Vanessa Marina, la b-girl que ha puesto a Portugal en la élite del breaking

Lisboa, 25 jul (EFE).- La portuguesa Vanessa Marina va a por todas en los Juegos Olímpicos de París, que comienzan este viernes, y quiere ganar una medalla en un deporte que se estrena en esta edición, el breaking, del que esta b-girl es la única representante de su país que compite.

A sus 32 años, Marina está tranquila de cara a la cita del próximo 9 de agosto en el parque urbano de La Concorde, en pleno corazón de la capital francesa, donde se desarrollará el torneo femenino de esta disciplina, un día antes del masculino.

"Quiero hacer lo mejor, siempre ambiciono una medalla, pero creo que lo más importante es representar quién soy ese día", explicó a EFE esta breaker en una conversación telefónica desde Oporto, en el norte de Portugal, donde reside y entrena.

Marina llega a los Juegos Olímpicos tras haber quedado undécima en la clasificación, décimo sexta en el campeonato del mundo de septiembre pasado y duodécima en la World Series de diciembre de 2023.

Antes de viajar a Francia el próximo día 3, Marina continúa con su entrenamiento habitual, que no ha alterado de cara a estos juegos. "Es más o menos igual que el que he hecho hasta ahora", comentó.

Entrena cinco días a la semana, cinco horas cada uno. Normalmente va al gimnasio por la mañana, hace un rato de sauna y después se va a su estudio para entrenar movimientos y hacer ejercicios de repetición. Las tardes suele descansar.

El breaking, conocido popularmente como break-dance, nació hace 50 años de la mano del hip hop en el barrio neoyorquino del Bronx y consiste en una serie de movimientos acrobáticos y juegos de pies, como volteretas, saltos y giros sobre la cabeza.

En París, la competición va a estructurarse en batallas de uno contra uno en un escenario circular, acompañados de la música de un DJ y las arengas de un maestro de ceremonias. En total serán 32 breakers -16 hombres y 16 mujeres- quienes se batirán ante la mirada de los jueces en duelos donde tienen que demostrar sus habilidades en rondas de eliminación directa.

Para Marina, el hecho de que el breaking esté en unos Juegos va a darle "un valor añadido" a este deporte: "Vamos a estar en una plataforma reconocida a nivel mundial que puede atraer a una nueva generación para que se una a nuestra modalidad y la haga crecer", dijo.

Además, consideró que va a servir para darlo a conocer a gente que no sepa nada de danza o de hip hop.

El espectáculo está garantizado con las 16 b-girls que ocuparán La Concorde el 9 de agosto, un grupo que Marina ve complicado: conoce a casi todas porque ha competido contra ellas en el pasado, aunque, en su opinión, las rivales más fuertes son India Sardjoe, de 18 años y de los Países Bajos, y Ying Zi, de 31 años y de China.

Más allá del torneo, espera que su participación en los Juegos Olímpicos sirva para dar visibilidad a este deporte minoritario en Portugal.

"Tenemos algunas chicas, pero no tantas como podría ser, así que espero que con esto se inspiren y se motiven, llevamos un tiempo creciendo, pero creo que esto traerá un mayor apoyo", reflexionó.

Vivir solo de este deporte es complicado en el país ibérico, "se necesita tener otro trabajo", aunque ella ha logrado dedicarse a tiempo completo gracias al patrocinio de las marcas que le respaldan.

Marina, que es originaria de Leiria, a 146 kilómetros al norte de Lisboa, baila desde "pequeñita": comenzó con ballet y contemporáneo hasta que se mudó a Lisboa, donde estudió en la Escuela Superior de Danza.

Fue en la capital lusa donde entró en contacto con el breaking "porque había una escena mayor de hip hop". Poco a poco fue dedicando más tiempo a esta disciplina hasta que se mudó a Londres, lo que supuso un revulsivo, ya que fue allí donde subió su nivel.

"En principio viajé allí para integrarme en una compañía de danza contemporánea, pero no resultó -rememoró-, con lo que me dediqué a dar clases, hacer shows y entrenar para breaking".

Fue en ese momento que empezó a viajar más y a hacerse un nombre en el mundillo de los breakers.

Ahora vive en Oporto donde existe "una mayor influencia" de este deporte que en Lisboa, porque hay más gente que lo practica.

Marina cree que cualquiera puede aprender breaking y que solo basta con tener determinación y fuerza de voluntad.

"Yo comencé tarde y no había practicado gimnasia en el pasado, así que creo que todo el mundo puede hacerlo", indicó.

Susana Samhan

(c) Agencia EFE