Estos son los planes de los cristianos conservadores para la siguiente batalla en torno a la FIV

Christina Francis, dirigente del grupo American Association of Pro-Life Obstetricians and Gynecologists, en Fort Wayne, Indiana, el 17 de octubre de 2022. (Kaiti Sullivan/The New York Times)
Christina Francis, dirigente del grupo American Association of Pro-Life Obstetricians and Gynecologists, en Fort Wayne, Indiana, el 17 de octubre de 2022. (Kaiti Sullivan/The New York Times)

El giro parece claro. El Partido Republicano de la era posterior a Roe ha hecho a un lado a los activistas que se oponen al aborto. Donald Trump ha renegado de Project 2025, el proyecto conservador con prohibiciones innovadoras al aborto. La nueva plataforma del partido incluso promete promover el acceso a la fecundación in vitro (FIV).

No obstante, justo ahora que Trump ha decidido distanciarse de la revolución antiaborto emprendida por su propia administración, un batallón poderoso de cristianos conservadores arremete en la lucha. En meses recientes, se han ido preparando con gran sigilo para la batalla en busca de restringir no solo el acceso al aborto sino también a la FIV.

Van sembrando semillas para alcanzar su meta principal: ponerle fin al aborto desde la concepción, no solo dentro del Partido Republicano sino en todas las esferas. Enfrentan una ardua batalla política, pues su postura es impopular en general y no refleja la opinión mayoritaria, en particular en lo que respecta a la FIV.

Desde su perspectiva, su desafío se extenderá varias generaciones, no se reduce a un solo ciclo político. Además, su enfoque (que incluye controlar el lenguaje regulatorio, las plataformas estatales del partido y la definición del momento en que inicia la vida) refleja una estrategia progresiva similar a la que emplearon durante décadas los activistas que consiguieron anular Roe contra Wade.

“Espero que haya cierta marcha atrás además de los avances por los que luchamos, que son grandes zancadas”, comentó Albert Mohler Jr., presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur en Louisville, Kentucky, que últimamente ha movilizado a varios evangélicos en contra de la FIV.

Mohler hizo notar que la caída de Roe no fue en absoluto lineal. “Fue una labor que llevó casi medio siglo, medio siglo de frustración, medio siglo de contratiempos y avances”, señaló. “Será una escalada difícil cuesta arriba, pero a eso estamos llamados”.

Miembros del grupo antiaborto Students for Life of America se manifiestan frente a la Corte Suprema en Washington el 27 de septiembre de 2020. (Anna Moneymaker/The New York Times)
Miembros del grupo antiaborto Students for Life of America se manifiestan frente a la Corte Suprema en Washington el 27 de septiembre de 2020. (Anna Moneymaker/The New York Times)

Algunos de sus preparativos son fáciles de distinguir. Mohler ayudó a encabezar una campaña exitosa en junio para lograr por primera vez que la Convención Bautista del Sur, la denominación protestante más numerosa del país, se opusiera al uso de la FIV, con todo y que el procedimiento es muy popular entre las familias evangélicas. El voto contribuyó a redirigir la conversación sobre el aborto dentro de las Iglesias evangélicas hacia los tratamientos de fertilidad y a darles a los opositores acérrimos de la FIV nueva información para demostrarles a los políticos republicanos que sus votantes clave podrían apoyar acciones contra la FIV.

Hay otro cambio más silencioso. Este año, varias organizaciones estatales del Partido Republicano les añadieron nuevas frases contra el aborto a sus propias plataformas, aunque el partido nacional fue en la dirección opuesta. El Partido Republicano de Idaho le añadió una frase con cinco palabras (“la destrucción de embriones humanos”) a una lista de acciones a las que se opone, en la que indica su postura contra los procedimientos comunes de FIV. Una línea similar ya existía en la plataforma de Carolina del Norte.

Los republicanos de Texas añadieron una línea en la que definen el aborto como “homicidio”, que podría dar pie a acusaciones contra los médicos que realizan el procedimiento y las mujeres que se someten a él. Carolina del Sur añadió una crítica contra la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) por haber autorizado un fármaco común empleado en la terminación de un embarazo, incluidos los abortos espontáneos: “Nos oponemos a la FDA y sus acciones para facilitar la obtención de ‘abortos químicos’ y hacerlos accesibles”.

La plataforma republicana nacional eliminó una referencia a “niños antes del nacimiento”. Pero el movimiento a favor de la “personalidad jurídica del feto” (otorgarles a los embriones derechos jurídicos gracias a una interpretación novedosa de la Enmienda 14) continúa sus actividades.

El prominente grupo antiaborto Students for Life of America quiere que haya más regulación aplicable a la FIV. Sus actividades buscan crear un razonamiento legal en apoyo a la personalidad jurídica del feto para las próximas leyes relacionadas con el aborto analizadas en el Congreso y en los estados. Su estrategia se basa en otra similar, planeada cuidadosamente por los activistas, que llevó a que la prohibición del aborto en Misisipi favoreciera la anulación de Roe.

Roe bloqueó acciones con el propósito de promover un debate antiaborto sobre la Enmienda 14, según Kristi Hamrick, estratega del grupo por mucho tiempo. “Pero Roe ya no se aplica y estamos en un nuevo contexto legal, así que es lógico que se integre a nuestra conversación”, afirmó.

También hay un nuevo “reporte de minorías” antiaborto emitido por una coalición de 19 delegados republicanos a la convención en que se enfatiza su descontento con respecto a la plataforma del partido.

Aunque sus posturas no se expresaron en el escenario principal de la convención, uno de sus aliados ideológicos es el senador JD Vance, republicano de Ohio, quien ha manifestado que es “100 por ciento provida”. Incluso ahora que Vance, el candidato a la vicepresidencia, defiende las posturas de las que Trump se retractó, ha empleado el lenguaje de seguridad común entre los activistas antiaborto para describir las posturas de Trump sobre la mifepristona, un fármaco disponible en general y empleado en los abortos médicos.

“Solo quiere asegurarse de que los fármacos sean seguros y eficaces antes de que salgan al mercado y, por supuesto, que los médicos controlan debidamente estos medicamentos para que nadie salga lastimado”, señaló Vance el domingo en el programa “Face the Nation” de CBS.

American Association of Pro-Life OBGYNs, uno de los grupos antiaborto que demandaron a la FDA con el propósito de reducir la distribución de mifepristona, no ha expresado ninguna postura con respecto a la FIV, pero planea nuevos lineamientos para el procedimiento. Aunque la Corte Suprema desechó hace poco el caso, el grupo arrancó una división de cabildeo en junio en preparación para campañas de defensa futuras.

La doctora Christina Francis, quien encabeza la asociación, indicó que el grupo planea realizar un informe que no adoptará ninguna postura contra la FIV. Más bien, identificará “los vacíos en nuestra ética en torno a la FIV” señaló, y sugerirá algunas “salvaguardas”. Esa retórica (“ética” y “salvaguardas”) refleja una estrategia similar que se empleó para conseguir finalmente la ley federal de 2003 que prohibía el método de aborto de dilatación y evacuación.

Kristen Ullman, presidenta de Eagle Forum, fundado por la dirigente social conservadora Phyllis Schlafly, explicó que su movimiento está “absolutamente” listo para proceder a regular la FIV, a pesar de la “decepción” de la postura republicana.

“La plataforma no es legislación”, afirmó. Además, aunque la nueva plataforma republicana es mucho más corta y tiene menos información específica sobre las prioridades relacionadas con el aborto en la política pública, subrayó que tiene una ventaja: “Puedes ser deliberadamente vago”.

Por varios años antes de la anulación de Roe, los activistas promovieron políticas menos exitosas, con base en los requisitos de preparación de informes y recopilación de datos, para sentar las bases que les permitieran conseguir sus metas principales. Hoy en día, los activistas antiaborto identifican opciones que les permitan aprovechar a los funcionarios para socavar el acceso al procedimiento y quizá a los tratamientos de fertilidad a través de nuevas regulaciones de agencias federales como la FDA, el Departamento de Salud y Servicios Humanos y la Agencia de Protección Ambiental.

“Lo que ocurra en un gobierno de Trump dependerá de la gente que forme parte de su administración”, afirmó Ullman.

c.2024 The New York Times Company