La renuncia de Yolanda Díaz a Sumar siembra dudas sobre la estabilidad del gobierno de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez junto a Yolanda Díaz
Pedro Sánchez junto a Yolanda Díaz - Créditos: @JAVIER SORIANO

MADRID.- El partido de izquierda español Sumar atraviesa su momento más delicado. La renuncia de Yolanda Díaz a la dirección del partido, anunciada este lunes en una intervención sin preguntas ni medios presentes tras obtener tan solo tres escaños en las europeas, obliga a replantear el futuro de un proyecto construido en torno a su figura y que queda ahora descabezado.

Aunque Díaz se centrará en su labor como vicepresidenta segunda y continuará al frente del grupo parlamentario, la dimisión siembra dudas sobre el futuro político del espacio a la izquierda del PSOE y la estabilidad del gobierno de coalición, sin Presupuestos y condicionado por las fuerzas independentistas en el Congreso. El paso se produce tan solo dos meses y medio después de que la titular de Trabajo accediera formalmente al cargo de coordinadora general en la primera asamblea de la formación y cuando se han cumplido tan solo 14 meses desde que lanzó Sumar como plataforma electoral.

Su paso a un lado abre el debate sobre la reorganización del espacio, con los partidos que lo integran exigiendo desde el domingo una reflexión profunda. Antonio Maíllo, coordinador federal de Izquierda Unida (IU), dio por superado en la Cadena SER el proyecto “aglutinador” de las izquierdas tal y como ha sido concebido hasta ahora y ha defendido uno más “horizontal” y de “igualdad” entre las partes.

La vicepresidenta segunda y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, durante una rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, a 30 de abril de 2024, en Madrid
La vicepresidenta segunda y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, durante una rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, a 30 de abril de 2024, en Madrid - Créditos: @Alejandro Martínez Vélez - Eur

“He decidido dejar mi cargo como coordinadora de Sumar. Es necesario que haya un debate y con esta decisión abro el camino”, comunicaba con gesto muy serio en una comparecencia emitida tras una reunión de su Ejecutiva que ha durado dos horas y media. Según fuentes de su entorno, la vicepresidenta llevaba meditando este movimiento un tiempo, influida también por los fiascos en las autonómicas de Galicia (donde Sumar quedó fuera del Parlamento) y Euskadi (al obtener un único diputado). “Siento que no he hecho las cosas que debía hacer (…) La ciudadanía lo ha percibido”, reconoció en un discurso en el que subrayó el grave desafío que atraviesan la UE y también España con el auge de la extrema derecha, un asunto que le preocupa sobremanera y al que siempre ha querido hacer frente desde su posición política.

El domingo, Díaz había permanecido en casa para seguir los resultados y el núcleo duro de su partido —entre ellos el ministro de Cultura y portavoz, Ernest Urtasun, y la responsable de Organización, Lara Hernández—, se había desplazado a mitad de la noche desde la sede de Sumar para reunirse con ella. La vicepresidenta tomó la decisión de madrugada, después de ratificarse el 4,65% de apoyos y los tres escaños obtenidos, tan solo uno más que Podemos. El lunes por la mañana se reunió con su equipo para comunicarle el paso y finalmente lo debatió con la dirección de Sumar. A primera hora de la tarde, antes de hacer pública la renuncia en una alocución emitida desde el Círculo de Bellas Artes de Madrid, Díaz habló con el presidente Pedro Sánchez y el resto de partidos.

El sector socialista del gobierno español vivió con cierto desconcierto el movimiento de Yolanda Díaz. La vicepresidenta informó brevemente al jefe del Ejecutivo justo antes de que este viajara a Jordania, pero en La Moncloa se movían con mucha cautela ante una cuestión que consideran interna de Sumar. Lo más importante para ellos, según varios miembros del gobierno del sector socialista consultados, es que ella sigue de vicepresidenta segunda y líder de este espacio en el Ejecutivo y, por tanto, principal interlocutora de Sánchez, algo que nadie ha puesto en cuestión.

En el gobierno quieren ver así esta crisis como un asunto interno de la organización de Sumar, que deberá recomponer el espacio después de un mal resultado, pero no algo que pueda complicar la gestión del gobierno o la estabilidad de la coalición. En La Moncloa están siguiendo con detalle las reacciones públicas de dirigentes de los distintos partidos que conforman el grupo izquierdista y no ven a nadie cuestionando la coalición ni la participación en el gobierno y ni siquiera planteando un liderazgo alternativo al de Díaz.

Evidentemente, la crisis de su socio es una mala noticia para el PSOE, que estaba convencido de que las europeas podían servir como acicate para el gobierno porque el PP no ha logrado la victoria aplastante que esperaba, pero confían en que con el tiempo se encuentre una recomposición y un acuerdo interno que permita calmarlo.

Sánchez está decidido a intentar agotar la legislatura, y eso supondría que Sumar tendría tres largos años por delante y desde el gobierno para intentar recomponer sus equilibrios internos y montar una reorganización. Incluso algunos hablan del modelo similiar al del Partido Nacionalista Vasco (PNV), con una estructura en el partido y otra en el gobierno, algo que ya en su momento planteó Pablo Iglesias cuando quería mantener el control del partido y que Díaz fuera solo la candidata. Ella lo rechazó de plano, terminaron rompiendo y la vicepresidenta formó su propia fuerza política. En el PSOE ahora confían en que todo quede en una batalla de reorganización interna pero no afecte al gobierno.

Fuentes del entorno de Díaz explican que parte de la decisión ha venido motivada por la disputa con las formaciones estos meses, que siempre han querido tener un mayor peso en Sumar. A ellas también lanzó algún dardo en su intervención. “Tenemos que estar para solucionar los problemas de la gente. No los problemas de los partidos o de los políticos”, reivindicó después de la última trifulca por la elaboración de la lista de las europeas, que terminó con Izquierda Unida en el cuarto puesto.

Por Paula Chouza y Carlos E. Cué