Opinión: Esa extraña pieza de origami metálico encarna todos los defectos de Elon Musk

EL CIBERCAMIÓN SE VE VANGUARDISTA, ESO ESTÁ CLARO, PERO TIENE PROBLEMAS SERIOS.

Algunos de los problemas a los que se enfrenta Tesla —como unos ingresos en el primer trimestre un 9 por ciento inferiores a los del año pasado, unos meses estresantes para los accionistas y el despido de una décima parte de su plantilla— son el resultado de factores que afectan al sector de los vehículos eléctricos en su conjunto. Pero muchos de los problemas de Tesla son exclusivos de la empresa y del hecho de que su director ejecutivo y cofundador, Elon Musk, es único en la industria automovilística. Es una criatura de Silicon Valley en un ecosistema de Detroit que valora la innovación por sí misma, incluso a veces cuando podría estar más centrado en la seguridad y la calidad. Su filosofía y su modo de dirigir Tesla se plasman en su proyecto favorito, el Cibercamión.

Aunque se ajusta a la definición técnica de camión (tiene caja), el vehículo parece más bien una versión origami de un El Camino, el vehículo utilitario cupé producido por Chevrolet. Musk sugirió que su exterior de acero inoxidable podría ser a prueba de balas; algunos dueños dicen que se oxida.

No es raro que los nuevos modelos de automóviles y camiones tengan algunos defectos, pero el Cibercamión, del que solo se han vendido unas 4000 unidades, fue retirado del mercado hace poco porque el acelerador se atascaba, algo así como si un paracaídas tuviera un agujero en el toldo. Supuestamente, algunos dueños han recibido una alerta de que el “vehículo puede perder repentinamente la energía eléctrica, la dirección y la propulsión”. Y tal vez te convenga tener cuidado con los dedos en el maletero delantero y las puertas; no tienen sensores ajustados a estándares de la industria que evitan que las puertas les corten los dedos a alguien (el ingeniero principal del Cibercamión dijo que el acero no se oxida, y la compañía está trabajando en el problema del maletero delantero).

Tesla retrasó el lanzamiento del Cibercamión varias veces para, según la empresa, corregir defectos de diseño y fabricación, pero el principal interés de Musk parece ser la estética de ciencia ficción y el deseo de ser considerado vanguardista (quizá literalmente en el caso del Cibercamión, que de manera sorprendente está desprovisto de curvas para una máquina que necesita ser aerodinámica). Se trata de un hombre que llamó a su hijo X Æ A-12, que renombró a Twitter como X y que se dedica sin cesar a la subversión performativa de publicar memes antagónicos. Los fabricantes de automóviles convencionales también producen autos conceptuales de aspecto atrevido, pero no están hechos para la producción en masa y, a diferencia del retrofuturista Cibercamión, se elaboran con la vista puesta en cómo será el transporte en el futuro, no en cómo era el futuro en el pasado.

El criterio de Musk respecto a la innovación está en consonancia con gran parte de Silicon Valley. La industria tecnológica le da mucha importancia a lanzar productos al mercado con rapidez y a preocuparse por las consecuencias de cualquier trabajo inacabado, características perjudiciales o deficiencias después de que los consumidores se quejen o la empresa es demandada. “Moverse rápido y romper cosas” pretende ser un grito de guerra contra las instituciones y normas escleróticas, pero a veces se rompen cosas que deberían estar protegidas, como la privacidad y la seguridad de los consumidores. Incluso la democracia.

Las consecuencias pueden ser insignificantes si el producto es una aplicación de entretenimiento, pero con los autos y los cohetes, lo que está en juego es aterradoramente grave. Tesla da la impresión de que acepta ciertos riesgos como el precio que se paga por la innovación.

La gente que venera a Musk piensa en él como alguien que asume grandes riesgos, alguien con una visión que nadie más tiene. Creo que su manera de asumir riesgos se explica mejor con una anécdota de la biografía escrita por Walter Isaacson. Una vez, cuando jugaba al póquer, Musk siguió apostando todo y perdiendo, poniendo más dinero y perdiendo más rondas hasta que finalmente ganó una, cuenta su antiguo colega Max Levchin.

Hay gente que oye esta historia y piensa: “¡Wow, qué emocionante arriesgarse al máximo!”. Hay otras personas (yo) que piensan que arriesgarlo todo es relativo y que es fácil apostarlo todo cuando siempre puedes comprar más fichas. Cuando Musk invirtió gran parte de su dinero de PayPal en SpaceX y Tesla, quizá fue porque vio oportunidades concretas. También es posible que su deseo de ser considerado genial y vanguardista le hiciera interesarse por los autos rápidos y los cohetes brillantes. O podría haber sido una decision impulsiva basada en una emoción y un atractivo momentáneos. No será la primera ni la última vez que tome decisiones importantes de esa manera.

Musk entró en el negocio automovilístico como inversor, sin experiencia en el sector. Como muchos de sus homólogos tecnológicos, actúa como si sus conocimientos y habilidades fueran esencialmente transitivos a cualquier negocio. Le repiten que es un genio y los inversores de capital de riesgo que financian su sector insisten en que un fundador con talento puede dirigir cualquier empresa. El éxito inicial de Tesla dio crédito a esta opinión. Pero los últimos acontecimientos —y el mayor escrutinio que reciben todas las empresas públicas— han revelado hasta qué punto su ego dirige la empresa. Ha adornado sus credenciales como ingeniero, ha despedido a expertos que no estaban de acuerdo con él y ha gastado mucha energía en X tratando de gestionar su imagen pública y animando a los troles de derecha. (Ross Gerber, un accionista, dice que eso ha dañado la marca de Tesla; quizá tenga razón, considerando que las ventas bajan entre los demócratas, según una encuesta).

El Cibercamión es una manifestación de la inmadurez de Musk, como persona y como jefe ejecutivo. Es futurista en un sentido adolescente y sin principios. Es el reflejo de una mentalidad que dice que ignorar a los expertos es atractivamente subversivo en lugar de claramente peligroso. Aún no está preparado para habitar el mundo de los adultos.

La semana pasada, en una conferencia sobre beneficios, Musk prometió fabricar un vehículo eléctrico más asequible para 2025. Ha incumplido muchos plazos, pero un vehículo eléctrico más barato es un objetivo razonable. También prometió algo más: un robot humanoide sensible, algo que los expertos han dicho que no es posible. Presentó un primer prototipo de robot, llamado Optimus, en 2022. Los videos mostraron al robot tambaleándose por un escenario y haciendo la pantomima de un baile. Tenía un aspecto retrofuturista y un exterior plateado. En resumen, parecía un Cibercamión ambulante reciclado.

Este artículo apareció originalmente en The New York Times.

c.2024 The New York Times Company