Ciudad de México sube cinco lugares entre las urbes más caras de todo el mundo

CDMX, una metrópoli que afronta retos de todo tipo año con año. (Gerardo Vieyra/NurPhoto via Getty Images)
CDMX, una metrópoli que afronta retos de todo tipo año con año. (Gerardo Vieyra/NurPhoto via Getty Images)

La Ciudad de México (CDMX) está habituada a formar parte de diversos rankings. Algunos despiertan entusiasmo y otros no tanto. Pero hay algo que no falla en este tipo de clasificaciones: la controversia. Ahora hay un nuevo tema a considerar en la discusión. El Informe de riqueza y estilo de vida global 2024 de Julius Baer ha colocado a CDMX en el sitio 16 entre las ciudades más costosas de todo el mundo. El estudio da cuenta de que la capital mexicana ha subido cinco lugares en relación con el informe del año pasado (en 2023 ocupó el lugar 21).

“Los que suben son Zúrich, Milán, Sydney, París y Ciudad de México (ocho, seis, seis, cinco y cinco posiciones respectivamente), mientras que los grandes perdedores incluyen Tokio, Bangkok, Dubai y Taipei. Sin embargo, si nos fijamos en los costos en Tokio y Ciudad de México en moneda local, los precios apenas han cambiado: es la conversión”, se lee en el informe. Hay un factor decisivo en ese incremento: el superpeso. La moneda del país ha tenido una influencia sustancial para que el costo de vida se vea elevado.

En general, cuando se habla de América, hay aspectos que resaltan: la salud es más cara en este continente. Y no sólo ese rubro. “También es considerablemente más cara que el promedio mundial en lo que respecta a champaña (27%), whisky (22%) y bicicletas (9%). América también se lleva el título de la partida con el mayor aumento regional en el año: las suites en hoteles aumentaron casi un 34% en comparación con el año pasado en dólares. Los precios en la región aumentaron un 6% en promedio”, destaca el estudio. El aumento en el ranking, sin embargo, también viene fecundado por un factor que ha preocupado a la opinión pública nacional desde hace un par de años: la gentrificación.

Por ejemplo, así lo explicaba Francisco Andragnes, director general de Homie.mx, para entender el equilibrio entre inflación y demanda de vivienda por parte de extranjeros. “(El tema) se complicó por el aumento de las viviendas ofertadas en Airbnb. Hay zonas que tienen más departamentos en renta en este sitio que en el mercado tradicional”, señaló para El Economista en julio del año pasado, cuando la CDMX, según el ranking citado, ya estaba en el lugar 21.

Alejandra Kiewek, representante de la Comisión de Participación Comunitaria, alertaba sobre cómo este fenómeno de la gentrificación había afectado no sólo en cuanto a vivienda sino en diferentes ámbitos de consumo. "Algunos todavía no dimensionan el efecto de todo esto, pero creo que se pronunciarán en un futuro no muy lejano. Todo se ha encarecido: los restaurantes, los comercios y, obviamente, la vivienda”, comentó en la misma pieza de El Economista.

Y toca un punto clave: el descontento social que esto ha generado. Ese renglón va a generar tensión creciente. Es cada vez más la gente que encuentra problemático vivir en una ciudad con tantos incrementos, ya sea por factores locales o externos. Y ese problema todavía no está siendo cubierto ni mucho menos solucionado.

El asunto seguirá dando de qué hablar por mucho tiempo más. ¿Cuánto? No se puede saber con precisión. Pueden ser unos años o incluso décadas enteras. El paisaje urbano y social de las grandes ciudades se modifica constantemente, pero en este caso los efectos pueden ser de un alcance todavía desconocido. La gentrificación sigue y eleva sus consecuencias sobre la vida cotidiana de las personas que eran originarias y han tenido la necesidad de desplazarse al no poder sostener ese ritmo de aumento en el costo del nivel de vida.