NUEVA YORK.- La historia nos tiene en la mira. La decisión del presidente Joe Biden de poner fin a su campaña fue un acto de patriotismo tan puro como no he visto en toda mi vida. También debería ser una llamada a la acción al resto de nosotros para continuar su lucha por el alma de nuestra nación. Las próximas 15 semanas no se parecerán a nada que este país haya vivido políticamente, pero no tengan ninguna duda: esta es una carrera que los demócratas pueden y deben ganar.

Biden ha hecho algo difícil y poco frecuente. Ser presidente era el sueño de su vida. Y cuando por fin lo consiguió, lo hizo excepcionalmente bien. Renunciar a ello, aceptar que terminar el trabajo significaba pasar el testigo, requería una verdadera claridad moral. El país importaba más. Como alguien que compartió ese sueño y ha tenido que hacer las paces con dejarlo ir, sé que no fue fácil. Pero era lo correcto.

Las elecciones tienen que ver con el futuro. Por eso me entusiasma la vicepresidenta Kamala Harris. Ella representa un nuevo comienzo para la política estadounidense. Puede ofrecer una visión esperanzadora y unificadora. Tiene talento, experiencia y está preparada para ser presidenta. Y sé que puede derrotar a Donald Trump.

Ahora hay una opción aún más clara y nítida en estas elecciones. Por un lado está un delincuente convicto que solo se preocupa de sí mismo y que está intentando dar marcha atrás a nuestros derechos y a nuestro país. En el otro, una exfiscal y exitosa vicepresidenta que encarna nuestra fe en que los mejores días de Estados Unidos aún están por llegar. Se trata de viejos agravios frente a nuevas soluciones.

El historial y el carácter de Harris serán distorsionados y menospreciados por una avalancha de desinformación y el tipo de prejuicios desagradables que ya estamos escuchando de los portavoces del movimiento MAGA (”Make America Great Again”, o “Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo”). Ella y la campaña tendrán que abrirse paso a través del ruido, y todos nosotros como votantes debemos ser reflexivos sobre lo que leemos, creemos y compartimos.

Sé un par de cosas sobre lo difícil que puede ser para las candidatas fuertes luchar contra el sexismo y la doble moral de la política estadounidense. Me han llamado bruja, “mujer desagradable” y cosas mucho peores. Como candidata, a veces evité hablar de hacer historia. No estaba segura de que los votantes estuvieran preparados para ello. Y no me presentaba para romper un techo; me presentaba porque pensaba que era la más calificada para hacer el trabajo. Aunque todavía me duele no haber podido romper el techo de cristal más alto y más duro, estoy orgullosa de que mis dos campañas presidenciales hicieran que pareciera normal tener a una mujer al frente del partido.

Harris se enfrentará a retos adicionales únicos por ser la primera mujer negra y sudasiática en encabezar la candidatura de un partido importante. Eso es real, pero no debemos tener miedo. Es una trampa creer que el progreso es imposible. Después de todo, gané el voto popular nacional por casi tres millones en 2016, y no hace tanto que los estadounidenses eligieron por abrumadora mayoría a nuestro primer presidente negro. Como vimos en las elecciones legislativas de 2022, la prohibición del aborto y los ataques a la democracia están movilizando a las mujeres votantes como nunca antes. Con Harris a la cabeza, este movimiento puede convertirse en una ola imparable.

Hay poco tiempo para organizar la campaña en su nombre, pero el Partido Laborista en Gran Bretaña y una amplia coalición de izquierdas en Francia obtuvieron recientemente grandes victorias con incluso menos tiempo. Harris tendrá que llegar a los votantes escépticos hacia los demócratas y movilizar a los jóvenes que necesitan convencerse. Pero puede presentarse con un sólido historial y ambiciosos planes para reducir aún más los costes para las familias, promulgar leyes de sentido común sobre la seguridad de las armas y restaurar y proteger nuestros derechos y libertades.

Tiene una gran historia que contar sobre los logros de esta administración. Biden y Harris lideraron la remontada de Estados Unidos después de que Trump chapuceara la pandemia y dejara nuestra economía en caída libre. Bajo su liderazgo, Estados Unidos ha creado más de 15 millones de puestos de trabajo, y el desempleo está cerca de su nivel más bajo en 50 años.

Cuando la inflación se disparó en todo el mundo, muchos economistas dijeron que la única forma de domarla sería una dolorosa recesión con grandes pérdidas de empleo. Pero Biden y Harris mantuvieron a los estadounidenses trabajando mientras la inflación volvía a niveles normales y aumentaban los ingresos reales de los trabajadores.

Cuando muchos pensaban que el bipartidismo había muerto, Biden y Harris unieron a republicanos y demócratas para aprobar importantes leyes sobre infraestructuras y energías limpias, microchips y seguridad nacional. Desde los precios de los medicamentos hasta la deuda estudiantil, han conseguido resultados que han fortalecido nuestro país y mejorado la vida de la gente.

Harris está constantemente infravalorada, como tantas mujeres en política, pero está bien preparada para este momento. Como fiscal general de California, se enfrentó a narcotraficantes, contaminadores y prestamistas abusivos. Como senadora de los Estados Unidos, cuestionó rigurosamente a los funcionarios y nominados de la administración Trump y fue inspirador verla. Como vicepresidenta, Harris se ha sentado con el presidente en la Sala de Situación, ayudando a tomar las decisiones más difíciles que puede tomar un líder. Y cuando el extremista Tribunal Supremo anuló Roe contra Wade, la jurisprudencia sobre el aborto, se convirtió en la defensora más apasionada y eficaz de la administración para restaurar los derechos reproductivos de las mujeres.

Estoy deseando oírla presentar un caso convincente contra Trump, que fracasó como presidente la primera vez y se presenta con una agenda peligrosa. Un segundo mandato de Trump sería mucho peor que el primero. Los planes de Trump son más extremos, está más desquiciado y ha perdido las barreras que limitaban algunos de sus peores instintos.

Credibilidad

Harris puede explicar al pueblo estadounidense que la inflación volvería a dispararse con Trump, gracias a su propuesta de aranceles generalizados, amplias rebajas fiscales para los ricos y deportaciones masivas. Las políticas esbozadas por los aliados del expresidente en el Proyecto 2025, desde una mayor restricción del derecho al aborto hasta el desmantelamiento del Departamento de Educación, son una receta para unos Estados Unidos más débiles, más pobres y más divididos.

La experiencia de la vicepresidenta en el cumplimiento de la ley le da credibilidad para rebatir las mentiras de Trump sobre la delincuencia y la inmigración. Los hechos están de su lado: después de dispararse bajo el mandato de Trump, la tasa de homicidios está cayendo en picada bajo la administración Biden-Harris. Los cruces ilegales de fronteras también están cayendo rápidamente y ahora son los más bajos que han sido desde 2020, gracias en parte a la reciente orden ejecutiva de Biden. Estaríamos haciendo aún más progresos si Trump no hubiera matado un compromiso bipartidista de inmigración en el Congreso este año para sus propios fines políticos egoístas.

Como amiga y partidaria de Biden, me parece un momento agridulce. Es un hombre sabio y decente que sirvió bien a nuestro país. Hemos perdido a nuestro abanderado y echaremos de menos su firme liderazgo, su profunda empatía y su espíritu de lucha. Sin embargo, también hemos ganado mucho: un nuevo campeón, una campaña revitalizada y un renovado sentido del propósito.

Se acabó el tiempo de lamentarse. Llegó el momento de organizarse, movilizarse y ganar.

* Hillary Clinton fue candidata presidencial demócrata y secretaria de Estado durante la gestión de Barack Obama