El drama de quienes intentan morir en los rieles del metro y sobreviven

Los suicidios en el metro de Ciudad de México son todavía un problema invisibilizado por el miedo a que se produzca un efecto llamada: (Photo by:  Jeffrey Greenberg/Universal Images Group via Getty Images)
Los suicidios en el metro de Ciudad de México son todavía un problema invisibilizado por el miedo a que se produzca un efecto llamada: (Photo by: Jeffrey Greenberg/Universal Images Group via Getty Images)

Los suicidios en el metro son uno de los temas más persistentes en las ciudades desarrolladas de todo el mundo, además de uno de los más silenciados: poco se habla de la cantidad de personas que se arrojan al paso del tren y deciden acabar con su vida de esta manera, también en la Ciudad de México. A pesar de tratarse de un acto individual, las cifras dejan entrever que no son hechos aislados. Los casos que acaban en tragedia, así como los intentos, han aumentado en la capital mexicana en los últimos años hasta un punto alarmante.

De acuerdo con cifras del Sistema de Transporte Colectivo Metro del D.F. (STC), entre enero y marzo de 2023 se registraron 13 arrollamientos de personas en las líneas del metro. En el mismo periodo de 2022, se reportaron cinco. Si bien es cierto que las autoridades competentes no especifican si todos estos hechos fueron suicidios u otro tipo de accidentes, lo cierto es que el STC ha reforzado sus labores para prevenir los intentos de suicidios a través del programa preventivo Salvemos Vidas. La estrategia de capacitación está dirigida a 300 efectivos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana adscritos al Metro y de la Gerencia de Seguridad Institucional que trabajan en las estaciones por ser estos el primer contacto con los usuarios de riesgo. Se busca dotar al personal de más herramientas para detectar y disuadir potenciales actos suicidas en las vías del tren con el objetivo de combatir esta lacra que no solo atenta contra la integridad de las personas que lo intentan, sino contra la de los viajeros que se encuentran dentro del convoy.

El STC cuenta con módulos en las estaciones que registran un mayor número de intentos de suicidio donde se brinda apoyo psicológico a los usuarios. Según un mapa elaborado por la geógrafa de la UNAM Mercedes Sánchez Plasencia, la Línea 2 del Metro CDMX, que cubre el trayecto de Taxqueña a Cuatro Caminos, es la que más cantidad de suicidios registró entre 2019 y 2022. Le sigue la Línea 3 (de Universidad a Indios), la Línea 7 (desde El Rosario a Barranca del Muerto) y la Línea 1 (desde Observatorio a Pantitlán). Desde su puesta en marcha en agosto 2016, el protocolo Salvemos Vidas ha logrado evitar 477 suicidios, a los que hay que sumar los 42 de este año.

El drama de sobrevivir

“Hechos relevantes”. Así es como el STC denomina el arrollamiento de personas a las que no se logra detectar ni disuadir ni salvar. Del suicidio en las vías del tren se habla poco, sí. Y si se hace, se llama por otro nombre. Existe un miedo latente a que su difusión genere un efecto llamada que atormenta como un efecto tsunami, porque cada vida cuenta y cada muerte es un fracaso de la sociedad en su conjunto. Algo estamos haciendo mal si la única vía de escape que encuentra una persona es la de dejar de existir. En psicología se conoce como efecto Werther, que hace referencia al incremento en el número de suicidios que sigue a la aparición de noticias al respecto en medios de comunicación. Sobre todo cuando quien protagoniza el hecho es un personaje célebre.

El problema es que, de lo que no se habla, no existe. Y si no existe, se limita su prevención y sus consecuencias devastadoras. A principios de mayo de este año, el diario El Colombiano publicó un reportaje firmado por la brillante pluma del periodista Daniel Rivera Martín en el que afirma que el 70% de las personas que se lanzan al metro sobreviven. La pieza informativa se centra en los casos suicidios que se producen en el Metro de Medellín, disimulados, por otro lado, bajo el epígrafe de “eventos en la vía”, que es la manera en la que las autoridades del transporte público de la ciudad colombiana denominan estos casos.

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Otra localización, sí, y otra cortina de humo. Sin embargo, el porcentaje que recoge es perfectamente extrapolable a la situación mexicana en lo que se refiere a las secuelas, porque el cuerpo humano es el mismo y los sistemas de seguridad de los trenes, prácticamente idénticos. A todas las implicaciones que se asocian con el acto de tirarse a las vías y morir arrollado por el tren, se suma el drama de sobrevivir. “El 70% quedan vivos y muy mal. Todos pierden algún miembro, generalmente las dos piernas y un brazo. La razón es que los metros no están completamente pegados a la carrilera, en ese espacio puede caber un cuerpo; además, el metro de Medellín tiene un sistema de frenos imantado propio de los tranvías, por lo que detenerse es un efecto casi inmediato. Pero entre todo está el instinto de supervivencia: quien se lanza y siente el toro mecánico que lo arrasa tiende a encogerse, a buscar un resquicio para salvarse”, reza el reportaje.

“¿Quién se ocupa de los tristes?”, escribe Rivera. La salud mental es un tema pendiente da igual qué país del mapa apuntemos con el dedo. Pero si no se habla, no se trata, no se aborda, no se previene, no se disuade, no se salva. Y los tristes son cada vez más. Y por más que intentemos silenciarlo, el ruido de los suicidios es ya ensordecedor.

Si tú o alguien que conoces está considerando quitarse la vida, contacta inmediatamente con tu Línea Nacional de Prevención al Suicidio:

México: (55) 5259-8121, o visita http://www.saptel.org.mx/

EEUU: 988 (línea gratuita en inglés y español) o visita suicidepreventionlifeline.org

Argentina: 135 (línea gratuita) (011)5275-1135 o visita https://www.casbuenosaires.org.ar/

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