Leo Gutiérrez: “La Generación Dorada fue única y no podemos comparar a los chicos que vienen con Ginóbili, Nocioni o Scola”
El básquetbol es una de las grandes atracciones de los Juegos Olímpicos y en París 2024, cuyo torneo comienza este sábado, no es la excepción. Ni siquiera importa que desde la irrupción del Dream Team en Barcelona 1992 Estados Unidos es siempre, de antemano, el gran favorito al título y el resto de los seleccionados compiten por el segundo puesto. Solo una vez en ocho ediciones hasta Tokio 2020 los norteamericanos no se quedaron con la medalla de oro. En esos ocho campeonatos, jugaron 62 partidos y perdieron apenas cuatro.
De esas caídas, la única que sufrieron en una etapa de eliminación directa data de las semifinales de Atenas 2004 ante la Argentina y, en consiguiente, quedaron afuera de la pelea por el título. Fue nada menos que la Generación Dorada la que, hace 20 años, sorprendió al mundo al dejar fuera de combate a Goliat y logrando un hito que, desde entonces, nadie pudo. Entre los 12 protagonistas estuvo Leonardo Gutiérrez quien, a dos décadas de la gesta, resaltó el legado que se manifiesta en el día a día: “Es especial haber formado parte de ese equipo, haber estado ahí. Se cumplen 20 años y estamos conectados con los chicos por WhatsApp y se habla mucho. Lo disfruto, yo voy a distintas canchas y viene un papá con su hijo y le dice ‘él es campeón olímpico, tiene una medalla dorada, jugó con (Emanuel) Ginóbili, (Luis) Scola y (Andrés) Nocioni’ y los nenes te quedan mirando, saben de la historia de esa selección”.
“Esa selección va aquedar grabada eternamente en el corazón y la memoria de todos y va a pasar de generación en generación. Un papá le muestra a su hijo lo que hacía ‘Manu’ (Ginóbili) adentro de la cancha o lo que hacía Nocioni y los nenes te van conociendo. Que sepan de lo que se habla, de lo que generó ese equipo a la gente y al básquet y que se transmita de generación en generación, es único. Hay que disfrutarlo, te lo hace revivir, te pone bien, te da energía positiva que la gente agradezca, que nos diga que nos siguió“, sostuvo en una distendida entrevista con LA NACION donde recorrió el básquetbol argentino con su voz autorizada y respetada, porque se trata de uno de los jugadores más importantes de la historia de nuestro país y actualmente entrenador de selecciones nacionales con una última experiencia en el Mundial Sub 17, en el que la Argentina se ubicó décima.
- ¿Dónde guardas las medallas, incluida la del Mundial Indianápolis 2002?
-Están en un museo que tiene Alejandro Cassettai (N. de R.: jefe de equipo de la Generación Dorada), porque se las presto a él para que las exhiba. No son solamente mías, yo me las gané por estar ahí y ‘Ale’ las va llevando a distintos lugares para que la gente las pueda ver, sacarse una foto y disfrutar de una medalla mundial y las olímpicas. Están en buenas manos.
- ¿Sentís que la GD sigue estando muy presente en los jugadores de la selección argentina?
-Los jugadores no creo que tengan tan presente lo que se hizo en su momento, pero sí la gente, el ambiente del básquet, el periodismo y los mismos entrenadores que pasaron y están mirando como juega la selección. Siempre sale la Generación Dorada en la TV. Pasó en el fútbol, que comparábamos lo que hacía la selección con 1986. Y va cambiando todo, acá también cambia y tenemos que ver el presente. Tenemos que tratar que el presente sea mucho mejor para tener un futuro prometedor en la selección argentina.
Dos décadas después del nacimiento de la Generación Dorada en Atenas 2004, la selección nacional mirará por televisión París 2024 y será la gran ausente de un campeonato en el que, justamente, la NBA va a buscar el pentacampeonato. “Francia es local y tiene buen equipo. Pero el favorito es Estados Unidos, por el equipo que armó tiene que pasar algo muy trágico para que no gane la medalla dorada. Con los jugadores que lleva, no se puede competir”, vaticinó Gutiérrez. Sin competencia oficial por no haberse clasificado a los Juegos Olímpicos, el combinado dirigido por Pablo Prigioni realizó una concentración en Europa con amistosos frente a equipos del Viejo Continente (Portugal -dos veces-, Gran Bretaña, Sudán del Sur y España), en búsqueda de recuperar la identidad perdida. ‘Leo’ suele incorporarse como uno de los asistentes pero no lo hizo en esta ocasión por su compromiso con el combinado sub 17 en el Mundial.
- ¿Va a costar mirar los Juegos Olímpicos sin la Argentina?
-Al que le gusta el básquet, va a mirar básquet. Yo algún partido voy a ver. Si juega Estados Unidos contra España, lo voy a ver. Me gusta, pero no va a estar esa expectativa porque juega la Argentina, eso no va a pasar. Me gusta el deporte y voy a estar mirando todo.
- ¿Qué análisis hacés de la actualidad de la selección argentina?
-Es raro no haber estado en el Mundial y no ir a los Juegos Olímpicos porque estábamos acostumbrados. El cambio de generación que hemos tenido, sumado a jugadores que se han ido de la selección, y los otros países van creciendo también. Obviamente que nos dolió no estar en el Mundial y nos duele no estar en los Juegos Olímpicos, pero hay que trabajar de ahora en adelante para volver a ser competitivos y poder estar en el próximo Mundial y tener chances de pelear una clasificación a los Juegos. Se va a hacer muy cuesta arriba, porque es muy difícil al haber tan pocos cupos en los Juegos.
Tenemos que tratar que el presente sea mucho mejor para tener un futuro prometedor en la selección argentina
- ¿Qué debe hacer la selección argentina en el mientras tanto?
-Lo que se hizo ahora: reunir a los jugadores, entrenar, plantear la idea y que la conozcan por más que no tengamos torneos este año. El equipo se tenía que juntar y trabajar para ir conociéndose entre ellos. No es fácil venir a una ventana, estar tres días y conocer una idea del entrenador o una forma de defender y atacar y ponerla enseguida en práctica y que salga bien. Necesitábamos tener ese tiempo para hacer eso. Por eso se hicieron entrenamientos para que los jugadores conozcan más a Pablo (Prigioni) con su idea y que la hagan suya a la hora de jugar con la selección.
-¿Cuál es la idea de juego de Prigioni? ¿Es muy diferente a lo que se hacía en procesos anteriores?
-Fue cambiando bastante la forma de jugar, no solo de la selección argentina sino del básquet. Se juega de otra forma totalmente distinta. Se trabaja mucho con las estadísticas avanzadas, que son más importantes para tomar decisiones en todo. Nosotros no tenemos un jugador determinante en el poste bajo y necesitamos jugar mucho por el perímetro, entonces la forma que se busca es mucho pick and roll, salida de tiradores, juego de equipo, pase extra, defensa aguerrida y contragolpe cuando se puede y, sino, jugar con mucho movimiento de balón. Es el ADN que siempre tuvo la Argentina. La idea de Pablo es una defensa mucho más compacta de lo que se vio en las ventanas previas al Mundial y en las ventanas previas a la reclasificación para los Juegos Olímpicos. No es fácil que los jugadores puedan venir y conocer la idea de un entrenador nuevo en tres o cuatro entrenamientos. Pero es lo que hay, las reglas son así. Por eso está bueno lo que se implementó ahora de hacer procesos de entrenamientos más largos con los jugadores fuera de competencia y que la idea quede para cuando se llegue a una competencia, ya esté puesta. Es lo que se busca, lo buscamos en las ventanas, pero es complejo realizarlo y que quede rápido en la cabeza del jugador.
-¿Tenemos material de jugadores para lograr eso?
-Yo creo que el material está. Hay jugadores de mucha experiencia como (Nicolás) Laprovittola, (Facundo) Campazzo, (Gabriel) Deck, (Marcos) Delía, (Luca) Vildoza y (Leandro) Bolmaro, que es joven pero estuvo en varios procesos. Tenemos con qué luchar y pelear lugares en mundiales o entrar a un juego olímpico que es lo más difícil. Pero hay que seguir trabajando. Vienen chicos jóvenes desde atrás con mucho potencial que se irán mechando en los procesos de entrenamiento y en torneos como se hizo hasta ahora. Esos chicos, cuando no estén más los experimentados, son los que tienen que llevar adelante la selección. Es todo un trabajo de hormiga, con mucho tiempo y lo bueno es que si Pablo (Prigioni) está muchos años en la selección, es que se tenga una idea concreta y se trabaje siempre por el mismo camino. Si hay un entrenador dos años, después viene otro con su idea y después otro, se hace todo más complejo para el jugador.
Le es inevitable, y tiene su razón de ser. Aunque no le gustan las comparaciones, Leo Gutiérrez vuelve siempre a la Generación Dorada porque fue parte de ella y es consciente de que no habrá algo igual en lo deportivo y grupal: “La tenemos que sacar de nuestra cabeza. La Generación Dorada fue única, como el equipo que jugó la final del Mundial China 2019. No podemos comparar a los chicos que vienen con Ginóbili, Nocioni o Scola. No, tienen que cumplir su papel y hacer su trabajo. No podemos pretender que todos se transformen en (Facundo) Campazzo, Ginóbil, Nocioni, Scola o (Juan Ignacio) ‘Pepe’ Sánchez. Van a ser buenos jugadores, los entrenadores de la selección les tienen que dar las herramientas para que su juego sea cada vez mejor y se den los resultados. Pero no tenemos que pensar en la Generación Dorada, sino en un proceso de acá en adelante”.
-Se habla mucho del ciclo del básquet en la Argentina y de que, ahora, volvimos a estar donde estábamos antes de la Generación Dorada. ¿Coincidís con eso o después de la GD la media es más alta?
-La Argentina tiene jugadores para volver a entrar en un ranking positivo. Creo también que la presión para el jugador va a estar siempre por lo que se consiguió anteriormente y hay que trabajar con eso. Después del 2004, todos los jugadores que llegaban a la selección, tenían presión. Tenías que dar el máximo, o incluso más, para no opacar o quedar lejos de lo que se había hecho antes. Acá pasa igual. Argentina va a entrar nuevamente en un buen ranking, de estar en un Mundial y de competir bien. No tenemos que pensar que vamos a ser campeón del mundo, hay que competir de una forma, medirnos nuevamente con las potencias y tratar de armar cada vez un mejor equipo. Si se gana, bienvenido sea. Pero hay que competir e ir creciendo año a año. Es importante, también, que todos los años la Argentina saque uno o dos jugadores de buen nivel. Ese es el trabajo que hay que hacer con las selecciones inferiores, ir mechando chicos jóvenes para que se fogueen y cuando llegue el momento, lleven adelante el proceso.
-En el básquet internacional, a excepción de España o Estados Unidos, todos los países en algún momento tuvieron algún bache...
-Son procesos. Tampoco tenemos que caer en la crítica fácil de que ‘son todos malos’ porque no se clasificó a un Mundial. Puede pasar, porque pasó. Ahora es importante seguir el camino del trabajo y cuando llegue el momento estar preparados para ir a un Mundial y tener la chance de competir de buena forma.
La presión para el jugador va a estar siempre por lo que se consiguió anteriormente y hay que trabajar con eso
- ¿Cómo viven los jugadores más importantes la situación actual?
-No hemos hablado mucho del tema. Con el que más tengo contacto es con Campazzo, pero después con los demás no tengo tanto. Cuando hablé con Facundo, en su momento estaba muy dolido por no entrar en el Mundial y, después, cuando perdimos con Bahamas en el Preclasificatorio Olímpico, también. Se sentía muy mal con él mismo, de no haber podido lograr los objetivos que teníamos como equipo. Fue un golpe fuerte para todos, para los entrenadores y para los jugadores. Cada uno hace su autocrítica y debe poner en la balanza lo que hizo y no. Ellos ya la habrán hecho y ahora tienen que cambiar el chip. Lo que pasó ya quedó afuera, no tenemos que quedarnos con eso y hay que mirar para adelante. Adelante la Argentina tiene un camino prometedor para estar en un Mundial y, después en un juego olímpico.
Gutiérrez y la Liga Nacional
Leonardo Gutiérrez no solo fue campeón olímpico, medalla de bronce en Beijing 2008 y subcampeón Mundial en Indianápolis 2002, además de subirse al podio en un sinfín de torneos internacionales con la selección argentina. Gran parte de su carrera la construyó en nuestra Liga Nacional y es el máximo campeón con 10 títulos, el que más partidos disputó en ese certamen, con 1106, y y el tercer máximo anotador, con 14.531 puntos.
Cerrada la etapa de jugador, la recorre como entrenador y su último club fue Olímpico de La Banda, de donde, sorpresivamente, se desvinculó en medio del torneo 2023/24 que recientemente concluyó con el título de Boca Juniors: “Me tomó por sorpresa por el momento. Los entrenadores estamos expuestos a eso, sabemos que puede pasar en cualquier momento que tengas resultados negativos. Me sorprendió, pero las cosas son así, se acatan las órdenes. La causa que me dieron fueron los resultados negativos de los últimos partidos y que de afuera veían que no había reacción del equipo. Por eso querían hacer un cambio de timón. Les dije que no lo compartía, porque estábamos terceros, pero lo aceptaba. No me quedaba otra que aceptarlo, no me iba a ir mal del club. Los dueños del circo no somos nosotros y tenemos que acatar órdenes. Me dolió y me puso muy triste, no pensé que podía ocurrir. Dolido por cómo se dio mi salida del club después de cinco temporadas, pero no tengo nada que reprochar. Me trataron bien, me dieron la posibilidad de trabajar y crecer como entrenador”.
Lo curioso es que nunca, ni en su etapa de jugador, había sido desafectado de un equipo en medio de una competencia: “Esto me abrió mucho la cabeza y me da a pensar de si yo me banco esta situación de que me corten de algún equipo, y la verdad es que no. Nunca me pasó como jugador y tampoco antes como entrenador y no me lo banco mucho, me duele. Esta situación me sacó las ganas de dirigir y me voy a tomar un tiempo prudencial para ver si vuelvo a dirigir en la Argentina o espero un tiempo para recargar pilas y volver con fuerzas”.
-¿Cómo fue la experiencia de trabajar con tu hijo Francisco en Olímpico?
-Para mí fue maravilloso y estoy agradecido con el club que nos dio la posibilidad de trabajar juntos. ‘Fran’ tiene 25 años y fue con 23 a hacer sus primeras armas como asistente y en el club le dieron la posibilidad de ser el entrenador de la Liga Federal. Creo que para ambos fue una experiencia muy linda. Creció como entrenador y al ser mi asistente, por ser mi hijo, era más directo conmigo e iba al hueso, algo que quizás los asistentes no se animaban tanto a chocar conmigo. Él me planteaba cosas que se podían cambiar. Fue hermoso.
-¿Cómo ves a la Liga Nacional actual?
-Si vamos a los resultados que obtuvimos a nivel internacional, no nos podemos quejar. La Argentina ganó el Interligas (Olímpico de La Banda), la Sudamericana (Instituto de Córdoba) y la Champions League (Quimsa de Santiago del Estero). A alguno le puede parecer que está floja o no hay nivel, pero si se ganan los tres torneos internacionales, por algo es. Nuestra liga es muy competitiva, dura y larga. Te puede pasar de estar arriba, agarrar una mala racha y terminar abajo. Podés perder con el último o ganarle al primero. Se hace muy difícil, es linda. Hay que seguir apostando a nuestra competencia, mejorarla y si pulimos algunas cositas que estamos fallando, se puede crecer un poco más.
-¿Qué hay que mejorar?
-El calendario habría que pulirlo. Tener por lo menos desde que se arranca a jugar hasta enero un fixture definido. Ahí hay fallas que creo son fáciles de corregir. Con tener el calendario evitás tener sin jugar tanto tiempo a un equipo. Si ajustamos eso, la liga se va a hacer más atractiva y fluida.
-Campazzo dijo que el nivel de la liga años atrás, era superior al actual. ¿No coincidís?
-Es muy odioso comparar temporadas, como comparar jugadores. Yo jugué con grandes jugadores y en épocas muy buenas de la liga desde los 90 hasta el 2002-2003. Después del 2001 emigraron muchos jugadores y hubo un bajón. No podés comparar esas temporadas con las del 2004 en adelante hasta 2018 porque quizás antes había mejor calidad de extranjeros o se jugaba de otra forma. Las comparaciones son odiosas. Siempre la competencia que jugas vos es más fuerte que la que juegan los demás. Facundo tiene su visión, la respeto, pero es como le digo siempre que hablamos: él jugó mucho tiempo en Argentina y ganó mucho, pero también hace mucho tiempo que no está en la LNB. He hablado con muchos jugadores que no estaban en la Argentina y criticaban a la LNB y les he dicho que para mí la competencia es dura, competitiva. Hay cosas que mejorar, pero no podemos criticar algo que ya no estoy adentro. No es lo mismo mirar un partido por la TV que estar adentro. No es que no comparta lo que dijo, pero para criticar o ayudar hay que estar adentro.
-¿Tiene que ver con, como pasa un poco en el fútbol, que se suele afirmar que todo lo de antes es mejor que lo actual?
-Pasa siempre. No podemos comparar a un chico de hoy con Ginóbili. Yo no compararía nunca a Facu (Campazzo), que es un crack, con Marcelo Milanesio, que fue otro crack y referente en nuestra competencia. Las comparaciones son odiosas y son otras épocas. Lo mismo me pasa a mí como hincha del fútbol de comparar a (Diego) Maradona con (Lionel) Messi. Maradona fue Dios y Messi, desde que apareció, es Dios. En sus épocas fueron los mejores del mundo, ¿para qué compararlos? Tuvimos a los dos mejores de la historia, Maradona y Messi. Entonces no podes comparar a Ginóbili con (Gabriel) Deck, (Luca) Vildoza o (Leandro) Bolmaro. Cada cual es cada cual. Para mí las comparaciones son odiosas.
-¿Extrañás al Leo jugador?
-No, cero. No extraño nada, ni jugar ni correr. Me gusta mucho la parte de entrenador, como me gustó mucho ser jugador. Siempre que me preguntan digo que ser entrenador es mucho más difícil que ser entrenador. Es más duro, tenés más presión y responsabilidad. Como jugador llegaba, me cambiaba y salía a entrenar. Hacía lo que tenía que hacer y listo. Cuando te vas del lado del entrenador, ahí te das cuenta el trabajo que tenían tus entrenadores y todo lo que tenían que hacer: estudiar, pensar por 10 jugadores que tenés en el plantel y ver sus reacciones, ser un poco psicólogo. Es muy apasionante, es lindo, pero desgastante también.
Hay que seguir apostando a nuestra competencia, mejorarla y si pulimos algunas cositas que estamos fallando, se puede crecer un poco más
-¿Cuánto de lo que te enseñaron los entrenadores que tuviste, lo aplicás vos siendo DT?
-Intentas sacar algunas cosas de todos. Me gustaría ser un poco más como Rubén Magnano a la hora de la rudeza, por decirlo de alguna manera. Es decir, lo estricto que era a la hora de defender, tirar un tiro malo en ataque o no hacer una regla que él ponía. Es complicado lograrlo hoy en día, pero es también cómo lo implementas. Si Magnano vuelve a dirigir, el equipo que dirija lo va a hacer jugar como él quiere y no va a volar una mosca en un entrenamiento o partido. Él se ganó ese respeto del jugador, por eso me gustaría tener eso de él. Pero también me gusta dar libertador, como daba Sergio Hernández. No me gusta atar al jugador a hacer algo, porque creo debe sentirse un poco libre. También hay que contenerlos, porque el jugador cree que en todo momento puede anotar, tomar lanzamientos o hacer cualquier cosa. Es necesario estar firme en esas situaciones para que no se desbande el equipo.
-Vos jugaste con cracks como Ginóbili o Campazzo que habitualmente se salían y salen del libreto…
-Manu era increíble. Cuando jugaba con él, entrenando o en partidos, te preguntas como hizo un gol, cómo la pasó, cómo te vio. Lo mismo pasa con Facu, hoy verlo jugar es decir ¡wow! Está en otro escalón, en otra dimensión de su juego porque hace cosas que otro jugador de su misma posición no la puede hacer. Esos jugadores necesitan esa libertad de en algún momento salirse del libreto y poner su impronta. Pero no todos son Ginóbili o Campazzo.