Yair, el hijo de Netanyahu que alimenta la guerra desde EE.UU y no da la cara en Israel

¿Dónde está Yair Netanyahu? Es la pregunta que se repite en Israel desde hace varias semanas. Concretamente, desde que el 7 de octubre, Hamás lanzó un duro ataque contra territorio israelí, que causó cientos de muertos.

La respuesta, liderada por Benjamin Netanyahu, primer ministro del país, fue declarar una guerra total a Gaza, movilizando a los 360.000 reservistas que tiene el Ejército hebreo. Una cifra que no es baladí porque la población total de la nación es de unos 9,3 millones de personas. Es decir, prácticamente cualquier persona menor de 40 años debe estar preparada para luchar en cualquier momento.

Yair Netanyahu junto a su padre, Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel. (Aleksey Nikolskyi/Sputnik Kremlin Pool Photo via AP, File)
Yair Netanyahu junto a su padre, Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel. (Aleksey Nikolskyi/Sputnik Kremlin Pool Photo via AP, File)

Pero hasta la fecha sigue habiendo una ausencia destacada: Yair Netanyahu. El hijo del primer ministro, de 32 años y con formación militar, se encuentra viviendo en Estados Unidos y no ha regresado a Israel ante el llamamiento patriótico de su padre para librar la guerra contra Hamás. Una circunstancia que no ha pasado desapercibida para la sociedad del país y mucho menos para todos esos reservistas que sí han cumplido con su deber.

"Somos nosotros los que dejamos nuestros trabajos, nuestras familias, nuestros hijos, para proteger a nuestras familias en casa y al país, y no las personas que son responsables de esta situación. Nuestros hermanos, nuestros padres, nuestros hijos, todos van al frente, pero Yair todavía no está allí", ha manifestado uno de ellos a The Times.

"Regresé de Estados Unidos, donde tengo un trabajo, una vida, mi familia. No hay manera de que me quede allí y abandone a mi país, a mi pueblo, en este momento crítico. ¿Dónde está el hijo del primer ministro? ¿Por qué no está en Israel?", se preguntaba otro.

Un paso adelante en defensa de la patria que contrasta con la postura de Yair, que no se ha movido de Miami, lugar en el que reside desde hace algunos meses, pese a que sería perfectamente elegible para incorporarse al frente. Sin embargo, dentro de su acomodada vida en Estados Unidos, el hijo del primer ministro ha seguido alimentando, a través de las redes sociales, el conflicto, con llamamientos a defender la patria y a exigir la muerte de los terroristas de Hamás.

Una actitud ciertamente hipócrita la de llamar a la guerra, con todo lo que ello conlleva de dolor y sufrimiento para las víctimas, mientras que él asiste sano y salvo a los acontecimientos desde su posición de privilegio. Un ejemplo más de que la tan manida frase de que todos somos iguales no es cierta, especialmente cuando la situación se pone comprometida. No es, por tanto, ninguna sorpresa que haya mucho recelo hacia su figura en la sociedad israelí.

Destrucción en Gaza tras los bombardeos israelíes. (Photo by MOHAMMED ABED/AFP via Getty Images)
Destrucción en Gaza tras los bombardeos israelíes. (Photo by MOHAMMED ABED/AFP via Getty Images)

Y es que el historial de Yair ha estado marcado por las controversias. Sus incendiarios mensajes en las redes sociales han hecho que su propio padre tuviera que llamarle al orden en varias ocasiones. Incluso ha tenido que enfrentarse a los tribunales tras ser demandado por difamación.

Los Netanyahu, contra las cuerdas

Ahora, la sociedad israelí pasa la factura a ambos, al padre y al hijo. Del hijo se critica la ausencia, mientras que el padre, que ha marcado la política de Israel las dos últimas décadas, vive un momento de máxima debilidad al frente del país.

Con una popularidad alarmantemente baja, pese al conflicto bélico en curso, su última metedura de pata ha sido culpar abiertamente a la Inteligencia israelí y al Ejército del ataque de Hamás en un mensaje en X.

Pese a que borró el texto poco después y pidió disculpas, lo cierto es que su figura está en la cuerda floja y son muchas las voces dentro del país que creen que debe dar un paso a un lado. De momento, la mayoría quiere que se marche una vez que acabe la guerra, pero es tal su vulnerabilidad que los acontecimientos podrían precipitarse.

La política israelí está cada vez más cerca de que los Netanyahu dejen de ocupar un puesto privilegiado en la toma de decisiones. El tiempo dirá cuándo.

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