Con la elección de Vance como candidato a vice, crecen las posibilidades de que un trumpismo 2.0 sobreviva a Trump

Donald Trump y el candidato a vicepresidente republicano, el senador J.D. Vance,  en la Convención Nacional Republicana en Milwaukee, Wisconsin. (SCOTT OLSON / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP)
Donald Trump y el candidato a vicepresidente republicano, el senador J.D. Vance, en la Convención Nacional Republicana en Milwaukee, Wisconsin. (SCOTT OLSON / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP) - Créditos: @SCOTT OLSON

NUEVA YORK.- Cuesta imaginar un par de semanas más trascendentes que estas para la política norteamericana.

La primera conmoción fue por el desempeño del presidente Joe Biden en el debate, que llevó a muchos demócratas a pedirle que abandonara la carrera. Después, un hombre armado intentó asesinar a Donald Trump. Y ahora Trump eligió a J.D. Vance para acompañarlo como vicepresidente en la fórmula, el inicio de lo que promete ser una acalorada convención republicana.

Donald Trump y J. D. Vance, en Milwaukee, Wisconsin. (Kamil Krzaczynski / AFP)
Donald Trump y J. D. Vance, en Milwaukee, Wisconsin. (Kamil Krzaczynski / AFP) - Créditos: @KAMIL KRZACZYNSKI

De todos estos hechos, la elección de Vance -de 39 años- parece la menos relevante por lejos, al menos para esta campaña. Históricamente, la elección del candidato a vice tiene un papel menor en el curso de la campaña, y es probable que Vance tenga menos probabilidades que la mayoría de cambiar la dirección de la carrera por la presidencia.

Su identidad política básica –hombre, blanco, populista y leal a Trump– refuerza el mensaje central de la plataforma trumpista. Eso no es necesariamente ni bueno ni malo para Trump, pero esos rasgos reducen las probabilidades de que Vance pueda modificar el rumbo de la campaña, ya que típicamente la elección del candidato a vicepresidente tiene el objetivo de ampliar el atractivo de candidato a presidente o compensar sus puntos débiles. Vance tampoco le regalará el “extra” de los votos de un estado indeciso, ya que su distrito de origen, Ohio, no es competitivo.

Y si bien Vance es una figura muy conocida y un buen orador que no terminará en la intrascendencia o el olvido, es difícil imaginarlo eclipsando a los más destacados y convirtiéndose en el tema central de estas elecciones.

Donald Trump, en la Convención Nacional Republicana luego del intento de magnicidio. (Brendan SMIALOWSKI / AFP)
Donald Trump, en la Convención Nacional Republicana luego del intento de magnicidio. (Brendan SMIALOWSKI / AFP) - Créditos: @BRENDAN SMIALOWSKI

Si el historial electoral de Vance puede ser indicativo de su capacidad política –y probablemente no lo sea–, tampoco hay demasiadas razones para creer que tiene un atractivo especial para los votantes. En 2022 ganó las primarias republicanas para el Senado con apenas el 32% de los votos, y probablemente sólo por el margen de respaldo de Trump.

En las elecciones generales de 2022 no le fue tanto mejor: ganó por apenas puntos puntos porcentuales, un resultado más bajo que la victoria de ocho puntos de Trump en 2020 y la victoria combinada de 13 puntos de los candidatos republicanos al Congreso de Ohio en ese mismo día de votación.

En cada elección, Vance obtuvo malos guarismos en los suburbios con altos niveles de educación, donde podía suponerse que un joven abogado y autor de best sellers formado en la Universidad de Yale tendría un buen desempeño. En las elecciones generales, quedó muy por detrás de Trump en la región de los Apalaches.

Considerando todo esto, hay pocas razones para esperar que la presencia de Vance en la fórmula cambie el curso de esta elección. Y también es cierto que hace 10 meses que las encuestas no se mueven demasiado, así que ni siquiera una opción innovadora habría alterado la carrera.

Es más, si Vance termina marcando una gran diferencia, probablemente nunca lo sabremos: como las dudas sobre el candidatura de Biden, el intento de asesinato de Trump y la convención republicana son hechos casi simultáneos con la elección de Vance, será imposible desentrañar cuál fue exactamente la causa de una eventual variación en las encuestas de aquí en más.

Sin embargo, si bien Vance probablemente no altere el rumbo de la campaña, su elección quizás ya haya cambiado el curso de la siguiente carrera presidencial. Al ser elegido, Vance se convirtió instantáneamente en un aspirante presidencial de primer orden para las elecciones de 2028.

El candidato presidencial republicano Donald Trump al recibir el disparo del tirador en su oreja derecha. (REUTERS/Brendan McDermid)
El candidato presidencial republicano Donald Trump al recibir el disparo del tirador en su oreja derecha. (REUTERS/Brendan McDermid) - Créditos: @Brendan McDermid

Y a diferencia de otros obvios potenciales candidatos republicanos, Vance es un convencido populista conservador. No es un refrito del viejo Tea Party, como Ron DeSantis o Ted Cruz. No es la reconstrucción republicana de Reagan-Romney, como Nikki Haley o Glenn Youngkin. Se describe a sí mismo como un nacionalista bien posicionado para tomar el relevo de la antorcha de “Hacer grande otra vez a Estados Unidos” en materia de comercio, política exterior, prestaciones sociales e inmigración, incluso cuando Trump ya no se postule para presidente.

Por supuesto que no hay manera de saber si Vance logrará imponerse en una futura primaria presidencial republicana, pero con su presencia en la boleta crecen las posibilidades de que un trumpismo 2.0 sobreviva a Donald Trump. Ya que la nueva plataforma republicana no es más que una breve lista de grandes éxitos del “Hacer grande otra vez a Estados Unidos”, ese es el primer mensaje importante que nos deja hasta ahora la Convención Nacional Republicana.

Nate Cohn

Traducción de Jaime Arrambide