La extrema derecha austríaca gana las elecciones por primera vez en una victoria histórica
VIENA.- La extrema derecha de Austria se encamina a ser la formación más votada en las elecciones legislativas de este domingo, según las primeras proyecciones, lo que constituiría una victoria histórica, pero que no le garantiza llegar al poder.
El Partido de la Libertad (FPÖ), euroescéptico y aliado de la Rusia de Vladimir Putin, bajo el liderazgo de Herbert Kickl, obtuvo el 28,8% de los votos, lo que supone cerca de 13 puntos porcentuales más que en las elecciones de 2019, según el escrutinio de casi todos los votos.
Los conservadores de la actual formación gobernante, el Partido Popular de Austria (ÖVP), liderados por el canciller Karl Nehammer, quedaron segundos, con 26,3% de los votos. Los socialdemócratas, de centroizquierda, quedaron con el 21% en tercer lugar.
El ganador no alcanza la mayoría absoluta, pero reclamará el derecho a liderar un gobierno de coalición.
Aun así, Kickl está lejos de tener garantizado el puesto de jefe del gobierno y puede incluso quedarse fuera de un gabinete de coalición, ya que ningún partido quiere asociarse con su formación. Se trata de una figura polarizadora a cuyas órdenes se han negado otros líderes de partido. Hasta ahora no ha dado ninguna indicación de que podría echarse a un lado para garantizar que su partido lidere el gobierno.
Al confirmarse la amplia victoria del FPÖ, los conservadores no aceptarán ser el socio minoritario, según pronostican los expertos.
Esta victoria del FPÖ convierte a Austria en el último país de la Unión Europea en registrar un creciente apoyo de la extrema derecha, tras los avances registrados en países como Holanda, Francia y Alemania.
En su primer discurso tras conocerse las proyecciones, Kickl afirmó tras este mensaje “tan claro” del electorado, tenderá la mano a todos los partidos del Parlamento. El país debe “volver a conectar con las necesidades de la población”, afirmó Kickl.
“Nuestra mano está tendida en todas las direcciones”, declaró.
“Gracias, gracias a todos los electores: hoy los austriacos han hecho historia”, fue el primer comentario inmediato del vocero del partido, Michael Schnedlitz, después de los primeros datos que muestran un gran avance de su partido. ”La población estaba claramente a favor del cambio”, añadió.
En un contexto de auge de los partidos de extrema derecha en Europa, esta formación fundada por antiguos nazis registra mejores resultados de lo que pronosticaban los sondeos.
Tras cinco años de una alianza inédita de conservadores y ecologistas en el poder, el avance de la ultraderecha supone un sismo en Austria, donde el FPÖ integró el gobierno previamente, pero nunca encabezó una votación nacional.
Nehammer, que en las últimas semanas logró recortar distancias con el FPÖ, reconoció este domingo en la sede de su partido la decepción de sus militantes.
”No hemos conseguido recuperar terreno”, admitió Nehammer, que prometió “seguir luchando por los intereses del pueblo”.
Creciente popularidad
Desde 2021, cuando Kickl asumió el control de esta formación marcada por los escándalos de corrupción, la popularidad del FPÖ creció gracias a la indignación de los votantes por temas como la inmigración, la inflación y las restricciones por el covid-19, como ocurrió con otros partidos de extrema derecha en Europa.
Este exministro del Interior, de 55 años, hizo campaña en estas elecciones, en las que más de 6,3 millones de personas estaban llamadas a votar de los 9 millones de habitantes del país, con consignas como “Atrévete a probar algo nuevo”.
El FPÖ integró el Ejecutivo por primera vez en 2000, lo que desató protestas en el país y sanciones de la Unión Europea (UE).
En la campaña Kickl fustigó las sanciones de la UE contra Rusia, atacó al gobierno saliente y reivindicó el concepto de la “remigración”, que implica despojar de la nacionalidad a personas de origen extranjero que considere que no se hayan integrado.
Posibles alianzas
Por su parte, el conservador Nehammer, de 51 años, jugó la baza de un partido “en el centro” del espectro político, a pesar de su tajante postura sobre la inmigración.
El canciller reiteró su negativa a trabajar con Kickl, quien se autodenomina el futuro “Volkskanzler”, el canciller del pueblo, un término utilizado con Adolf Hitler en los años 1930.
“Hay mucho en juego”, insistió el dirigente saliente tras depositar su voto el domingo, refiriéndose a unas elecciones decisivas para el futuro de Europa y la guerra en Ucrania.
Pese a que la popularidad de los conservadores cayó más de 10 puntos respecto al 2019, el ÖVP, en el poder desde 1987, debería -salvo sorpresas- conservar la cancillería, aunque las negociaciones para encontrar socios serán largas.
Si se confirma la amplia victoria del FPÖ, los conservadores no aceptarán ser el socio minoritario, pronostican los expertos. Probablemente preferirán unir fuerzas con los socialdemócratas (21%) y un tercer partido, que podría ser el liberal NEOS. Con los Verdes, en claro descenso (9%), hay muchos puntos de desacuerdo y el divorcio parece definitivo.
Agencias AFP y Reuters