El endurecimiento de las fronteras de la UE perjudica a la fauna y la flora

El endurecimiento de las fronteras de la UE perjudica a la fauna y la flora

En los últimos años se ha producido una oleada de reconstrucción de fronteras en toda Europa. Según el Parlamento Europeo, el vallado de las fronteras exteriores e interiores de la UE se multiplicó casi por siete entre 2014 y 2022, pasando de 315 a 2.048 kilómetros.

Los expertos advierten de que estos muros de acero y alambre, cuyo objetivo es frenar a las personas migrantes, también tienen un impacto significativo -aunque a menudo pasado por alto- sobre los animales.

Eugene Simonov, activista e investigador del Grupo de Trabajo sobre Consecuencias Medioambientales de la Guerra de Ucrania, explica a Euronews Green que las fronteras aumentan el riesgo de muerte, ya que los grandes mamíferos y las aves pueden herirse o enredarse fácilmente en vallas afiladas o electrificadas.

En las fronteras ruso-mongola o ruso-china, por ejemplo, Simonov afirma que los rebaños de ungulados pueden morir aplastados en gran número durante sus migraciones si se ven presionados contra la barrera.

La naturaleza ha tomado nota de estas nuevas barreras artificiales. Según Matthew Hayward, catedrático de Conservación de la Universidad de Newcastle, los depredadores están aprendiendo a incorporar las vallas a sus estrategias de caza, lo que les permite matar presas más grandes y mejores. Se trata de un comportamiento atípico, afirma Hayward, en un ecosistema que podría crear nuevas presiones sobre las poblaciones de presas.

Las fronteras europeas impiden migrar a la fauna salvaje

Las fronteras artificiales crean barreras que los animales no pueden cruzar. Y el consiguiente aumento de la actividad humana -con guardias patrullando las zonas- los disuade aún más, afirma Hayward.

El profesor ha estudiado poblaciones de bisontes, lobos, ciervos y linces europeos en el último bosque antiguo de Europa, en la frontera entre Polonia y Bielorrusia: la reserva de Białowieża, donde el último gobierno polaco construyó una valla de más de 180 km de largo y 5,5 m de alto para mantener alejados a los migrantes.

Estas fronteras limitan la capacidad de estos animales para desplazarse por grandes zonas en busca de alimento o de condiciones más favorables, afirma el experto.

Un bisonte pace tranquilamente en el Bosque de Bialowieza, en la frontera entre Polonia y Bielorrusia
Un bisonte pace tranquilamente en el Bosque de Bialowieza, en la frontera entre Polonia y Bielorrusia - AP Photo/Rafal Kowalczyk.

Esto, a su vez, puede empujarlos a comportamientos que provoquen conflictos con los humanos. El bisonte europeo, una especie que suele depender de los bosques, se ha trasladado a tierras de cultivo en el noreste de Polonia porque las vallas bloqueaban sus movimientos y le hacían competir con el ganado.

Mientras tanto, las grandes vallas fronterizas del continente africano han provocado la muerte masiva de herbívoros al bloquear su acceso a las fuentes de agua. El cercado de los animales en parcelas cada vez más pequeñas crea un fenómeno llamado fragmentación del hábitat. También causada por otras muchas formas de actividad humana, como la agricultura o las carreteras, se ha demostrado que disminuye drásticamente el tamaño de la población y la biodiversidad, y es una de las principales causas de extinción de especies en todo el mundo, junto con la pérdida de hábitat.

Las fronteras hacen "menos resistentes" a las poblaciones animales

Separar a los animales también limita su reserva genética, lo que, a su vez, puede hacerlos más débiles y vulnerables, según Hayward. "Las poblaciones serán menos resistentes a cualquier tipo de cambio", afirma. "No podrán hacer frente a las nuevas enfermedades o situaciones climáticas a las que tengan que enfrentarse. Todos estos efectos ponen en peligro un gran éxito de conservación, afirma Hayward.

El profesor señala que el bisonte europeo salvaje se extinguió tras la Primera Guerra Mundial, pero desde entonces ha revivido gracias a los esfuerzos polacos e internacionales en el bosque de Białowieża, que ha recuperado su posición como centro mundial de cría de la especie.

Pero tras el final de la Guerra Fría en 1991 y la expansión de la UE, muchas de las fronteras se desmantelaron o desaparecieron, permitiendo el florecimiento de la vida salvaje.

El aumento del nacionalismo y las tensiones políticas han cambiado la situación.

Después de que Bruselas impusiera sanciones a Bielorrusia por su represión de los manifestantes tras unas elecciones consideradas fraudulentas, los países vecinos de la UE acusaron a Minsk de canalizar a los inmigrantes a través de la frontera en una forma de guerra híbrida.

Mientras tanto, Polonia se apresuró a construir un muro en su frontera con Bielorrusia en un intento de mantener a la gente fuera, separando al bosque de Białowieża por la mitad. Según Hayward, estas decisiones políticas supusieron auténticos atentados ecológicos bajo la excusa de la seguridad nacional.

También se ha hecho más difícil para los investigadores cooperar entre países y controlar el impacto de las fronteras en la zona, ya que las relaciones entre los Estados se han agriado, añade Simonov.

¿Pueden hacerse las fronteras más seguras para los animales?

Sin embargo, es posible reducir el impacto medioambiental de las fronteras. Simonov explica a 'Euronews Green' que pueden hacerse menos peligrosas si se prescinde del alambre de espino y se diseñan aberturas que permitan el paso de los animales.

Otra solución es que los conservacionistas trasladen a los animales a través de las vallas para mejorar la diversidad genética de cada especie, aunque esto los somete a riesgos de estrés y mortalidad.