En busca de consuelo entre las fosas comunes de las pandillas en Honduras

Un funcionario traslada en una bolsa restos humanos hallados en cercanía de Lomas del Carmen, en San Pedro Sula (Honduras) el 27 de mayo de 2024. (Orlando SIERRA)
Un funcionario traslada en una bolsa restos humanos hallados en cercanía de Lomas del Carmen, en San Pedro Sula (Honduras) el 27 de mayo de 2024. (Orlando SIERRA)

María Suyapa tenía 13 años cuando unos pandilleros la violaron y la reclutaron. Tres años después, su madre sabe que la mataron y espera que sus huesos estén en las fosas clandestinas halladas en el norte de Honduras para darles "cristiana sepultura".

"Ando viendo si puedo recuperar sus huesitos. Vengo a ver si me la trajeron", dice sentada en la oficina de Medicina Forense de San Pedro Sula Nolvia, de 38 años, quien por miedo usa un nombre ficticio, igual que para identificar a su hija.

Hace tres semanas las autoridades empezaron a excavar en la ladera de una colina en las afueras de esa ciudad, ubicada a 180 km de Tegucigalpa.

Agentes especiales exhumaron hasta ahora 13 osamentas de la tierra árida, entre la maleza seca por el sol inclemente de la temporada. En otra localidad cercana sacaron otra. Varias fosas clandestinas de las pandillas han sido halladas en diversos lugares.

Aunque el gobierno de Xiomara Castro impuso en diciembre de 2022 un estado de excepción, intentando emular al presidente Nayib Bukele en El Salvador, las pandillas -las mayores la Mara Salvatrucha y Barrio 18-, continúan sus crímenes y delitos de extorsión y droga.

- "De un tiro en la cabeza" -

María Suyapa, cuenta Nolvia, estaba en primer año de secundaria pero, tras violarla, la obligaron a integrar una pandilla de Lomas del Carmen, una barriada de casas de concreto y hierro, con calles de cemento.

"Dejó sus estudios. Se la llevaron a vivir con ellos", lamentó.

Por eso le pide al gobierno actuar: "No puede ser que estén agarrando niñas y metiéndolas a esas bandas. Son unos niños, tienen que estudiar, tienen toda una vida por delante. Eso no puede estar pasando", expresó.

Dos años después del rapto, a eso de las cinco de la tarde del 25 de febrero de 2023 unos pandilleros "la bajaron de un bus" y desapareció, relata Nolvia sobre la última vez que su hija fue vista con vida.

A los pocos días, los 'mareros' le escribieron por Facebook que "no la buscara más porque nunca la iba a hallar". "Me dijeron que la habían matado de un tiro en la cabeza y estaba en ese cementerio clandestino", narró.

Unos vecinos, continuó la mujer, "la vieron cuando la llevaban" a la colina a matarla, al parecer por un conflicto interno en la pandilla.

Nolvia cree que los restos de María Suyapa están en las fosas porque oyó en las noticias que un cráneo exhumado tenía un orificio de bala.

Pero el forense Vladimir Núñez explicó a AFP que "todos tienen un tiro en la cabeza" y deben hacerse pruebas "odontológicas o análisis" de ADN.

- Las "casas locas" -

Varias osamentas, según las autoridades, pertenecen a personas que se negaron a dejar sus viviendas a los pandilleros. Las llaman popularmente las "casas locas" cuando las usan para asesinatos.

En Lomas del Carmen y otros barrios cercanos hay "un montón de casas solas y solares abandonados" por los vecinos, afirma a la AFP Juan, de 72 años, quien solo dio su nombre por seguridad.

Los pandilleros también obligaron a Nolvia a irse del barrio. "Me iban a matar. Llegan con pistolas y dicen: 'tenés unas horas para irte'. Uno tiene que abandonar la casa porque si no lo matan".

"Hay bastantes casos así, pero la gente no habla por temor", explicó la mujer, quien vive ahora en casa de su hermana.

Nolvia temía además que, de quedarse en el barrio, se repitiera la historia de María Suyapa con su otra hija de 11 años.

Juan calcula que "hay unas 40" osamentas en la colina porque dice que vio muchas veces cuando llevaban a las víctimas y allí las "enterraban".

El subcomisionado de la Policía Nacional, Enoc Funes, afirmó a la AFP que "las operaciones son permanentes" y decenas de policías y militares instalan retenes y salen a patrullar.

Pero la violencia no cesa. Honduras registró en 2023 una tasa de 34 homicidios por cada 100.000 habitantes, casi seis veces el promedio mundial.

Como Nolvia, otras personas acuden a Medicina Forense. Unos albergan la esperanza de que sus parientes desaparecidos estén vivos, pero quienes saben que están muertos desean un poco de paz.

"Encontrar los huesos de mi hija es lo único que quiero" para hallar un poco de consuelo, se resigna Nolvia.

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