Las habitaciones calientes muestran el gran fracaso de Reino Unido con su sociedad
Reino Unido es uno de los países de Europa más afectados por la subida del coste de la vida que se está produciendo a nivel global desde hace unos meses. La inflación en suelo británico se situó en marzo de 2023 en el 10,1%, con los elevados precios de la energía en el centro del debate. Una situación extrema que provocó, ya en el otoño de 2022, una iniciativa llamada habitaciones calientes.
Tal y como su nombre indica, consiste en proporcionar a las personas en situación de pobreza energética espacios en los que poder calentarse y recibir algo de comida y una taza de té. Se estima que en Reino Unido una de cada cuatro personas (el 23%) no son capaces de mantenerse calientes en sus salas de estar porque no pueden hacer frente a los crecientes gastos energéticos.
De esta manera, por el temor a lo que podía deparar el invierno, numerosas organizaciones benéficas, bibliotecas y grupos religiosos ofrecieron lugares en los que estos habitantes con dificultades económicas pudiesen refugiarse. Una gran oportunidad para escapar de los hogares helados y la pobreza energética.
Todo un ejemplo de generosidad que demostraba que la sociedad era capaz de unirse en las peores situaciones para salir adelante todos juntos. Pero también reflejaba que el Estado no estaba siendo capaz de proteger a los más necesitados.
Pasó el invierno, que finalmente no fue tan duro en cuanto a condiciones climáticas como se esperaba, y con la llegada de la primavera ha llegado el momento de hacer balance del servicio que han prestado estas habitaciones calientes. Y lo cierto es que han sido un rotundo éxito.
Una encuesta realizada por Warm Welcome, una red de más de 4.200 espacios en todo el país, señala que más de medio millón de personas visitaron estos espacios, encontrando un lugar en el que poder ahorrar dinero en calefacción y comida y poder disfrutar de Internet y actividades para los niños.
Aunque estos datos ya de por sí son espectaculares y muestran la fortaleza de estos lugares, que sin duda han actuado como escudos sociales, posiblemente no representen la realidad completa. El sondeo solo recoge el número de habitaciones calientes de esta organización, pero se cree que hay aproximadamente 13.000 en todo el país. De esta manera, la cifra real de personas que se han beneficiado de estos espacios se sitúa más bien en los 2,5 millones.
Por qué no es tan buena noticia
Que tanta gente haya podido disfrutar de estas habitaciones calientes es una buena noticia, ya que ha aliviado su situación, pero refleja perfectamente el fracaso del país. Principalmente, porque lo que se muestra es que muchísimas personas no están pudiendo vivir de una manera confortable en el país y tienen serias dificultades para luchar contra la factura energética.
Las desigualdades siguen creciendo y con la inflación por las nubes, los más vulnerables corren el riesgo de quedar atrás. Y lógicamente, la obligación de cualquier Estado es que todos sus habitantes puedan disponer de las condiciones básicas para vivir.
Pero además, este proyecto de las habitaciones calientes también ha puesto de relieve un problema que no se estaba teniendo en cuenta cuando empezó la iniciativa: la soledad. Y es que muchos de los que accedieron a alguno de estos espacios lo hicieron como un escape de sus viviendas vacías.
A medida que las sociedades se van haciendo más individualistas, más personas carecen de contacto social, lo que tiene importantes implicaciones en su salud mental. Así, estos espacios han servido para brindar un sentido de comunidad y proporcionar entornos acogedores para todos.
Algunas de las habitaciones calientes más exitosas han ofrecido actividades como cantar, ejercicio o dardos, así como servicios básicos como alimentación, lavandería, peluquería, guarderías o asesoramiento. Siempre gratis o a un precio muy reducido y accesible a todo el mundo.
A lo largo de los años, las políticas de austeridad y los recortes han obligado a cerrar numerosos centros comunales, fomentando esta sensación de soledad que sufre una parte de la sociedad, principalmente las personas mayores. Un nuevo fracaso de la nación, que este proyecto se ha encargado de visibilizar.
Por tanto, Reino Unido tiene muchas tareas por delante para construir una sociedad del bienestar completa. Varias capas de su sociedad están sufriendo y es el Gobierno el que debe dar respuesta a esta situación. Y así impedir que se sigan degradando tanto las condiciones de sus habitantes.
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