Excursiones de observación de ballenas en costas de Río de Janeiro cautivan a turistas

RÍO DE JANEIRO (AP) — Famoso por sus playas y sus vibrantes fiestas durante el verano en el hemisferio sur, Río de Janeiro ahora cuenta una atracción invernal: Las ballenas jorobadas.

La agencia turística de Niteroi, ciudad hermana de Río, al otro lado de la bahía Guanabara, puso en marcha el jueves un programa de observación de ballenas que permite que los turistas admiren de cerca a esos enormes mamíferos.

Entre junio y noviembre, las ballenas jorobadas migran a aguas brasileñas para reproducirse. Alrededor de 25.000 ballenas jorobadas hacen un viaje de 4.000 kilómetros (2.500 millas) desde las zonas de alimentación en la Antártida hasta el noreste de Brasil. La mayoría se concentra en la región de Abrolhos, una zona de arrecifes de coral frente a las costas de los estados de Bahía y Espirito Santo, conocidas por albergar la mayor biodiversidad marina del Atlántico Sur.

El programa de observación de ballenas es un proyecto conjunto del municipio de Niteroi e investigadores de la iniciativa de conservación Amigos da Jubarte (Amigos de la ballena jorobada), que también realiza investigaciones científicas durante los avistamientos.

“El turismo puede ser una herramienta para la protección de las especies”, dijo a The Associated Press André Bento, presidente de la agencia turística de Niteroi, el jueves, durante una excursión. “No creo que ninguna persona que suba a este bote, baje de él de la misma manera, ¿verdad?”

Ciertamente, esto es verdad para Romina Gomes, médica de 49 años de Río, que quedó asombrada tras divisar cinco ballenas y cuatro delfines.

“Cautivador, apasionante, encantador” dijo. “No pude prever tal maravilla, tal belleza. La magnitud, la gracia de un animal de 40 toneladas que se mueve y baila con tal ligereza”.

En cuanto a los delfines, nadaron diestramente junto a su bote y jugaron en su estela.

La expedición partió del Club de Yates de Niteroi, y se podrían usar nuevos lugares de abordaje conforme se desarrolla el turismo de observación de ballenas, dijo Thiago Ferrari, director de Amigos da Jubarte. En promedio, los investigadores han detectado cinco ballenas por viaje, señaló.

“Además, hemos divisado diferentes especies de delfines, tortugas y numerosas aves marinas”, añadió Ferrari, y dijo que el éxito depende del viento y de las condiciones del mar.

Cada viaje dura unas seis horas y cuesta 550 reales brasileños (100 dólares estadounidenses) los días entre semana, y 600 reales los sábados y domingos. Los guías siguen las normas ambientales federales que exigen que las embarcaciones permanezcan al menos a 100 metros (328 pies) de distancia de las ballenas, y por un tiempo máximo de 30 minutos. Ese límite se reduce a la mitad si hay una cría presente.

“Este período es delicado, y esas normas son importantes, no sólo para los animales, sino también para nosotros, para nuestra seguridad”, detalló Luan Amaral, investigador del proyecto, de 27 años.

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Gabriela Sá Pessoa reportó desde Sao Paulo.