La informalidad y discrecionalidad con la que se maneja el boxeo actual es siempre provocadora. Semana tras semana presenta noticias que se balancean en un delgado péndulo que lleva al deporte desde la sorpresa a lo risueño, con serios riesgos de que la cuerda se corte para caer definitivamente en el papelón.

Claro que de nada de esto tiene la culpa Alan Veneno Cháves , el joven boxeador de San Miguel, que logró en la FAB un muy buen triunfo para incrementar su invicto y seguir construyendo una sólida carrera profesional .

Pero las particularidades estuvieron más allá de las virtudes de Cháves, un contundente golpeador con 14 KO en sus 17 combates y una carrera con un inventario limpio de traspiés. Anoche derrotó por puntos en diez rounds a Xolisani “La Avispa” Ndongeni, un sudafricano de 34 años. Con un aceptable récord general, de 32 éxitos (19 KO), ahora con 6 caídas. El fallo fue unánime: 96-93, 96-93 y 98-91. Y con su triunfo salvó el honor continental, porque obtuvo el título Latino de la OMB que, de lo contrario, hubiera quedado inexplicablemente en manos de un africano .

¿Cuáles son las razones de semejante despropósito? Con el fin de encontrar una buena razón para difundir la velada y hacerla atractiva, la creatividad de los promotores gestiona títulos reales, vacantes, silver, gold, regionales, interinatos… la lista es interminable. No hay fórmulas ni reglas. Luego, los rankings se definen en negociaciones, interpretaciones y análisis que los directivos de cada entidad, orden que se dispone con las mismas libertades facultativas.

Chaves, hace dos años, cuando tenía 21, obtuvo el título mundial juvenil de la OMB en un combate frente al venezolano Keine Montenegro, el 12 de noviembre de 2022.

Desde entonces, hizo cuatro defensas de esa corona. Ante los venezolanos Juan José Ruiz, Orlando Morales y Raúl Murillo, y el colombiano Jhan Esteven Camacho.

En virtud de esos méritos, en un principio se pensó en presentar la pelea como una defensa de la corona juvenil. Aunque Chaves ya tiene 23 años… Pero peor era lo de su “retador”, que tiene 34. Esa idea no llegó a ser oficial.

Fue por eso que la elección más adecuada fue cambiar de rumbo y pagar el arancel para combatir por el título latino de los livianos de la OMB, que se encuentra vacante… aunque el rival fuera un sudafricano.

La calificación del combate es un distintivo extra para discutir luego una ubicación en los rankings. Por ahora Cháves no tiene clasificación en el ranking mundial, aunque es probable que lo incorporen después de esta victoria. Además, figura quinto en el ranking latino de la OMB. Pero en este desconcierto vale preguntarse: ¿de haber ganado Ndongeni, le darían un lugar en el ranking latino?

El duelo fue intenso y siempre en favor del argentino . Sin embargo, el sudafricano, que cuenta con gran experiencia y antecedentes de buenos combates ante boxeadores de la talla de Arnold Barbosa Jr. y Devin Haney, fue peligroso con sus contraataques.

Cuando dominaba claramente la tarjeta en los puntos, un choque de cabezas sin intención abrió un feo y profundo corte arriba del ojo izquierdo de Cháves .

El argentino resistió en el último round con el rostro bañado en sangre para poder llegar a las tarjetas y obtener una merecida victoria.

Decisión controvertida y riña inesperada

En el combate preliminar, por la categoría welter, Marco Kid Dinamita García Ovejero se enfrentó con Juan Ignacio El Indio Segovia.

Mariano Soraire, el árbitro, descalificó a Segovia en el cuarto round por un cabezazo… que dio García.

Pero como el herido fue Kid Dinamita, el hombre a cargo de las decisiones interpretó que no podía ser el agresor.

Aquí hay una salvedad reglamentaria que merece ser contada. El árbitro puede recurrir al video de la transmisión televisiva para corregir su fallo pero no es obligatorio que lo haga . Y como estaba convencido de su decisión, no la cambió, en lo que el público entendió como una clara injusticia.

Mientras esperaban el fallo, García y Segovia hablaban desde sus rincones. “¿Quién metió la cabeza? Fuiste vos”, le recriminó Segovia. Su adversario, molesto, salió a agredirlo, se trenzaron otra vez en combate, pero esta vez sin árbitro . Los segundos invadieron el ring y hubo varios golpes. Aunque la mayoría intentó separar, ya nadie pudo evitar el bochorno.