Ucrania prioriza la seguridad y no el territorio y Trump impulsa las conversaciones para una tregua
El apoyo a la cesión de territorio a cambio de la paz está aumentando entre los ucranianos. Según una encuesta reciente, el 32 por ciento de los ucranianos apoyaría un acuerdo de este tipo, frente al 19 por ciento del año pasado.
Las autoridades ucranianas llevan meses diciendo que no cederán el territorio ocupado por Rusia en ningún acuerdo de paz. Ahora, mientras Ucrania contempla un cronograma acelerado para las negociaciones impulsado por el presidente electo Donald Trump, le está dando al menos tanta importancia a la obtención de garantías de seguridad como al lugar donde podría caer una eventual línea de alto al fuego.
Con las fuerzas ucranianas perdiendo terreno constantemente en el este, dos altos funcionarios afirmaron que la defensa de los intereses de Ucrania en las posibles conversaciones no dependería de los límites territoriales, que probablemente serán determinados por los combates, sino de qué garantías existen para que se mantenga un alto al fuego.
“Las conversaciones deben basarse en garantías”, dijo Roman Kostenko, presidente de la Comisión de Defensa e Inteligencia del Parlamento ucraniano. “Para Ucrania, no hay nada más importante”.
Un alto funcionario ucraniano, que habló bajo condición de anonimato para poder conversar sobre negociaciones delicadas, fue más directo. “La cuestión territorial es extremadamente importante, pero no deja de ser la segunda cuestión”, dijo el funcionario. “La primera cuestión son las garantías de seguridad”.
Ucrania fija sus fronteras basándose en su declaración de independencia de 1991. Desde entonces, Rusia se ha hecho con el control de alrededor del 20 por ciento del territorio ucraniano, pero Kiev no renunciaría formalmente a reclamar ningún territorio bajo ocupación rusa, dijo Kostenko.
Este parece ser el enfoque que Ucrania está adoptando para justificar cualquier posible acuerdo en el que Rusia mantenga el control de las tierras ucranianas. En octubre, el Presidente Volodímir Zelenski, hablando sobre un alto al fuego, dijo: “Todo el mundo comprende que, sea cual sea el camino que tomemos, legalmente nadie reconocerá los territorios ocupados como pertenecientes a otros países”.
El escepticismo sobre el compromiso ruso con un acuerdo es profundo en Ucrania, que tuvo una amarga experiencia con los alto al fuego en 2014 y 2015 tras enfrentarse a las fuerzas respaldadas por Rusia a lo largo de la frontera oriental. El alto al fuego no impidió que continuaran los combates, que se prolongaron durante ocho años hasta la invasión rusa a gran escala en 2022.
Las autoridades de Kiev han intentado ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte como garantía contra nuevos ataques de Rusia. Las autoridades occidentales han señalado que quieren que Ucrania se incorpore a la OTAN, pero no a través de un cronograma acelerado.
Las autoridades de Kiev también han dicho que un sólido arsenal de armas convencionales —proporcionado por Occidente— permitiría a Ucrania contraatacar rápidamente y serviría de elemento disuasorio para la reanudación de las hostilidades.
Las garantías de seguridad, y no el territorio, se perfilan como la cuestión más espinosa de cualquier acuerdo de paz posible. Cuando Ucrania y Rusia celebraron conversaciones de paz en 2022, Rusia se opuso al final al componente fundamental del acuerdo propuesto: un acuerdo que obligara a otros países a acudir en defensa de Ucrania si volvía a ser atacada.
Rusia lleva mucho tiempo diciendo que considera inaceptable la entrada de Ucrania en la OTAN. Ha señalado que dicho ingreso supondría la ruptura de cualquier acuerdo de alto al fuego, al tiempo que ha indicado que querrá mantener el control del territorio que ha capturado en Ucrania.
Los debates sobre un posible acuerdo se han intensificado desde la elección la semana pasada de Trump, quien ha prometido presionar para que se entablen conversaciones de inmediato. Esto supone un cambio con respecto a la postura del gobierno de Biden, según la cual el momento y las condiciones de cualquier acuerdo deberían dejarse en manos de Ucrania. Trump se ha mostrado abiertamente escéptico sobre la continuación de la ayuda estadounidense a Ucrania y ha dicho que puede poner fin a la guerra en un día, sin decir cómo.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha intentado en repetidas ocasiones presentar a Ucrania como la parte intransigente en lo que respecta a las conversaciones de paz, al tiempo que insinúa condiciones de acuerdo que solo le son favorables a él. Las autoridades ucranianas y occidentales consideran su postura como una exigencia de capitulación.
Un problema inmediato para cualquier alto al fuego en el frente es la ocupación por parte de Ucrania de partes de Kursk, en el suroeste de Rusia, que el ejército ucraniano invadió en agosto. Kiev considera el territorio como una posible moneda de cambio durante las conversaciones, pero en Moscú, la salida de Ucrania se considera un requisito previo para el inicio de las negociaciones. Funcionarios estadounidenses afirman que unos 50.000 soldados rusos y norcoreanos se han concentrado en Kursk en preparación de una contraofensiva para expulsar a Ucrania del territorio ruso.
Si los ucranianos son expulsados de Kursk, Rusia podría aceptar un alto al fuego a lo largo de la línea del frente para la próxima primavera, afirmó en una entrevista el lunes Konstantin Zatulin, miembro del partido político de Putin. “Todo se basará en hechos”, dijo. “Todo lo que tenemos es nuestro; todo lo que tiene Ucrania es de Ucrania”.
Para algunos de los partidarios de la línea dura de Moscú, los puntos de disputa, incluidas las reclamaciones territoriales, hacen improbable un acuerdo para la próxima primavera.
“Será difícil que lleguemos a un acuerdo precisamente porque incluso nuestra posición más blanda implica concesiones territoriales adicionales por parte de Ucrania”, dijo Konstantin Malofeev, un empresario conservador aliado del Kremlin.
El alto funcionario ucraniano dijo que Kiev querría asegurarse de que ninguna línea de alto al fuego perjudicara la recuperación económica del país tras la guerra, por ejemplo, dejando zonas industriales demasiado inseguras para la inversión. La anchura de una zona desmilitarizada —un área de amortiguación entre los dos ejércitos— también sería una consideración clave, dijeron los funcionarios.
En la órbita de Trump hay facciones enfrentadas que han expresado diversos puntos de vista sobre Ucrania. La postura expresada por JD Vance, el vicepresidente electo estadounidense, coincide en gran medida con los argumentos del Kremlin. Su ex secretario de Estado, Mike Pompeo, ha abogado por un apoyo militar más sólido que el que el gobierno de Biden ha estado dispuesto a ofrecer.
Tal vez la pista más detallada de las opiniones de Trump se produjo en una entrevista en julio con Fox News.
“Yo le diría a Zelenski, no más, tienes que llegar a un acuerdo”, dijo Trump sobre el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. “Le diría a Putin: si no llegas a un acuerdo, le vamos a dar muchas cosas”.
Trump y Zelenski conversaron la semana pasada, pero ninguna de las partes hizo público lo que se discutió.
Zelenski ha estado apelando al apoyo de Estados Unidos y las naciones europeas para lo que él llama una estrategia de “paz a través de la fuerza” que apuntalaría al ejército de Ucrania y potencialmente mejoraría su posición en el campo de batalla antes de que comiencen las conversaciones.
Pero el plan de Ucrania es solo uno de varios enfoques, incluida una propuesta de China y Brasil y otra de Turquía que abordaría la seguridad de la navegación en el Mar Negro, pero podría ampliarse para incluir otras cuestiones.
Por ahora, Ucrania está perdiendo terreno tan rápidamente como en casi cualquier otro momento desde los primeros días de la invasión. Rusia ha perfeccionado una táctica eficaz, aunque costosa, consistente en avanzar mediante pequeños asaltos de infantería, cambiando personal por terreno. Con muy pocos soldados, Ucrania ha recurrido a desplazar soldados entre los puntos calientes del frente para evitar el colapso de las líneas.
En su propio plan, denominado “Fórmula de paz”, que se considera el punto de partida de las negociaciones, Ucrania ha exigido 10 cosas, entre ellas la retirada total, el procesamiento de los crímenes de guerra y el pago de indemnizaciones. En una cumbre celebrada en junio, en la que Rusia no estuvo presente, no se abordaron estas exigencias.
Sin embargo, unos 80 países respaldaron otros tres puntos del plan ucraniano: el intercambio de prisioneros de guerra y la liberación por parte de Rusia de los rehenes civiles; la salvaguarda de instalaciones nucleares como la central ocupada de Zaporiyia; y la garantía de libre navegación comercial por el Mar Negro.
Desde entonces, Zelenski ha suavizado la postura de Ucrania, enviando al ministro de Asuntos Exteriores a China para que acoja el rol de China en las conversaciones y afirmando que Rusia podría ser invitada a una futura sesión de negociación sobre la Fórmula de paz.
El apoyo a la cesión de territorio a cambio de la paz está aumentando entre los ucranianos. Según una encuesta realizada en octubre por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev, el 32 por ciento de los ucranianos apoyaría un acuerdo de este tipo, frente al 19 por ciento del año pasado.
Pero asegurar un acuerdo favorable para Ucrania mientras Rusia avanza sería extremadamente difícil, dijo Andriy Zagorodnyuk, ex ministro de Defensa ucraniano. Es poco probable que los negociadores rusos se conformen solo con el territorio que su ejército ya ha tomado.
“Quien está en una posición ganadora establece las condiciones”, dijo. “Eso es válido para gobiernos o empresas”.
Colaboraron con reportería Anton Troianovski desde Bakú, Azerbaiyán; Valerie Hopkins desde Moscú; y Maria Varenikova y Marc Santora desde Kiev, Ucrania.
Andrew E. Kramer es jefe del buró de The New York Times en Kiev. Ha estado cubriendo la guerra en Ucrania desde 2014. Más de Andrew E. Kramer
Colaboraron con reportería Anton Troianovski desde Bakú, Azerbaiyán; Valerie Hopkins desde Moscú; y Maria Varenikova y Marc Santora desde Kiev, Ucrania.
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