El Tornado de Cuba bate como un huracán para vencer con un impresionante nocaut en Montreal
El Tornado sopló más fuerte que nunca.
Con una actuación contundente, Osley Iglesias (13-0, 12 KO) envió un fuerte mensaje a toda la división supermediana al insertarse en la conversación de los aspirantes a títulos mundiales, en una categoría donde reinan Saúl “Canelo’‘ Álvarez y su compatriota William Scull.
Supuestamente, Petro Ivanov (18-1-2, 13 KO) debía ser la prueba más dura en la carrera profesional de Iglesias, pero el cubano dominó el jueves en la noche de principio a fin para imponerse por nocaut en el quinto asalto y mantener su faja mundial de la IBO, que suele ser la antesala de las grandes coronas del boxeo.
Había cierta incógnita por ver cómo le iba a Iglesias si la pelea llegaba a los rounds intermedios, pues sus tres combates anteriores -todos en esta temporada y en el mismo escenario de Montreal, Canadá- no habían ido más allá del segundo asalto.
Pero Iglesias respondió cualquier duda de manera brillante y un despliegue de herramientas que anteriormente no había tenido oportunidad de mostrar debido a esos mismos triunfos por la vía rápida que le han ido ganando reputación de hombre de poder.
El pugilista antillano siempre suele decir que no sale a buscar el nocaut, pero evidentemente le viene de manera natural, ya sea por el impacto de un golpe o por la acumulación de castigo, como fue el caso de este combate en el cual fue despedazando de manera paulatina al ucraniano.
Después de un primer asalto en el que calculó distancias y marcó territorios, Iglesias comenzó a presionar en el segundo y para el tercero llegaba el primer golpe realmente potente que avisaba a un Ivanov que confrontaba problemas con el jab de derecha, repetido y educado.
Ivanov quiso presionar en el cuarto y trató de hacer la pelea algo más rugosa y complicada, pero Iglesias supo leer su estrategia y descargó la zurda en ángulos, sobre todo al cuerpo, para hacer retroceder al eslavo y dejar en claro que no iba a dar un paso atrás.
Quizá no se advirtió en el momento, pero ese castigo dejó huellas en Ivanov, que ya no podía defenderse de manera eficiente, pues los golpes de Iglesias rompían su guardia y entraban como sables que cortaban cualquier iniciativa rival, dejándolo todo listo para el final.
La zurda del cubano, que no siempre había encontrado la diana perfecta, en esta ocasión dio en pleno rostro de su oponente que cayó rendido hacia atrás y no atinó a reaccionar a tiempo ni para vencer el conteo de 10 que le aplicaba el árbitro y decretaba el triunfo de Iglesias.
En principio pudo parecer prematura la acción del encargado de velar por las reglas encima del ring, pero el propio Ivanov quedó con cara de resignación y, especialmente, de aceptación del veredicto que coloca al cubano en una posición muy ventajosa en las 168 libras.
Queda por ver ahora cuál sería el próximo paso para acercar a Iglesias a esa faja mundial que tanto anhela y que ya ganó su compatriota Scull -su amigo personal desde hace mucho tiempo- hace unas semanas cuando venció en Alemania al ruso Wladimir Shiskin.
Pase lo que pase, el Tornado dejó en claro que piensa seguir con la fuerza de un huracán, batiendo fuerte hacia el futuro.