Por qué es mejor siempre quitarte los zapatos antes de entrar a tu casa

Los zapatos son verdaderos concentrados de gérmenes y por eso es mejor dejarlos fuera de casa (Foto:Getty)
Los zapatos son verdaderos concentrados de gérmenes y por eso es mejor dejarlos fuera de casa (Foto:Getty)

El zapato que viene de la calle y entra a la casa trae consigo millones de gérmenes que van a ir a parar a los pisos y alfombras de ese hogar en el que nos sentimos tan cómodos y seguros como para caminar descalzos o incluso dejar al bebé gatear.

En unos metros de caminata callejera, un calzado pisa y recoge partículas de restos de comida, saliva, heces fecales, pelos, insectos y otras cosas que no llegamos a imaginar, lo que convierte a las suelas en un concentrado de microorganismos que, a menos que tengamos la costumbre de quitarnos los zapatos antes de entrar a la casa, van a acompañarnos a nuestro espacio más íntimo.

Esta es la razón por la que desde hace miles de años algunas culturas como las asiáticas prohíben que las personas que vienen de la calle entren a las casas con sus calzados y, en cambio, han ido reforzando y expandiendo por el mundo esta costumbre por la que se evita que los múltiples microbios que viven en los suelos, lleguen a los hogares.

Quienes aún no han adoptado esta costumbre deben conocer el alcance los beneficios que tiene el dejar los zapatos fuera de la casa y los inconvenientes que trae el no hacerlo.

Los zapatos que caminan por las calles siempre pisan restos fecales (Foto:Getty)
Los zapatos que caminan por las calles siempre pisan restos fecales (Foto:Getty)

Cuando salimos, generalmente caminamos por las aceras, tal vez por los parques, tal vez vayamos a un centro comercial, tal vez entremos a un restaurante, tal vez vayamos al baño de ese lugar, tal vez subamos a un autobús, o al metro. Un recorrido que al parecer no tiene sorpresas, a menos que se miren las suelas de los zapatos con un microscopio.

Los zapatos son recolectores de restos fecales, es decir, de caca de animales, y también de humanos. Esto significa que metemos esa suciedad en las casas cuando no dejamos esos botines, sandalias o deportivos, fuera de la intimidad hogareña.

En 2008 se dio a conocer un interesante estudio de la Universidad de Arizona en el que se vio que zapatos que solo tenían dos semanas de uso, ya concentraban 421.000 unidades de bacterias y que 96 % de los calzados analizados tenían bacterias fecales.

Se trata de 421.000 unidades de bacterias provenientes de la calle a través de las suelas, contra las 2.887 que se encontraron dentro de las casas a las que no entran los zapatos en mediciones que se hicieron durante el mismo lapso.

Uno de los microbiólogos que participó en el estudio, Even Charles Gerba, dijo sentirse impresionado por los hallazgos, en especial por la cantidad de materia fecal encontrada en los zapatos.

“Al parecer caminamos en mucho más caca de la que yo pensaba”, dijo el microbiólogo al medio Baltimore Sun cuando se publicó el estudio y agregó que él mismo estaba empezando a sentirse paranoico sobre este tema.

En otro estudio de 2016, se hizo un análisis para confirmar que las suelas de los zapatos son transportes de patógenos, es decir, microorganismos que tienen la capacidad de causar enfermedades.

Pero lo más interesante de este estudio, desarrollado por especialistas de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Houston, y publicado en el Journal of Applied Microbiology, es que se encontró que no existen descontaminantes efectivos “químicos o no químicos” que puedan eliminar todos los gérmenes que se concentran en las suelas de los zapatos.

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En esta investigación fueron analizados los calzados de quienes caminan en hospitales, de los que trabajan con animales y de los que sencillamente caminan en las calles de la comunidad.

Visto en el laboratorio lo que ya era fácil suponer, no deberían existir más dudas acerca de entrar o no a la casa con los zapatos puestos, porque el interior de los hogares ya cuenta su buena dosis de sucio sin que entren las muestras fecales, y otras asquerosidades, a través de los calzados.

Y esto lo demuestra otra investigación de 2018 en el que se vio polvo doméstico con ácaros y otros alergenos que causan asma y problemas en la piel estaba en la mayoría de los hogares analizados.

Microorganimos que producen problemas intestinales, urinarios y respiratorios, caminan con nosotros (Foto:Getty)
Microorganimos que producen problemas intestinales, urinarios y respiratorios, caminan con nosotros (Foto:Getty)

Una vez que dejamos que todo ese cúmulo de asquerosidades entre en la casa a través de los zapatos, los seres humanos, e incluso las mascotas, quedan expuestas a los gérmenes y a las enfermedades que éstos pueden causar.

Por ejemplo, los zapatos pueden recoger una buena cantidad de Escherichia coli, una bacteria que causa infecciones intestinales y del tracto urinario, meningitis y diarrea.

Los investigadores dicen que la ocurrencia de E.coli en los zapatos analizados es de 96 % y que esto indica que hay un contacto frecuente con material fecal que puede adherirse a las suelas por los restos de heces de los animales al aire libre o por el ingreso a baños públicos.

También se ha conseguido la Klebsiella, una bacteria que produce neumonías, problemas urinarios, sepsis, infecciones de heridas quirúrgicas y de tejidos blandos. Asimismo, se observa la presencia de la Serratia ficaria, que también causa enfermedades del tracto respiratorio.

Los pies deben disfrutar la libertad de estar libres de calzados dentro de la casa (Foto:Getty)
Los pies deben disfrutar la libertad de estar libres de calzados dentro de la casa (Foto:Getty)

Andar descalzos

Andar descalzos en casa es no sólo conveniente para evitar la entrada de todo tipo de microorganismos, sino también para absorber los beneficios de pisar sin las jaulas que pueden representar los zapatos.

Cuando llevamos un calzado puesto en todo momento hay una serie de músculos que no trabajan y cuando nos acostumbramos a liberarlo hay una reorganización y tonificación, no solo en los pies, sino en las piernas y en la cadera.

También se aconseja que a través de los pies se palpen diferentes superficies irregulares para que nuestra extremidad trate de adaptarse a esa situación y “trabaje” en su propia libertad de sentir y desarrollarse.

De hecho, se ha estudiado el impacto que tiene el andar descalzos con el mejoramiento de los dolores de espalda.

Además, dejar que unos pies caminen libres, mejora la circulación de la sangre y se recomienda para evitar la aparición de várices.

Asimismo, andar descalzos ayuda a las personas que sufren de artrosis de rodilla al disminuir la carga que los zapatos generan sobre las rodillas.

El estrés también se queda afuera cuando nos descalzamos y el dolor de cabeza disminuye y desaparece

Otro punto positivo es que un niño que camina descalzo tiene más posibilidades de no tener el pie plano, aunque se ha demostrado que caminar en la arena de la playa es una actividad mucho más efectiva para desarrollar el arco.

Sin embargo, las personas ancianas o quienes tienen diabetes, deberían usar zapatillas o pantuflas para estar en la casa y evitar así que se golpeen los dedos pues se trata de individuos vulnerables que pudieran sufrir fáciles fracturas o cortaduras.

En las culturas asiáticas se acostumbra usar pantuflas dentro de casa (Foto:Getty)
En las culturas asiáticas se acostumbra usar pantuflas dentro de casa (Foto:Getty)

Japón, China, India, Egipto, Turquía y Rusia son ejemplos de países en los que hay que quitarse los zapatos antes de entrar a las casas.

Se trata de culturas que han adoptado esta costumbre desde hace cientos de años y se ha mantenido, no solo con la idea de dejar afuera de los hogares el sucio material, sino también las malas energías que un calzado puede concentrar.

En la cultura islámica los zapatos deben quedar fuera de las mezquitas por respeto y cuando se diseña uno de estos templos se toma en cuenta el lugar en el que deben dejarse los calzados.

De hecho, en el mundo islámico, lanzarle un zapato a alguien o simplemente mostrárselo, se considera una gran ofensa porque tiene un significado de suciedad.

Los rusos aseguran que la costumbre de dejar los zapatos fuera de la casa fue una costumbre heredada de los otomanos que impusieron este hábito en su avance imperialista entre los siglos XV y XVI.

En todas esas culturas existen pantuflas o zapatillas especiales para estar en la casa y en algunas incluso se procura tener algunas para cuando hay visita.

En cualquier caso, si no se tiene esta costumbre, es conveniente usar medias en buen estado y mantener una buena higiene por si llegáramos a visitar alguna casa en la que no son bienvenidos los microbios que se pegan de las suelas de los zapatos.

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