Katie Ledecky en los Juegos Olímpicos 2024: la superestrella que llegó a París para ser la atleta más laureada de la historia

La alegría de Katie Ledecky tras ganar en los 800m, en Fukuoka 2023
La alegría de Katie Ledecky tras ganar en los 800m, en Fukuoka 2023 - Créditos: @YUICHI YAMAZAKI

Se pinta las uñas de rojo, blanco y azul. Postea selfies para atesorar sus pequeños y grandes hitos. Sonríe y gesticula de manera tímida. De algún modo, la nadadora Katie Ledecky sigue manteniendo una dulzura y picardía adolescentes. Sin aires de diva, llega a París 2024 en su condición de superestrella. Un solo dato la coloca en perspectiva para dimensionar su grandeza: con siete medallas de oro, es una de las atletas olímpicas más exitosas de la historia y le faltan dos para igualar el récord de la gimnasta Larisa Latynina, que ganó nueve doradas para la Unión Soviética en las décadas de 1950 y 1960. Su último oro fue en Tokio 1964.

A sus 27 años y rodeada de compañeras mucho más jóvenes, la sirena oriunda de Washington se mantiene como favorita en las pruebas de 800 y 1500 metros libre, por lo que la llave para superar el récord de Latynina podría ser una sorprendente victoria en el relevo de 4×200 metros libre, en donde Australia es el favorito, o en los 400 metros libre, prueba en la que la australiana Ariarne Titmus y la fenomenal canadiense Summer McIntosh son sus principales contendientes. En cada brazada buscará la forma de figurar en la primera página del libro dorado, con el mismo entusiasmo con el que explotó en Río 2016 y a los 19 años, con una cosecha de cuatro oros, incluidos los 200 y 400m libres.

A punto de tirarse al agua en sus cuartos Juegos consecutivos, su carrera es un derroche de marcas increíbles y por batir. Ahora, la estadounidense puede transformarse en la primera nadadora en ganar cuatro veces consecutivas la misma prueba olímpica, en su caso los 800 metros libres. La hazaña daría más lustre a un palmarés en el que relucen 10 medallas olímpicas -siete de ellas doradas-, y 16 títulos mundiales individuales, uno más que el legendario Michael Phelps. “Me desafío a ser constante. A veces puede ser duro sentir que no estás logrando un gran avance, pero me pone feliz ser consistente. Aprendí a disfrutar de cada día de entrenamiento y a asimilar cada momento. Sobre todo, a apreciar que puedo tener una carrera tan larga, mantenerme libre de lesiones y saludable y poder hacer esto durante muchos años”.

Es una persona pública desde casi un bebé. Hay un conocido video, filmado el 19 de noviembre de 2000, en el que una pequeña Katie de dos años de edad aparece comiendo pochoclos en un palco del MCI Center de Washington. A su lado surge Michael Jordan, anunciado entonces como accionista de los Wizards de básquetbol, amagando con manotear la bolsa y robárselos. ¿Qué hacía allí esa nena rubia con sus palomitas de maíz? Estaba al cuidado de su tío Jon Ledecky, uno de los propietarios entonces de Los Capitals de hockey sobre hielo. El carrusel de su vida corre rápido hasta mayo de este año, cuando Katie asistió a la Casa Blanca para recibir de parte del presidente John Biden (81 años), la Medalla de la Libertad, el máximo galardón civil de los Estados Unidos. “No dejes que la edad se interponga en tu camino”, mencionó el primer mandatario.

Katie Ledecky saluda tras ganar las finales de los 400 metros libres de mujeres en las pruebas olímpicas de Estados Unidos en Indianápolis, el sábado 15 de junio de 2024
Katie Ledecky saluda tras ganar las finales de los 400 metros libres de mujeres en las pruebas olímpicas de Estados Unidos en Indianápolis, el sábado 15 de junio de 2024 - Créditos: @Michael Conroy

“Siento que cada año disfruto más con esto”, comenta este talento envasado en 1,83 de altura y 73 kilos, a propósito de la longevidad. “A mi alrededor he tenido grandes comunidades que me mantienen entusiasmada con el deporte, enormes compañeros de equipo que me empujan cada día, además de geniales entrenadores que creen en mí y me animan a seguir alcanzando metas más y más grandes”, sonríe. Entre las mujeres del Team USA de natación hay dos jóvenes de 17 años (Alex Shackell y Claire Weinstein), una de 18 años (Katie Grimes) y Erin Gemmel, de 19. La edad media del conjunto femenino es de 22,1 años.

Su mensaje preferido para alentar a sus compañeras olímpicas es el que recibió de su primer coach, Yuri Suguiyama, antes de Londres 2012. El entrenador le dijo a los ojos que merecía estar en ese equipo, que se lo merecía y que pertenecía. Así que Ledecky replica la arenga a sus colegas más jóvenes: “Ustedes pertenecen”. Claro que necesitó de la voz de aliento cuando todos los focos se posaron en ella desde muy chica. Y vaya si dio resultados: con apenas 15 años, se colgó la medalla dorada en los 800m libre en Londres 2012, siendo la de menor edad de aquella escuadra norteamericana.

La fiereza competitiva de Ledecky para romper más marcas
La fiereza competitiva de Ledecky para romper más marcas - Créditos: @David J. Phillip

Se detiene un segundo a recordar lo que era ser más joven y estar enamorada de la natación, sin saber adónde podía llevar sus aventuras en el agua. No se planteó objetivos definitivos ni metas rigurosas. “Cuando era niña, nunca soñé con llegar a unos Juegos Olímpicos”, asegura. Sabe reconocer esa sensación de asombro por lo nuevo; incluso entiende que algunos de sus compañeros de equipo podrían sentirse intimidados por estar en un plantel junto a ella. Pero lejos de ensalzar su propia figura, juega el rol de inspiradora.

“La paso bien con la gente que me rodea”, jura Ledecky, que arrancó en la natación al seguir los pasos de su hermano Michael, cuando él tenía 9 años y ella apenas 6. Entonces, se unió a un campus veraniego en el Palisades Swim & Tennis Club de Maryland. Y ya a los 9, ingresó en un campus de la federación estadounidense (USA Swimming), donde le pidió a Michael Phelps un autógrafo que tiene bien guardado. Jamás imaginó que terminaría compartiendo equipo con el crack de Baltimore en los Juegos de Londres 2012, donde no dudó en pedirle consejos.

La flotabilidad de Ledecky es excelsa, según destacan los especialistas en natación
La flotabilidad de Ledecky es excelsa, según destacan los especialistas en natación - Créditos: @MANAN VATSYAYANA

A partir de su oro en la capital de Inglaterra construyó su leyenda inició una voraz conquista de lauros y marcas. Hoy es la poseedora de los récords mundiales en dos pruebas donde su reinado es incontrastable: los 800m libre (8m4s79) y los 1500m libre (15m20s48). También es ex poseedora del récord mundial en 400 m libre, pero en esa distancia defenderá en París 2024 su récord olímpico, que fijó en 3m56s46. En total, Ledecky batió récords mundiales en 14 ocasiones. Pero además, su tesoro rebalsa con 26 preseas en total en cuanto a medallas mundiales, más que ninguna otra en la historia, desde que en Fukuoka 2023 sobrepasó las 23 que ostentaba la catalana Ona Carbonell. Si en París repite otra actuación notable, se acabará definitivamente la discusión acerca de quién es la mejor nadadora de todos los tiempos.

Las raíces de Katie son checoslovacas. Su abuelo dejó Checoslovaquia en 1948 tras obtener una beca académica y se instaló en Nueva York para profundizar su investigación científica. Fue el gran salto –y alivio- en la vida de Jaromir, después de haber sufrido la barbarie del Holocausto de la Segunda Guerra Mundial. En 2007, con apenas 10 años, Ledecky fue llevada a Praga por su abuela Berta para honrar la memoria de sus ancestros judíos en el cementerio. Berta, incluso, llegó a trabajar como traductora para Albert Einstein en el Instituto Politécnico de Brooklyn. Nunca olvida sus orígenes.

Fuera del agua, Ledecky también tiene su paso por los claustros universitarios: en otoño de 2020 se graduó en Psicología y en Ciencias Políticas en la Universidad de Stanford, en California. Pero desde 2021 pasó a residir en Florida, donde se entrena con el coach Anthony Nesty. Es autora del libro “Just Add Water” (Solo agrega agua), en el que resume su vida deportiva. En París 2024, esta leyenda de una flotabilidad superlativa, como subrayan los especialistas, rezará un Ave María antes de zambullirse –fiel a sus profundas convicciones católicas- y, ya en su hábitat natural, perseguirá más medallas y récords.