¿A quién pertenece el Golfo de México y puede Trump cambiarle el nombre?
El presidente electo de EE. UU., Donald Trump, propuso una nueva apropiación global —tras afirmar que adquirir Groenlandia era una “absoluta necesidad” para EE. UU.— de cara a su nuevo gobierno.
Ahora Trump baraja la idea de cambiar el nombre del Golfo de México por el de “Golfo de América”.
Las naciones con mayor “control” sobre el golfo son EE. UU., México y Cuba, y durante años han compartido el cuerpo de agua. El golfo es un importante centro de actividad económica, la cual incluye la pesca, la generación de electricidad y el transporte marítimo.
¿Por qué el golfo lleva el nombre de México? En realidad, no es una referencia al actual Estado de México, sino a una ciudad precolombina que lleva el mismo nombre desde hace más de 400 años.
A pesar de que varias naciones comparten el golfo, Trump dijo recientemente que EE. UU. es el país que hace “la mayor parte del trabajo” en la zona, e insistió en que el cuerpo de agua debe llevar un nombre que indique que “es [de EE. UU.]”.
Aunque la propiedad es objeto de debate, es cierto que EE. UU. ha reclamado el control de gran parte del golfo. La Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar determinó que las aguas territoriales de EE. UU. se extienden 12 millas náuticas (unos 22 km) desde sus costas, y el gobierno federal estadounidense gestiona también los mares y las partes sumergidas de la Plataforma Continental Exterior.
Como es típico de algunas de las proclamaciones de Trump, este no proporcionó detalles técnicos sobre cómo podría lograr el cambio de nombre, y pospuso la toma de medidas sobre este asunto para “una fecha futura bastante cercana”.
La congresista Marjorie Taylor Greene, aliada de Trump, dijo que planeaba presentar el jueves un proyecto legislativo para cambiar el nombre del golfo.
“El pueblo estadounidense está cubriendo los gastos de proteger y asegurar las vías navegables marítimas [del golfo] para que pueda desarrollarse el comercio. Nuestras fuerzas armadas protegen la zona de cualquier amenaza militar de países extranjeros. Es nuestro golfo. El nombre correcto es Golfo de América y es como el mundo entero debería referirse a él”, declaró en un comunicado.
Aunque EE. UU. podría aprobar una ley para cambiar el nombre en ese país, nada obligaría a otras naciones a adherirse a esa decisión.
Trump también aprovechó sus elucubraciones para atacar a México: calificó al país de “muy peligroso” y con “graves problemas”, haciendo referencia al narcotráfico y la inmigración ilegal. Sin embargo, la mayor parte del tráfico de drogas procedente de México está destinado a satisfacer la demanda de consumo de los estadounidenses.
Trump ha propuesto, además, imponer aranceles tanto a México como a Canadá si estas naciones no cumplen sus demandas de detener la inmigración ilegal y frenar el narcotráfico. Afirmó que los vecinos de EE. UU. son responsables de la gran cantidad de drogas e inmigrantes ilegales que ingresan al país, pero no aportó datos ni pruebas de sus afirmaciones.
Si la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, se está tomando en serio las amenazas de Trump de cambiar el nombre del golfo, no lo ha demostrado públicamente. Sin embargo, sí respondió a sus amenazas de imponer aranceles diciéndole al expresidente que la violencia de los cárteles en México —y la inestabilidad que provoca— se alimenta de la demanda estadounidense de drogas ilegales y de las armas de fabricación estadounidense que se introducen de contrabando en el país.
Trump ha propuesto posibles incursiones militares estadounidenses en México para enfrentarse a los cárteles de la droga, ha dicho que nombraría a los cárteles de la droga mexicanos “organizaciones terroristas”, y ha acusado a Panamá de cobrar de más a los buques de transporte marítimo estadounidenses por el uso del Canal de Panamá.
Traducción de Sara Pignatiello