Netanyahu está más solo que nunca en Israel y su caída parece inminente

Normalmente, cuando un país afronta una situación complicada, la tendencia es unirse para salir de ella lo antes posible. La pandemia de coronavirus o catástrofes naturales como terremotos o huracanes lo han mostrado en múltiples rincones del mundo. También en los casos en los que hay una guerra, como ocurre con Ucrania. Sin embargo, hay una gran excepción en el mundo: Israel. El 7 de octubre de 2023 Hamás atacó el país y provocó una gran conmoción en la sociedad israelí. La primera respuesta fue la habitual en estos casos: unión. De esta manera, se formó un Gobierno de concentración, liderado por Netanyahu, en el que estaba representada también la oposición, con Benny Gantz.

Benjamin Netanyahu y Benny Gantz. (Photo by ABIR SULTAN/POOL/AFP via Getty Images)
Benjamin Netanyahu y Benny Gantz. (Photo by ABIR SULTAN/POOL/AFP via Getty Images)

El mensaje era claro: ante la barbarie, el pueblo israelí permanecía unido. Apenas cinco meses después, la realidad es bien distinta. Tenemos a un primer ministro al que nadie quiere, a un líder de la oposición que va por libre y no consulta con el Ejecutivo, a una sociedad que pide urgentemente elecciones y a una comunidad internacional a la que cada vez le cuesta más callar ante las actuaciones de Israel en Gaza.

Así que la tan deseada unión se ha convertido en fractura, dejando a Netanyahu en una situación de soledad absoluta. Su Gobierno se tambalea y el futuro del hombre que ha dirigido el destino de Israel prácticamente durante las dos últimas décadas pende de un hilo muy fino.

Gantz se encuentra esta semana de viaje en Estados Unidos, donde se va a reunir con la vicepresidenta Kamala Harris, el secretario de Estado Antony Blinken o Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca. Un viaje de alto nivel diplomático que, sin embargo, no cuenta con la aprobación de Netanyahu.

En un momento de tensión importante entre el primer ministro israelí y Washington por el posible alto el fuego en Gaza, su principal rival político se empieza a posicionar como posible sucesor. No cabe duda que este viaje le convierte en un interlocutor importante y cuestiona la jerarquía de Netanyahu.

Hay que señalar que tiene un perfil más moderado y centrista que su actual jefe, por lo que desde Washington se le ve como una buena alternativa a un Netanyahu que depende mucho de los ultranacionalistas. Los últimos acontecimientos han sido claves: la muerte de un centenar de civiles que esperaban ayuda humanitaria ha hecho que Estados Unidos lance por primera vez alimentos desde el aire a la Franja.

Aviones lanzan ayuda humanitaria sobre Gaza. (Photo by Dawoud Abo Alkas/Anadolu via Getty Images)
Aviones lanzan ayuda humanitaria sobre Gaza. (Photo by Dawoud Abo Alkas/Anadolu via Getty Images)

La percepción internacional es que Israel ha ido demasiado lejos con sus ataques, con más de 25.000 mujeres y niños que han perdido la vida en el conflicto. En este sentido, hay organizaciones internacionales que ya hablan de que se podría estar cometiendo un genocidio.

No le quedan apoyos

Más allá de que el actual Gobierno se haya resquebrajado, la realidad es que la sociedad israelí pide insistentemente elecciones anticipadas, tal y como se muestra en las manifestaciones recurrentes, mientras que solo un 15% quiere que Netanyahu se mantenga como primer ministro. Un apoyo prácticamente inexistente en un momento y unas circunstancias que precisamente deberían exigir lo contrario.

Al mismo tiempo, la figura de Benny Gantz se agiganta y es el gran favorito para unos hipotéticos comicios. Si se celebraran ahora, conseguiría una sólida coalición de 71 asientos (sobre 120) liderando con 39 escaños en la Knéset. Por su parte, la coalición de Netanyahu se quedaría solo en 44, 20 menos de los que sacó en las elecciones de noviembre de 2022.

Parece claro, por tanto, que el pueblo israelí no aprueba la gestión de la guerra de su Gobierno y busca un cambio, mientras que el principal favorito se dedica a proyectar su imagen internacional y ganar reconocimiento. La caída de Netanyahu es cuestión de tiempo y solo queda ver si un nuevo Ejecutivo influye en el desarrollo de la guerra en Gaza.

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