Polonia toma el timón de la UE en un momento crucial para Europa
Cracovia (Polonia), 31 dic (EFE).- Polonia ultima sus preparaciones para asumir la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea (UE) el 1 de enero de 2025, un año marcado por la incertidumbre económica, el posible fin de la guerra de Ucrania y la necesidad de reformar las políticas internas y externas del bloque europeo.
Donald Tusk, un líder veterano y con gran experiencia en el contexto europeo, deberá emplearse a fondo para sortear los numerosos retos a que se enfrentará la UE en áreas clave como la migración, la seguridad, la competitividad y las relaciones con Washington, y al mismo tiempo intentará redefinir el papel, cada vez más importante, de Polonia en el concierto internacional.
Las ambiciones son muchas, pues Tusk afirmó recientemente que es necesario "hacer una profunda transformación del pensamiento europeo" y se mostró dispuesto a impulsar ese cambio de una manera "pragmática y efectiva".
La presidencia polaca será una ocasión única para una Polonia ansiosa de proyectar su influencia y de hacerse un sitio entre los grandes Estados de una UE en plena crisis de liderazgo.
El primer ministro polaco ha asegurado que Polonia buscará una presidencia "que vaya más allá de la rutina", y aprovechará los próximos seis meses para desarrollar una "ofensiva política" en lugar de conformarse con la "supervivencia".
Énfasis en la seguridad
La seguridad en todas sus dimensiones (exterior, interior, informativa, económica, energética, alimentaria y sanitaria) será el eje central de Polonia al frente de la Presidencia rotatoria del Consejo de la UE.
Esto se traducirá en asegurar la financiación para el Escudo Oriental polaco, facilidades para la industria de Defensa europea, la completa eliminación de las importaciones de combustibles fósiles rusos y la búsqueda de soluciones para el desarrollo de tecnologías energéticas propias de la UE.
Además, Polonia, que ha liderado un endurecimiento de la política en materia migratoria que luego otros países han apoyado, abogará por tratar la migración como una parte de la política de seguridad europea, con el refuerzo de los controles fronterizos externos y la cooperación con terceros países.
Ucrania: apoyo hoy, integración... ¿mañana?
Polonia es uno de los más firmes defensores de la integración de Ucrania al bloque, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, expresaba hace unos días su esperanza de que la presidencia polaca sea "histórica" para que su país avance en este proceso.
Por su parte, el viceministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Marek Prawda, ha confirmado que la UE avanzará "rápidamente" con una fase inicial de las conversaciones de adhesión para Ucrania y Moldavia durante la presidencia polaca.
Algunos miembros de la UE son escépticos sobre una mayor ampliación, especialmente en el caso de un país grande y complejo como Ucrania, devastado por la guerra, con un largo camino por delante para erradicar la corrupción, implantar el Estado de Derecho y con unos intereses comerciales que chocan con los de buena parte de los veintisiete.
El eje Washington-Bruselas
Con la mirada puesta en el Atlántico, Radosław Sikorski, ministro de Asuntos Exteriores, ha reiterado la necesidad urgente de una mayor autonomía estratégica para el Viejo Continente, y ha insistido en que la UE debe ser capaz de defender sus propios intereses sin depender de Estados Unidos, especialmente ante el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
Polonia, tradicionalmente proestadounidense, deberá esforzarse por mantener unas relaciones sólidas con EE.UU. sorteando posibles conflictos con las políticas proteccionistas y aislacionistas de Trump, especialmente en el ámbito comercial, y por otro lado hará un frente común con Washington para que los socios europeos gasten más en Defensa.
Aunque Varsovia no comparte el enfoque transaccional que Donald Trump tiene de la OTAN, sí que animará a los aliados a que inviertan más en su propia seguridad, tanto con esfuerzos individuales como en proyectos conjuntos.
Retos internos de Polonia
En el ámbito interno, Varsovia, que ha sido objeto de críticas en el pasado por sus controvertidas reformas judiciales, y en el presente por las polémicas medidas de Tusk para enmendarlas, tratará de contribuir a la resiliencia democrática de una Europa amenazada por el auge de los partidos antisistema y hará hincapié en la lucha contra la desinformación y la injerencia extranjera.
Las elecciones presidenciales polacas, previstas para la primavera, serán un reto añadido para la coalición de Gobierno liderada por Tusk, agrietada por disensiones en materias fundamentales como el aborto o el reparto de poder.
La intensa labor de la Presidencia de la UE, con sus numerosas reuniones y responsabilidades, podría desviar la atención del Gobierno de la campaña electoral y el partido ultraconservador PiS, desde la oposición, podría aprovechar cualquier dificultad o controversia en la arena europea para desgastar a Tusk.
Miguel Ángel Gayo Macías
(c) Agencia EFE