La peor derrota de Erdogan en Turquía puede ser el principio de su final

Desde hace más de dos décadas, Recep Tayyip Erdogan ha marcado la política de Turquía. Primero como primer ministro (2003-2014) y después como presidente (2014-actualidad). En total, 21 años que previsiblemente serán 25, ya que tiene garantizado su mandato hasta, al menos, 2028. A partir de esa fecha se abre un gran interrogante porque el todopoderoso mandatario podría perder el poder.

Erdogan, con gesto serio tras la derrota del AKP en las principales ciudades de Turquía.  (Photo by Yavuz Ozden/ dia images via Getty Images)
Erdogan, con gesto serio tras la derrota del AKP en las principales ciudades de Turquía. (Photo by Yavuz Ozden/ dia images via Getty Images)

Los resultados de las elecciones municipales celebradas este 31 de marzo de 2024 reflejan claramente que quizás el principio del fin para Erdogan ya ha empezado. Y es que el actual presidente y su formación, el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo) han sufrido su peor derrota en 20 años, dando esperanzas a una oposición que estaba desmoralizada tras los comicios presidenciales de 2023.

"No obtuvimos los resultados que esperábamos", admitió el jefe del Estado tras hacerse públicas las cifras. Lo que esperaba era, al menos, recuperar las alcaldías de Estambul y Ankara en las que gobernaba el partido opositor CHP (Partido Republicano del Pueblo) desde 2019. Sin embargo, las urnas han dictaminado que el AKP no solo no recupera estas dos urbes, sino que solo es capaz de mantener en su poder tres de las 10 ciudades más importantes del país.

De hecho, el CHP ahora va a controlar seis, entre ellas las cinco más pobladas, incluyendo Esmirna y Bursa. Gracias a estos números tan sólidos, esta formación socialdemócrata gana unas elecciones por primera vez desde 1977, al tiempo que el AKP pierde unos comicios por primera vez en dos décadas.

Para Erdogan, estos resultados suponen "un punto de inflexión". Y ciertamente lo van a ser porque su partido tenía varias cosas a favor para haber obtenido un buen resultado.

Contaba con la inercia positiva de las elecciones presidenciales del año 2023. Entonces, de forma sorpresiva, se impuso con rotundidad pese a lo que dictaban los sondeos y el presidente obtuvo un nuevo mandato de cinco años. La oposición acudió unida, pero esta derrota supuso un jarro de agua fría y para estos comicios apareció fragmentada. Algo que teóricamente debería haber beneficiado al AKP y que muestra la gravedad de la derrota.

Además, el propio presidente ha sido muy activo en la campaña. Erdogan se ha tomado estos comicios de forma personal con el gran objetivo de recuperar Estambul, ciudad de la que fue alcalde entre 1994 y 1998. El fracaso en recobrar esta plaza, indudablemente, supone un revés enorme para el presidente, dejando dañada su figura y mostrando que su popularidad no pasa por su mejor momento. Especialmente, refuerza a una oposición que ahora vuelve a creer que el fin de Erdogan está cerca y que es posible vencerle en unas elecciones presidenciales, igual que se ha hecho en unas municipales.

Opositores a Erdogan celebran su derrota en Estambul. (Photo by Ozan Guzelce/ dia images via Getty Images)
Opositores a Erdogan celebran su derrota en Estambul. (Photo by Ozan Guzelce/ dia images via Getty Images)

Las causas de la derrota

Son varios los factores que explican esta debacle. En lo alto de la lista aparece la difícil situación económica, con una inflación desbocada que se sitúa por encima del 60% y que ha hecho que varios productos se vuelvan inaccesibles para parte de la población. También las acusaciones de corrupción que pesan sobre miembros del partido o el bajo perfil mediático de los candidatos a las distintas alcaldías.

De este modo, los comicios se han terminado convirtiendo en un plebiscito sobre el Gobierno de Erdogan y el pueblo turco le ha dado un suspenso. Bien es cierto que hasta 2028 pueden cambiar mucho las cosas, pero la realidad es que ahora el presidente presenta una imagen más vulnerable y ha perdido ese halo de imbatibilidad. Esta nueva situación puede hacer que estos próximos años se le hagan muy largos, con una oposición fortalecida que además va a controlar las principales plazas del país y va a tener un altavoz muy importante desde ellas.

¿Ha empezado el fin de Erdogan? Es difícil saberlo todavía porque ya en las anteriores elecciones municipales de 2019 ocurrió algo similar y luego en las presidenciales no se materializó este fin. De lo que no cabe duda es de que ahora el presidente vive su momento más débil en dos décadas y que la posibilidad de cambio está más presente que nunca en todo ese periodo.

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