El país latinoamericano que puede ser el gran beneficiado de lo que está pasando en Ucrania y Gaza
Han sido varios años de guerra diplomática entre Venezuela y Estados Unidos. Debido al giro autoritario del Gobierno de Nicolás Maduro y la represión contra la oposición, Washington, y otros países como la Unión Europea, aplicaron numerosas sanciones contra los principales líderes del régimen, así como contra las industrias de la minería, el tabaco, la banca o el petróleo, entre otras.
De esta manera, a lo largo de la última década, Venezuela ha vivido inmersa en una gravísima crisis económica y en un aislamiento internacional casi completo, solo roto por algunos aliados tradicionales del chavismo, como es el caso de Rusia o Irán. Sin embargo, esta situación está a punto de terminar, al menos de manera temporal, y hay dos factores fundamentales que explican a la perfección este cambio de postura.
Por un lado, claro está, se encuentra el avance de las negociaciones entre el Gobierno y la oposición. El Ejecutivo y la Plataforma Unitaria han firmado en Barbados un acuerdo de garantías para las elecciones presidenciales del segundo semestre de 2024, incluyendo también la observación internacional. Estas conversaciones han ayudado a que empiece a producirse un proceso de deshielo entre el país venezolano y aquellos que han impuesto sanciones, aunque todavía hay dudas de qué ocurrirá.
Cabe recordar que María Corina Machado ha sido la elegida por la oposición, a través de unas primarias, para enfrentarse a Maduro en los comicios, pero actualmente se encuentra inhabilitada para ejercer cargos públicos.
No parece probable que el régimen permita su candidatura, por lo que habrá que ver la evolución de unos acontecimientos en los que puede pasar cualquier cosa, incluida la vuelta a la conflictividad en las calles y, como consecuencia, que se vuelvan a recrudecer las sanciones contra Venezuela.
Pero más allá de estas circunstancias, hay un segundo motivo que está ayudando al país a dejar de ser un paria internacional: el contexto geopolítico internacional. Actualmente, hay dos graves conflictos armados en el mundo que reciben mucha atención, como son la guerra de Ucrania contra Rusia y la de Israel contra Gaza.
En febrero de 2022, Rusia decidió invadir Ucrania, dando comienzo a una guerra que se acerca rápidamente a los dos años. La reacción de Occidente fue apoyar a los ucranianos militarmente, al tiempo que imponía importantes sanciones económicas contra Moscú. Rusia es uno de los principales países productores de petróleo y gas y en 2020 tenía las sextas mayores reservas de crudo del mundo.
Desde que empezó la guerra, la compra de estos recursos a Rusia se ha reducido a la mínima expresión, recurriendo Estados Unidos a sus propias reservas o apostando por otros productores.
Pero las hostilidades en Gaza han hecho saltar todas las alarmas. Hay temor a que se produzca una guerra directa entre Israel e Irán, lo cual provocaría probablemente más sanciones al régimen iraní y, por tanto, otra reducción del petróleo disponible. En este caso, hablamos del cuarto país en reservas mundiales.
Si a estas circunstancias le añadimos además la reducción de la producción por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) hasta finales de 2023, podemos entender el riesgo a que los precios del petróleo se disparen. Y es aquí donde entra Venezuela.
El factor Venezuela
Sin Rusia y sin Irán, el crudo venezolano es muy necesario. Y más allá de los acuerdos entre Gobierno y oposición, también entra en juego la demanda de petróleo que tienen los países occidentales. El país sudamericano era en 2020 el número uno en reservas de crudo de todo el planeta. Y disponer de ellas supone amortiguar el golpe de quitar a Rusia e Irán de la ecuación.
No es ninguna sorpresa, por tanto, que Estados Unidos ya haya anunciado que levanta sus sanciones al oro, petróleo y gas venezolanos, aunque de momento solo por seis meses. En función de los avances con la oposición se mantendrá esta medida o se volverá al veto. Seis meses que benefician a todos, ya que a Venezuela le dan aire económicamente y a los estadounidenses y sus aliados les permiten aumentar la oferta de petróleo en el mercado, ayudando así a luchar contra la persistente inflación.
La siguiente en levantar sanciones puede ser la Unión Europea, porque España ya se lo ha solicitado a sus socios comunitarios y la decisión se tomará en los próximos días. De esta manera, a Venezuela se le abre una gran ventana de oportunidad que puede hacer que cambie su posición en el tablero internacional muchos años después. El mundo vuelve a mirar hacia el país, al tiempo que la situación en Ucrania y Gaza se recrudece.
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