Biden, y reconoció su atípica nominación.
“Estados Unidos, el camino que me ha traído hasta aquí en las últimas semanas ha sido sin duda inesperado, pero no soy ajena a los viajes improbables”, reconoció Harris.
El piso de la arena se pintó de blanco para el discurso de Harris porque miles de mujeres vistieron ese color, un símbolo del movimiento feminista para acceder al derecho al voto que abrió el camino a la participación de las mujeres en la política.
Kamala Harris llegó al cierre de la convención con la misión de darle sustento a toda la energía y el entusiasmo que se palpó en Chicago durante los últimos días, y de evitar que termine por convertirse en una burbuja que explota antes de la elección presidencial del 5 de noviembre. Durante los últimos cuatro días, los demócratas no ocultaron su algarabía por el histórico giro político que provocó la salida de Biden de la carrera presidencial, y ahora miran a los próximos comicios con una dosis renovada de esperanza. Harris también se enfrentaba al desafío de brindar detalles sobre las políticas que planea implementar si llega a la Casa Blanca, una pata todavía desdibujada de su campaña.
Las últimas encuestas parecen darle la razón al entusiasmo del oficialismo: la popularidad de Harris dio un salto desde que se convirtió en la nueva abanderada de los demócratas. Gallup le dio un respaldo del 47% entre los norteamericanos en su último sondeo, el nivel más alto desde que juró como vicepresidente en enero de 2021. Y entre los demócratas registró un apoyo casi unánime: un 93% tiene una opinión favorable.
Nancy Pelosi, una de las figuras de la convención luego de haber sido señalada como la principal artífice de la brutal campaña de presión sobre Biden que terminó con su salida, dijo en un encuentro con la prensa extranjera que, quizá, Biden podría haber llegado a ganar. Pero la campaña de Harris ya es “más exitosa”, indicó.
“El presidente podría haber sido capaz de ganar. Creo que la exuberancia, el entusiasmo, el voluntariado, los pequeños donantes de este nuevo enfoque, de esta nueva campaña, harán que sea una campaña más exitosa”, dijo Pelosi ante una pregunta de LA NACION. “No necesariamente con un candidato mejor que el clima, sino una campaña más sobre el futuro y que atraiga a muchos más voluntarios y votantes”, afirmó la presidenta emérita de la Cámara de Representantes, máxima operadora demócrata.
La última jornada quedó despejada de oradores de alto perfil, que quedaron concentrados en los tres días previos, para allanarle el escenario a Harris. Un rumor, sin embargo, arreció en la arena y se llevó toda la atención en las horas previas al discurso: Beyoncé, que le cedió su canción “Freedom” a la campaña demócrata, preparaba una aparición sorpresa para apuntalar a Harris. Pero nunca ocurrió. El acto musical de la noche corrió por cuenta de Pink, que sumó una dosis de glamour al cierre de una fiesta que dejó a los esperanzas con el pecho inflado, y la tarea de ir, otra vez, por la historia.
Luchar por la libertad
Harris dedicó un largo trecho de su mensaje a su historia personal, pero ofreció pocos detalles o propuestas nuevas. De hecho, varias de las políticas que prometió implementar de ser electa son, en realidad, medidas que los demócratas intentaron sacar durante el gobierno de Biden, y no pudieron: un acuerdo para reforzar la seguridad en la frontera, una ley para “restaurar la libertad reproductiva”, y otra para blindar el derecho al voto. Y prometió crear una “economía de oportunidades”.
La defensa de la libertad volvió a aparecer como uno de los ejes de su campaña.
“En estas elecciones, están en juego muchas otras libertades fundamentales: la libertad de vivir a salvo de la violencia armada en nuestras escuelas, comunidades y lugares de culto; la libertad de amar a quien amas abiertamente y con orgullo; la libertad de respirar aire limpio, beber agua limpia y vivir libre de la contaminación que alimenta la crisis climática; y la libertad que abre el camino a todas las demás: la libertad de votar”, dijo.
Uno de los tramos más aplaudidos fue el de la guerra en la Franja de Gaza, casi un tema tabú en la convención. Harris volvió a reafirmar el compromiso de Estados Unidos con la defensa de Israel y condenó en duros términos el ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre último. Pero también dijo que lo que está ocurriendo en Gaza es “devastador”.
“El presidente Biden y yo estamos trabajando para poner fin a esta guerra de modo que Israel esté seguro, los rehenes sean liberados, el sufrimiento en Gaza termine y el pueblo palestino pueda hacer realidad su derecho a la dignidad, la seguridad, la libertad y la autodeterminación”, afirmó.
Además, Harris dedicó espacio para atacar a Donald Trump, a quien acusó de querer “hacer retroceder” al país.
El expresidente, “de muchas maneras, no es un hombre serio”, lanzó, al añadir que “las consecuencias (...) de poner a Donald Trump de vuelta en la Casa Blanca son extremamente serias”.
Al cierre de su discurso volvió a apelar a la filosofía obamista de apelar al espíritu de superación de Estados Unidos, mirar hacia el futuro, y creer que todo es posible.
“Compatriotas estadounidenses, amo a nuestro país con todo mi corazón. Adondequiera que voy, en cada persona que conozco, veo una nación lista para avanzar. Lista para el siguiente paso en el increíble viaje que es Estados Unidos”, dijo la nueva candidata de los demócratas.
“Veo un Estados Unidos en el que nos aferramos a la creencia valiente que construyó nuestra nación. Que inspiró al mundo. Que aquí, en este país, todo es posible. Nada está fuera de nuestro alcance”, remarcó. Un testimonio de su propia historia, que ahora intentará llevar hasta la Casa Blanca.