Jugó en Primera pero se hartó del fútbol y hoy fabrica 4000 litros de cerveza al mes: “Preferí retirarme”
Sebastián Dubarbier es uno de los pocos jugadores que puede decir que marcó a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Dentro de ese grupo selecto de deportistas, él se define como una persona que “nunca fue fanática del fútbol”, ni tampoco le gustó el ambiente que rodea a este deporte. Retirado de la actividad profesional tras un último corto paso por Banfield en 2020, el exjugador divide su rutina diaria en escribir letras para su banda solista de rock y en el control puntilloso de la selección de lúpulos para la cervecería artesanal que montó en un galpón de Ensenada, La Plata.
El outsider que llegó a Primera División
En 2006, Dubarbier dio sus primeros pasos como profesional al debutar en Gimnasia y Esgrima de La Plata de la mano de Pedro Troglio. Tras ese fructífero arranque, su derrotero continuó por Olimpo de Bahía Blanca hasta llegar al Viejo continente, donde se destacó en el fútbol de Rumania y de España donde tuvo la oportunidad de medirse con jugadores de una jerarquía superior. Su retorno al país se dio en 2017 cuando recibió un llamado de Estudiantes, el clásico rival del Tripero, y no dudó en aceptar.
“Fue una etapa dura la de Gimnasia, no soy hincha de ese equipo y tampoco la pasé bien. Cuando me dijeron de venir a Estudiantes no lo pensé dos veces, es un club modelo”, expresó en diálogo con LA NACION. En esa misma línea, subrayó: “Nunca fui un fanático del fútbol, ni de volverme loco porque perdió un equipo. Lo que sí como jugador siempre fui exigente”.
Sin darle tanta injerencia al qué dirán o a la periferia que rodea el fútbol, Dubarbier remarcó que el fútbol genera un “estrés mental” y que eso lo llevó a conectarse con la música en su tiempo de ocio. “La gente dice: ‘Entrenan dos o tres horas y después están todo el día al pedo…'. Pero lo que no saben de esas horas de entrenamiento es que equivalen a estar 12 horas en una oficina. Físicamente te destruye y después tenés que llegar diez puntos al fin de semana para rendir dentro de la cancha”, aclaró y luego citó un ejemplo del fervor que se vive en La Plata: “Tenés toda una ciudad atrás. Vos tenés la responsabilidad de no mandarte ninguna cag...da porque todos te van a estar put...ando”.
Inmerso en el fútbol europeo, Dubarbier jugó en el Almeria y en el Córdoba de España. Ahí se dio el gusto de tener enfrente a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, dos leyendas del deporte que lo llevaron a estar concentrado al máximo para marcarlos. “Me sentía super confiado como jugador. Tenía la mentalidad que estaba a la par de ellos y me los iba a comer. Jamás me vi en inferioridad, pero sí era tremendo cuando uno da un paso en falso y te limpian. Marcar a Messi es complicado porque tiene una calidad tremenda y un arranque con pelota dominada que no lo tiene nadie; con Cristiano fue un tanto diferente porque él es 9 y uno como lateral no está en contacto directo, pero sus movimientos te marcan que es un tremendo jugador”.
Duba, como lo conocen sus amigos, se retiró tras la pandemia. Tras un paso por Estudiantes de La Plata y un breve periplo por el Deportivo La Coruña, el volante llegó a Banfield con su cabeza repartida en la profesión y en la música. Con una mirada crítica sobre el deporte en el país, el futbolista aseguró: “Es una vergüenza tener tantos equipos en Primera, baja mucho el nivel de la liga. Cuando empieza la pandemia yo tenía 34 años y no quería irme a jugar a la B Nacional. Prefería retirarme. A eso hay que sumarle que sacaron los descensos y ningún equipo peleaba por nada, por ende, nadie quería invertir en jugadores”, deslizó, tajante.
Colgó los botines para dedicarse a la música y a la fabricación de cerveza
En 2007, tras debutar en Gimnasia de La Plata, Sebastián Dubarbier recaló en Olimpo. En ese momento, según su testimonio, comenzó a conectarse con la música. Lejos de su familia y afectos, el jugador pasó horas y horas con la guitarra, componiendo canciones y proyectando, quizás sin saberlo, una nueva pasión.
“Siempre tenía la viola al lado del sillón. Era un escape al estrés deportivo”, remarcó quien le pone voz y guitarra a la banda Seba Dubar y Los Cruzados, que sacó dos discos: Rompecabezas y Descontrol (que incluye una canción dedicada a Lionel Messi). Tocará durante el mes de noviembre en La Plata para promocionar su próximo CD.
A la par de esta faceta artística, Dubarbier indicó que, junto a su pareja Alejandra, están al frente de un galpón cervecero donde la exigencia es la misma que cuando era futbolista. “Vamos a competiciones, mejoramos la receta constantemente. Muchas cervecerías hoy en día están cerrando por la situación del país y nosotros, que arrancamos bien de abajo, estamos produciendo, por mes, 4000 litros”, especificó.
Bajo el concepto de fábrica y no de local con venta al público, Dubarbier está codo a codo con el cocinero de estas bebidas tan populares en el país. Con un riguroso estándar de calidad, explicó que busca las “mejores maltas y lúpulos” para diferenciarse de una competencia feroz, que crece día a día y obliga a perfeccionar el producto.
Fútbol, música y cerveza. Sebastián Dubarbier encontró el maridaje ideal para atravesar su vida. Inquieto desde muy pequeño, cumplió el sueño de ser jugador profesional y logró lo que pocos consiguen: salir de la burbuja del deporte para crecer en otros ámbitos.
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