La nominación de Biden y Trump ha sido un paseo, pero no gustan a nadie

Biden y Trump. Joe y Donald. El candidato demócrata y el republicano. Estados Unidos ya sabe las dos opciones presidenciales de cara a las elecciones de noviembre de 2024. Finalmente, no ha habido ninguna sorpresa y ambos han obtenido la nominación por la vía rápida, culminando uno de los procesos de primarias más aburridos y sin historia de las últimas décadas.

Biden y Trump, los candidatos a las elecciones de Estados Unidos. (AP Photo, File)
Biden y Trump, los candidatos a las elecciones de Estados Unidos. (AP Photo, File)

Por un lado, el actual presidente que, pese a los rumores sobre su salud, no ha tenido oposición en las filas demócratas y ha logrado los 1.968 delegados necesarios de forma unánime.

Por el otro, el anterior presidente, que empezó la carrera con casi una decena de rivales que han ido abandonando ante la aplastante superioridad de Trump en las preferencias republicanas. Su último escollo era Nikki Haley, la cual abandonó el 6 de marzo cuando el magnate ya multiplicaba por 10 sus delegados. Tras lograr los 1.215 necesarios, ya es oficialmente el nominado del partido.

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Por tanto, estas primarias sin emoción en ambas formaciones han venido a confirmar lo que ya se sospechaba: la repetición de las elecciones de 2020. Mismos candidatos, mismas discusiones, pero quizás distinto electorado. Y eso puede afectar en el resultado.

La participación en esos comicios en los que Biden se impuso a Trump fue la más alta en 120 años. Más de un 66% de los estadounidenses, unos 160 millones, ejercieron su derecho. Eso significó que tanto Biden (81,2 millones de papeletas) como Trump (74,2 millones) se convirtieron en las dos personas más votadas de la historia, superando los 69,5 millones de Obama en 2008.

Eran unos comicios muy polarizados y eso impulsó esa participación extraordinaria. Los cuatro años de Trump y sus polémicas medidas movilizaron a un electorado que no quería un segundo mandato del magnate. De esta manera, Biden se vio favorecido por esta corriente que le llevó a la victoria.

Han pasado cuatro años y las cosas son muy diferentes ahora. El líder demócrata ha decepcionado a muchos de sus seguidores en asuntos como la guerra de Gaza y su apoyo incondicional a Israel, pese a las barbaridades cometidas. Igual que hizo Trump, Biden ha mantenido la guerra comercial con China y existe la percepción social de que no ha habido grandes diferencias entre los dos Gobiernos.

Las relaciones entre Estados Unidos y China no pasan por su mejor momento. (AP Photo/Alex Brandon)
Las relaciones entre Estados Unidos y China no pasan por su mejor momento. (AP Photo/Alex Brandon)

Las encuestas, en este sentido, son esclarecedoras. Si los estadounidenses se tienen que quedar con alguno de los dos, no eligen a ninguno. Y es que tanto el líder demócrata como el republicano son bastante impopulares. La conclusión es que los votantes no tienen ilusión, de forma generalizada, de cara a las elecciones.

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Un 56,2% desaprueban el desempeño de Biden como presidente de los Estados Unidos, mientras que solo un 37,4% le apoyan. Cabe recordar que hace tres años la situación era totalmente al revés, pero el líder demócrata está sufriendo un gran desgaste que puede hacerle perder muchos votos en los comicios de noviembre.

Por parte de Trump también hay más detractores que partidarios. Un 42,6% tiene una opinión favorable del expresidente y un 52,8% desfavorable. Pese a que estas cifras se han mantenido estables en los últimos años, sí que se aprecia un ligero aumento de la popularidad.

Pocos alicientes para las elecciones

Esta falta de conexión con el electorado, el hecho de que ya han sido presidentes, que se trata de una repetición electoral o que ambos sean de avanzada edad (suman 158 años entre ambos) y no representen una opción de futuro, son todos factores que empujan a que la participación sea inferior a 2020.

Y dentro de este panorama, ¿quién se alzaría como presidente? Aunque los sondeos están ajustados, de momento marcha por delante Trump, aunque el margen es pequeño y hay mucho tiempo por delante para cambiar las cosas. El demócrata se enfrenta al desgaste propio del cargo, mientras que el republicano está en medio de varios procesos judiciales.

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En definitiva, mucho tienen que cambiar las cosas para que el 5 de noviembre haya una movilización masiva. 2028 se presenta como la gran oportunidad de que por fin haya un relevo generaciones tras dos elecciones marcadas por los mismos nombres que, de forma combinada, dirigirán el país durante más de una década.

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