Nicolás Maduro vuelve por sus fueros y levanta sospechas sobre la limpieza de las elecciones en Venezuela

28 de julio de 2024. La fecha está marcada en el calendario de Venezuela y va a determinar la continuidad o la marcha de Nicolás Maduro como presidente. Por primera vez desde 2012, la oposición vuelve a acudir a unas elecciones presidenciales, con la expectativa de acabar con más de dos décadas de chavismo.

Sin embargo, la tarea no va a resultar fácil. Las encuestas reflejan que la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) puede tener oportunidad de victoria y puede existir una voluntad de cambio, pero la oposición se va a encontrar frente a un régimen que va a hacer todo lo posible por perpetuarse en el poder, con un control férreo de todas las estructuras del Estado.

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. (REUTERS/Leonardo Fernandez Viloria)
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. (REUTERS/Leonardo Fernandez Viloria)

Y esa lucha desigual se aprecia en las distintas maniobras que ha ido protagonizando el Gobierno y que hacen dudar de la limpieza de los comicios. La última de ellas ha sido la retirada de la invitación a la Unión Europea para actuar como observador en los comicios.

En el acuerdo de Barbados, firmado entre Maduro y la oposición en 2023, se establecieron una serie de garantías electorales para la realización de unos comicios libres y justos. Este consenso hizo que la PUD se decidiera a participar, tras haber renunciado en 2018, dejando vía libre al presidente para gozar de seis años de mandato.

Una de las bases de este acuerdo era que se produjeran las elecciones con la observación internacional de misiones técnicas de la Unión Europea y las Naciones Unidas. Así estaba siendo, ya que el chavismo cursó la invitación e incluso se llegó a producir una misión exploratoria por parte de la UE, aunque el bloque europeo aún no había confirmado si iba a aceptar el encargo.

Pero ahora Caracas ha revocado esa convocatoria y no va a dejar participar a observadores europeos. El motivo esgrimido es que continúan vigentes las sanciones contra 50 funcionarios del régimen, aunque se hayan suspendido temporalmente las de Elvis Amoroso, el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Cabe recordar que ya en 2021, en las elecciones a alcaldes y gobernadores, la Unión Europea mandó una misión que también terminó de manera abrupta. En esa ocasión, tras constatar mejoras en el sistema de votación y algunas irregularidades, el régimen la concluyó, acusando a los enviados de "enemigos y espías".

A apenas dos meses para la celebración de la convocatoria electoral, la ausencia de la Unión Europea levanta dudas sobre si los venezolanos tendrán la oportunidad de ejercer su derecho al voto con libertad. De momento, el régimen venezolano mantiene las invitaciones como observadores internacionales al Centro Carter, a los BRICS y a la Unión Africana, pero habrá que ver si alguno de estos actores internacionales termina estando en Venezuela el 28 de julio.

Edmundo González Urrutia junto a María Corina Machado. (AP Photo/Ariana Cubillos)
Edmundo González Urrutia junto a María Corina Machado. (AP Photo/Ariana Cubillos)

Más allá de que la UE no vaya a estar presente por el veto del Gobierno de Maduro, lo cierto es que los comicios llegan envueltos en la polémica debido a las dificultades que ha tenido la oposición para presentar a un candidato. Finalmente, irá en la boleta Edmundo González Urrutia, pero no fue ni la primera ni la segunda opción.

La elegida era María Corina Machado, triunfadora en las primarias opositoras, pero su inhabilitación por parte del Tribunal Supremo de Justicia, en manos oficialistas, ha hecho imposible su candidatura. Tampoco se permitió la inscripción de Corina Yoris, la escogida para reemplazarla. De esta manera, la urgencia por presentar un candidato viable terminó con la incorporación de alguien que no tenía en la cabeza presentarse a las elecciones, tal y como lo había manifestado expresamente.

Es decir, pese a que en los acuerdos de Barbados, el régimen se comprometió a la celebración de unas elecciones libres, la realidad nos muestra que, de momento, ha vetado a uno de los observadores internacionales y a las dos primeras candidatas designadas por la oposición.

Desde luego, no es el comienzo ideal para la convocatoria de unos comicios que podían ser un antes y un después en la historia reciente del país. Dentro de dos meses se conocerán los resultados, pero parece claro que la PUD va a tener muy complicado lograr su tan ansiado cambio en Venezuela.

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