El último tren olímpico

París, 26 jul (EFE).- Pendientes de la salud de Rafael Nadal, con molestias en el muslo derecho que han puesto en peligro su puesta en marcha olímpica, echa a andar el torneo de tenis de París 2024, el de la última oportunidad de Novak Djokovic y el de la pretendida coronación de Carlos Alcaraz en un año casi redondo.

Contemplan los Juegos un capítulo más de la transición por la que atraviesa el tenis. Nuevos vientos invaden este deporte, al menos en el circuito masculino. París va a sellar la despedida de mitos como el escocés Andy Murray, avanzar en el adiós de la leyenda Rafael Nadal y reafirmar el inicio del descenso competitivo avistado en los recientes Grand Slam del propio Djokovic.

Nadal no desea bajar de su último tren olímpico. El ganador de veintidós Grand Slam se sube a esta nueva oportunidad para plasmar su deseo de competir, de sobrevivir en los torneos. Su desempeño en el torneo individual, donde le espera Djokovic a la vuelta de la esquina, en la segunda ronda si supera al húngaro Marton Fucsovics y el balcánico al australiano Matthew Ebden, es una incógnita. Finalista, después de dos años, de una competición, en Bastad, reúne la ilusión necesaria para ampliar sus perspectivas en un recinto mágico para él.

"Estos son los últimos Juegos, sí. Para mí todos los Juegos Olímpicos han sido especiales. Me perdí los de Tokio 2020 y Londres 2012 por lesión y eso me ha dolido más que perderme cualquier Grand Slams porque son vivencias únicas sin igual y los Grand Slam los vives cada año. En Río 2016 me parecía inviable estar hoy aquí. Y estoy feliz por ello", asume Nadal, oro en Pekín 2008, en individual y en Rio 2016, junto a Marc López en dobles. "Fueron momentos inolvidables, de lo mejor de mi carrera", añadió.

No aventura un panorama fácil el balear, que además de Djokovic advierte en el horizonte aspirantes del nivel del alemán Alexander Zverev, vigente campeón olímpico y finalista de Roland Garros, rival de primeras de Jaume Munar, o del griego Stefanos Tsitsipas.

Para Djokovic es el último tren. Ganador de casi todo, carece del oro olímpico. Es su asignatura pendiente. Sin éxito alguno en lo que va de curso, apartado de la gloria en Roland Garros y en Wimbledon, víctima del empuje de las nuevas generaciones, el tenista de Belgrado, de 37 años, afronta con ansia este reto, en sus quintos Juegos.

“Me siento muy honrado de estar por quinta vez en la selección serbia. La primera vez fue en Pekín y conseguí el bronce. Es el evento más importante del mundo. Es una responsabilidad representar a tu país. Representar a tu país exige mostrar lo mejor de ti mismo. Hay mucha intensidad. Espero poder dar una alegría a mi país", asume el balcánico.

El panorama está abierto para Carlos Alcaraz, que llega a París como un tiro y como la principal baza española. El murciano de veintiún años es la ilusión del tenis español. Campeón en Roland Garros hace unas semanas y después en Wimbledon, dispone, además, de un cuadro amable.

El segundo favorito arranca ante el libanés Hady Habib y en su camino no están ni Djokovic ni Zverev ni Nadal ni Tsitsipas.

"Son mis primeros Juegos, tenía muchas ganas de vivir esa experiencia. Viviendo en la Villa Olímpica, con los demás deportistas, no siento que juego individualmente, siento que juego por mis compañeros y por todo el país y eso lo hace especial, diferente", asegura Alcaraz, que entrará en escena el sábado, igual que Djokovic.

Pero si hay algo que ha generado una expectación inusitada es el dobles formado por el legendario Nadal y el nuevo rey del torneo galo, Alcaraz. Son la pareja del momento. A nivel social en la Villa Olímpica y también deportivo a pesar de que tampoco el azar auxilió al tenis español.

Además de la prueba inicial de Nadal y Alcaraz ante los argentinos González y Molteni, el otro equipo del conjunto de David Ferrer, el que conforman el número uno del mundo de la especialidad Marcel Granollers y Pablo Carreño, ha sido emparejado con los primeros favoritos, los italianos Simone Bolelli y Andrea Vavassori.

El momento de Swiatek

La polaca Iga Swiatek, la estadounidense Cori Gauff y la italiana Jasmine Paolini apuntan al podio olímpico en el cuadro individual, del que se ha bajado a última hora la kazaja Elena Rybakina.

La terna parte como favorita al éxito y también la checa Barbora Krejcikova, campeona de Wimbledon y oro olímpico en dobles en Tokio 2021, que será de inicio la adversaria de la española Sara Sorribes.

Pero nadie como la polaca cuando se trata de objetivos. Añora un oro olímpico Swiatek, que iniciará su recorrido contra la rumana Irina Camelia Begu. La ganadora en Doha, Indian Wells, Madrid y Roma ha fallado en los grandes torneos.

También transita por esa parte la estadounidense Danielle Collins, octava favorita, que disputa sus primeros Juegos Olímpicos en el último año de su carrera. Collins abrirá contra la alemana Laura Siegemund. También estará presente la letona Jelena Ostapenko, que comenzará contra la colombiana Camila Osorio.

La exnúmero uno del mundo Caroline Wozniacki se enfrentará a la egipcia Mayar Sherif en la primera ronda y la ganadora se medirá con Collins o Siegemund. Wozniacki participará en sus cuartos Juegos Olímpicos.

El otro lado del cuadro es más intenso. La kazaja Elena Rybakina, la japonesa Naomi Osaka y la alemana Angelique Kerber están cerca una de otra.

En dobles, Sara Sorribes y Cristina Bucsa tendrán como primeras adversarias a las italianas Elisabetta Cocciaretto y Lucia Bronzetti, y en dobles mixto, que arranca el lunes, el dueto formado por Marcel Granollers y Sorribes iniciará la competición olímpica ante la pareja australiana que integran Ellen Perez y Matthew Ebden, segundos cabezas de serie.

Santiago Aparicio

(c) Agencia EFE