¿Cristian Medina, el próximo? La increíble cifra de jugadores que se fueron libres de Boca desde que Riquelme es dirigente
Todo se remonta a los primeros meses de 1990, cuando el mediocampista belga Jean-Marc Bosman inició una demanda contra su empleador, el Royal Football Club de su país, por considerarse jugador tras la finalización de su contrato. El club le ofreció extender el vínculo por un año más, aunque con una rebaja salarial del 75%. Bosman rechazó esa oferta y negoció su llegada al Dunquerke de Francia. Sin embargo, surgió una nueva traba: en ese entonces, los jugadores que concluían sus contratos laborales no eran totalmente libres, sino que seguían dependiendo de la institución a la que habían pertenecido. El Royal Football Club incluyó a Bosman en la lista de transferibles, pero con una cláusula de indemnización que superaba los 11 millones de francos belgas, unos 290 mil euros de la época. Tras un proceso judicial que duró cinco años, la sentencia del Tribunal de Justicia de Luxemburgo cambió el mapa del fútbol para siempre. A partir de la sentencia se reconoció la libertad de los jugadores al concluir sus contratos y se permitió la libre circulación de futbolistas de la Unión Europa sin ocupar plaza de extranjero, lo que abrió el camino para que jugadores de otros continentes pudieran llegar, mediante el pasaporte comunitario, a las grandes ligas del planeta.
Entre la imposibilidad de retenerlos y el estilo de gestión de algunas clubes, cada vez son más los futbolistas argentinos que abandonan el país en conflicto con sus equipos. En ese sentido, Boca se ha convertido en estos años en un caso paradigmático: desde la asunción de Juan Román Riquelme como directivo del club, allá por diciembre de 2019, 19 futbolistas de jerarquía se terminaron yendo de la institución por la puerta de atrás. Desde los campeones del mundo Nahuel Molina y Alexis Mac Allister a Valentín Barco y Nicolás Valentini, próximo refuerzo de la Fiorentina. Cristian Medina, otra de las joyitas, podría convertirse en estas horas en el jugador Nº 20. ¿Qué grado de responsabilidad le cabe a cada parte?
Debería ser el conductor natural del Boca de Fernando Gago. El futbolista que dirija la batuta futbolística de un equipo con ansias de volver a los primeros planos. Ese jugador distinto capaz de manejar los hilos en una zona, el mediocampo, que se presta más al roce y al sacrificio que a la inspiración y el juego asociado. Sin embargo, Medina decidió plantarse y no jugar más con la camiseta del Xeneize. ¿El motivo? La negativa del club de aceptar la oferta del Fenerbahce de Turquía para adquirir el 100% de la ficha del volante, que practicó los últimos dos apartado del plantel profesional.
Aunque tiene contrato con Boca hasta diciembre de 2027 (firmó la extensión en agosto de 2023), Medina busca forzar una salida que asegure su futuro económico. El interés de Fenerbahce se mantiene, pero Boca fue claro en su postura: o se vende en los términos que establece el club o seguirá “colgado” hasta tanto se resuelva su situación. Su cláusula de rescisión asciende a los 20 millones de dólares.
La última oferta del club turco, dirigido técnicamente por José Mourinho, llegó a las oficinas de la Bombonera en octubre de 2024: 10 millones de dólares más otros cinco millones por objetivos (partidos jugados, títulos, clasificación a copas europeas, etc.) y un 20% para el Xeneize en caso de una futura venta. A pagar en cómodas cuotas, eso sí, hasta diciembre de 2027. Boca pidió mejorar los números y, sobre todo, el plan de pago. Pero Fenerbahce rechazó hacerse cargo de los impuestos y mandó avisar que no ofrecería un centavo más por un futbolista que empezará el año con más de 75 días de inactividad.
Gago, por lo pronto, ya pidió un jugador en su reemplazo. Uno de los primeros nombres apuntados fue el de Lucas Robertone, con quien Pintita compartió plantel en Vélez y que juega en el Almería de España. Se barajó la posibilidad de un trueque por Medina, aunque el volante de 22 años no estaría dispuesto a bajar de categoría. “Si no llega nada bueno, seguirá entrenándose aparte”, le confió a LA NACION una fuente cercana a la dirigencia. Sin embargo, en Boca saben que cuanto más tiempo pase parado, más se desvaloriza el jugador.
El 1º de enero, Nicolás Valentini se convertirá oficialmente en nuevo jugador de la Fiorentina. En su caso, Boca decidió “colgarlo” en abril de este año, cuando restaban ocho meses para la culminación de su contrato. El zaguero no aceptó la oferta de renovación y Juan Román Riquelme y su Consejo de Fútbol resolvieron marginarlo de toda competencia oficial. Siguió entrenándose con el grupo, pero no fue tenido en cuenta. En estos días, Valentini viajará a Italia y se pondrá a las órdenes de Raffaele Palladino, el DT del conjunto de Florencia. Boca, que lo formó nueve años, no verá un peso por su fichaje a la Fiore.
Algo similar ocurrió en 2020 con Santiago Ramos Mingo, una de las máximas promesas de las inferiores del club, que llegó a jugar dos amistosos bajo la conducción técnica de Gustavo Alfaro y seis meses más tarde abandonó el club por la patria potestad y arregló por tres temporadas con el Barcelona de Lionel Messi sin dejarle un centavo al club. Antes de marcharse el cordobés rechazó tres ofertas de la dirigencia de Boca: dos en la gestión de Daniel Angelici y otra en tiempos de Jorge Ameal y de Juan Román Riquelme. Boca fue a la FIFA y reclamó 290 mil euros por derechos de formación, e intentó demostrar que Ramos Mingo, pese a no tener contrato profesional, era parte estable del plantel de Primera, ya que había sido inscripto en la lista de la Libertadores y había ido un partido al banco frente a Athletico Paranaense. Pero el TAS falló en contra y todos los intentos quedaron en la nada.
“Estamos atados de pies y manos”, esgrimen cerca del Consejo de Fútbol. Sin embargo, si bien es cierto que para los clubes argentinos es cada vez más difícil retener a sus talentos, en Boca fueron demasiados los conflictos a la hora de negociar con los jugadores. En enero de este año, Valentín Barco contó desde Inglaterra cómo fueron las “charlas” para la renovación de su contrato. “Se juntaron con mi representante y mi papá, tuvieron tiempo para presentar una oferta formal, pensé que la iban a presentar en esa reunión y dijeron que la tenía que presentar yo. Dijimos que íbamos a contestar, llamamos tres días seguidos y no contestaron el teléfono”.
Un año antes, Barco, que alternaba entre Primera y Reserva, había estado cerca de pasar al Getafe, pero prefirió no irse libre y dejarle dinero al Xeneize. En Boca, en cambio, aseguran que Barco rechazó toda oferta de parte del club y solo aceptó renovar por un año con una cláusula de rescisión baja, de 10 millones de dólares. Finalmente, el jugador costeó su salida y pasó al Brighton de la Premier League, en una cifra muy inferior a su verdadero valor de mercado.
Aunque no todos los casos fueron iguales, jugadores como Carlos Tevez, Mauro Zárate, Julio Buffarini, Agustín Rossi, Cristian Pavón, Eduardo Salvio, Carlos Izquierdoz y Agustín Almendra fueron otros de los tantos futbolistas que dejaron Boca después de largas batallas con la dirigencia; mientras que otros, como Ezequiel Fernández, resolvieron su salida de manera unilateral, ejecutando la cláusula de rescisión.
Una batalla de egos y millones de dólares con los nombres, otra vez, por encima del escudo.