La participación masiva frena a la ultraderecha de Le Pen y se diluye su posibilidad de llegar al poder
PARÍS.– En un giro sorpresivo, los franceses volvieron a frustrar en las urnas la posibilidad de que la extrema derecha de Reunión Nacional (RN) llegue al poder al votar masivamente a los candidatos del llamado “cordón republicano” en el que convergen aspirantes de la derecha y la izquierda.
La avalancha de votos la habría recibido la alianza de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP), que obtendría entre 172 y 192 bancas en la nueva Asamblea Nacional, según los primeros datos extraoficiales, seguida por la coalición de centro Juntos, del presidente Emmanuel Macron, con entre 150 y 170 diputados. El ultraderechista RN, que había triunfado en la primera vuelta de la semana pasada, se derrumbaba al tercer lugar con entre 132 y 152 legisladores. La derecha de Los Republicanos (LR) alcanzaba las 57-67 bancas.
La tasa de participación rozaba el 60%, convirtiéndose en la más alta registrada en unas legislativas desde las de 1981 (61,4 %), que llevaron a la izquierda al poder, según cifras divulgadas por el Ministerio del Interior.
La semana pasada, RN, de Marine Le Pen, había obtenido el 33,4% de los votos, frente al 28,5% del NFP, de izquierda y ultraizquierda, y el 22,1 de Juntos, la alianza de centro del presidente Emmanuel Macron.
Tras conocerse las primeras proyecciones que dan la victoria a la izquierda en las elecciones legislativas anticipadas, Macron pidió este domingo “prudencia” y aseguró que su alianza de centroderecha “sigue bien viva”.
“La cuestión es quién gobernará a partir de ahora y logrará una mayoría”, agregó. Ninguna de las proyecciones otorga una mayoría absoluta a la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), que ganaría los comicios, seguida del oficialismo y de la extrema derecha.
Por su parte, el líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon, celebró este domingo diciendo que los franceses rechazaron “el peor escenario posible”.
“Nuestro pueblo ha rechazado claramente el peor escenario posible”, declaró Mélenchon, para quien el NFP, que carece de mayoría absoluta, debe “gobernar”. El líder del ala radical de la coalición rechazó “entablar negociaciones” con la alianza de centroderecha de Macron para alcanzar una mayoría y aseguró que el presidente “tiene el deber de llamar al Nuevo Frente Popular a gobernar”.
El líder de Reunión Nacional, Jordan Bardella, criticó la “alianza de deshonor” que “priva a los franceses de una política de recuperación”.
“Lamentablemente la alianza de deshonra y el fraude electoral aprobado por Emmanuel Macron, Gabriel Attal y la extrema izquierda privan” al electorado de un gobierno del RN, declaró.
Los casi 50 millones de electores se enfrentaban a un dilema: ¿votar al partido ultraderechista RN o al “frente republicano” tejido por el oficialismo y la izquierda?
Macron conmocionó a Francia con el adelanto de estas elecciones, previstas en 2027, a raíz de la victoria del partido de la ultraderechista Marine Le Pen en los comicios europeos del 9 de junio.
Aunque su objetivo era pedir una “aclaración” política a los franceses y, a su vez, frenar a la extrema derecha, el resultado de la primera vuelta puso a RN en cabeza con un tercio de votos y las proyecciones apuntaban incluso a una eventual mayoría absoluta.
Pero, tras la primera vuelta, la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP) y la alianza de centroderecha Juntos del presidente Macron tejieron más de 200 pactos locales implícitos, el llamado “frente republicano”, retirando al candidato menos votado para impedir una victoria arrolladora de Le Pen y sus aliados.
Aún así, según los primeros resultados de boca de urna del segundo turno de las legislativas en Francia, ninguno de los tres principales bloques obtiene la mayoría absoluta.
Artistas, futbolistas y asociaciones, entre otros, llamaron también a impedir la victoria de RN, en un movimiento similar al de 2002, cuando Jean-Marie Le Pen, padre de Marine, accedió por primera vez al balotaje de una elección presidencial y perdió.
“Más que nunca, hay que ir a votar. Es realmente urgente. No podemos dejar el país en las manos de esa gente”, dijo el jueves el capitán de la selección francesa de fútbol, Kylian Mbappé, llamando a votar “del lado bueno”.
Ante eventuales “desórdenes”, a menos de tres semanas de los Juegos Olímpicos de París, las autoridades desplegarán 30.000 policías y gendarmes el domingo por la noche.
Los analistas advertían más temprano de un resultado incierto, que dependería en gran parte de la abstención. La participación en la primera vuelta fue casi 20 puntos superior que en 2022.
Si ningún bloque obtiene una mayoría absoluta, varias hipótesis emergen: una difícil coalición entre parte de la izquierda, el oficialismo y los diputados de derecha que no pactaron con RN, o incluso un gobierno tecnócrata con apoyo parlamentario.
El primer ministro de centroderecha, Gabriel Attal, anunció su renuncia a partir de mañana y aseguró que su gobierno está dispuesto a permanecer en funciones “el tiempo que sea necesario” para garantizar la continuidad del Estado.
Independientemente del resultado, Francia vive un momento crucial de su historia política. Este podría acelerar el fin del “macronismo”, ciclo iniciado en 2017 con la irrupción de Macron por el centro del espectro político. Su mandato termina en 2027.
Agencias AFP, DPA y Reuters