Resistencia estudiantil pro Palestina: crónica desde el campamento interuniversitario

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Desde el jueves 2 de mayo, varies integrantes de nuestra Asamblea participamos directamente en la acampada pro-Palestina de Ciudad Universitaria. Aprovechamos este espacio para compartir nuestro análisis sobre este proceso político y presentar nuestras propuestas, en el contexto del reciente ataque porril, el asesinato de uno de nuestres compañeres, y las consecuencias políticas de esta tragedia.

Amanecer en el campamento pro palestina en la UNAM, entre biblioteca central y rectoría.
Amanecer en el campamento, entre biblioteca central y rectoría. Foto: Asamblea Ecologista Popular.

La lucha estudiantil prolifera

El Estado de Israel ha sido responsable del asesinato de aproximadamente 35,000 palestinos desde el 7 de octubre del año pasado. Más del 2 % de les niñes en Gaza han resultado herides o asesinades, y el 75 % de les periodistas asesinades en 2023 perdieron la vida en Gaza. Ni las órdenes de la Corte Internacional de Justicia ni la solicitud de un alto al fuego por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ni los esfuerzos de Egipto y Qatar para impulsar negociaciones de paz ni incluso la aceptación de estas por parte de Hamas han logrado detener la violencia perpetrada por Israel. Por ello, desde el mes pasado, iniciaron acampadas de estudiantes en universidades de más de una veintena de países. Algunas de estas acampadas han sido reprimidas, y otras han triunfado, como el reciente caso de España en el que las universidades aceptaron cortar lazos con instituciones educativas y de investigación israelíes que no busquen un alto al fuego.

La UNAM se unió con su propio campamento durante la primer Asamblea Interuniversitaria y Popular en Solidaridad con el Pueblo Palestino, desde el martes 30 de abril. El campamento pro-palestina exige, entre otras cosas, un alto al fuego, y que la UNAM deje de colaborar con instituciones y empresas sionistas, así como que México rompa relaciones con Israel.

El campamento es un gran paso adelante, pero implica muchos retos

La realidad es que, a diferencia de las universidades europeas y estadounidenses, el campamento de la UNAM ha acontecido como catalizador, y no consecuencia, de la lucha pro-palestina a nivel estudiantil. Justo por eso nos ha tocado pensar de manera atropellada, bajo la urgencia y el foco mediático, descubriendo a tientas nuestras capacidades y límites, y por lo tanto, pensando desde la acción, construyendo ideas y estrategias desde la colectividad, la discusión y el cuerpo.

Casas de campaña del campamento interuniversitario pro palestina en las islas de la Ciudad Universitaria.
Foto: Asamblea Ecologista Popular.

Y con esto no nos referimos a que, durante los últimos meses, no haya habido estudiantes, trabajadores y académiques solidaries con Palestina (por ejemplo, grupos de académiques organizades han impulsado diversas acciones y comunicados desde hace ya varios meses). Sin embargo, es innegable que lo han hecho a pesar de una crisis de despolitización de la comunidad estudiantil, y es que después de años de desgaste por la pandemia, conflictos internos en los movimientos sociales y prácticas asamblearias mal ejecutadas, parte de la comunidad ha perdido la motivación y las herramientas políticas necesarias para mantener activos los procesos de disrupción. Al mismo tiempo, desde hace años la rectoría de la UNAM se ha demostrado una y otra vez más preocupada por salvaguardar su imagen que por abordar problemas estructurales como la violencia patriarcal y la presencia de grupos porriles, que llevan mucho tiempo vinculados tanto con autoridades universitarias como gubernamentales, y que hace unos días causaron la muerte de un estudiante en CCH Naucalpan.

Requerimos impulsar alianzas, trabajo de base en facultades y crear una estrategia política a mediano plazo

Si algo ha fortalecido la acampada ha sido el apoyo por parte de distintos grupos. Desde la visita de pueblos originarios y luchas territoriales, como de normalistas de Ayotzinapa, han mostrado la disponibilidad de trabajo en conjunto con fuerzas políticas fuertes dentro de nuestro país. A su vez, las asambleas de facultades, y de otras instituciones educativas de otras áreas del país, han iniciado un trabajo de base que consideramos capaz de fortalecer al movimiento. En nuestra organización consideramos que las comisiones de trabajo dentro de las facultades serán a mediano plazo, buscando el fortalecimiento del tejido social y la revitalización de la capacidad política de la comunidad universitaria.

Pero al mismo tiempo en que hagamos esto debemos aceptar que, tanto rectoría como el gobierno federal buscan desmovilizar al campamento no mediante la represión directa, sino mediante “tolerar” al movimiento, y a su vez ignorar nuestras exigencias. Esto significa que no es suficiente con mantener o fortalecer la acampada, sino a su vez impulsar más acciones.

Si bien no ha tenido los efectos deseados manifestados en cambios institucionales, el campamento pro Palestina en la UNAM ha repercutido en el fortalecimiento y visibilidad de la lucha estudiantil en otras universidades, tanto públicas como privadas. El 17 de mayo a las 19:30 horas, la rectoría de Ciudad Universitaria entregó una respuesta al pliego petitorio presentado por el campamento interuniversitario. En esta respuesta, la rectoría adoptó una postura ambigua, ya que en el inciso b menciona que “Revisará detalladamente y, de ser el caso, procederá a suspender los convenios de colaboración académica con aquellas universidades de Israel que hayan externado algún pronunciamiento contrario a la consecución de la paz y de las tareas humanitarias”. Sin embargo, es poco probable que alguna universidad israelí admita públicamente ser partícipe del genocidio y/o del régimen de apartheid. Estas instituciones, al no reconocer tales actos, se convierten en cómplices.

Les estudiantes organizades del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), El Colegio de México (COLMEX), la Universidad Iberoamericana y, recientemente, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), han realizado pliegos petitorios hacia sus respectivas universidades, los cuales incluyen romper convenios con universidades israelíes y el pronunciamiento público del genocidio por parte de las instituciones. Al haber ya un precedente de una universidad que atendió las demandas del estudiantado, posicionándose a favor de Palestina y rompiendo el convenio con la Universidad de Tel-Aviv, como el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), la respuesta de la UNAM y el silencio de demás instituciones educativas generan decepción dentro de la comunidad estudiantil.

Un capibara de peluche en el campamento interuniversitario pro Palestina en la UNAM.
Foto: Asamblea Ecologista Popular.

Desde la asamblea interuniversitaria se decidió que el día martes 21 de mayo se levantara el campamento para seguir la lucha en otros espacios. Días antes, el 13 de mayo, se estableció un Espacio Libre de Apartheid (ELA) en El Colmex, junto con la toma simbólica de la Sala Alfonso Reyes, renombrándola la Sala Tarab ‘Abd al-Hadi, en honor a la líder feminista palestina.

Lo que nos queda de haber participado activamente en este campamento durante dos semanas es que el movimiento estudiantil debe fortalecerse y redirigirse hacia la creación de comunidad a largo plazo, sin limitarse a la inmediatez, además de contextualizarse en los movimientos sociales existentes en el Sur Global por la liberación de los pueblos y en contra de la militarización. Estamos segures de que existen muchos esfuerzos y personas activamente luchando por el cese al fuego y en contra del genocidio; sin embargo, la falta de comunicación, confianza, alianzas y tejido social dentro del activismo pro Palestina ha obstaculizado el proceso. Compartir aprendizajes y experiencias tanto locales como globales, y construir de manera continua el movimiento, son una vía para fortalecerlo. De igual forma, hace falta vincularse con otras luchas y organizaciones que comparten principios y ejes de descolonización, antipatriarcalidad y justicia. ¡Nadie será libre hasta que todes lo seamos!

* Regina Cabrera, Andrea Chiu y Name Villa del Ángel son integrantes de la Asamblea Ecologista Popular (@AsambleaEpop) organización fundada en 2020 y conformada por juventudes disidentes que buscan recodificar la defensa del territorio y la acción climática a través de acciones con perspectiva anti-patriarcal, anti-racista, decolonial, queer, neurodisidente e interseccional.