Mulino ya es presidente de Panamá, pero ahora tiene que sacar al país de la situación crítica que vive

José Raúl Mulino, un abogado derechista, es el nuevo presidente de Panamá. Así lo han determinado las urnas tras imponerse al resto de candidatos con el 34% de los votos, según ha anunciado el Tribunal Electoral. Sin embargo, sus cinco años de mandato van a estar marcados por una serie de desafíos trascendentales que van a marcar el futuro de la nación. Y a priori, el delfín del inhabilitado Ricardo Martinelli no lo va a tener nada fácil.

José Raúl Mulino celebra su victoria en las elecciones de Panamá. (Photo by Daniel Gonzalez/Anadolu via Getty Images)
José Raúl Mulino celebra su victoria en las elecciones de Panamá. (Photo by Daniel Gonzalez/Anadolu via Getty Images)

Y es que la corrupción va a ser uno de los temas centrales de su mandato porque la carrera de Mulino ha ido de la mano de la del expresidente condenado. Entre 2009 y 2014, fue ministro de Seguridad en el Gobierno de Martinelli y ese fue su último gran cargo político. Estaba alejado de la primera línea hasta que la inhabilitación de su antiguo jefe por blanqueo de capitales le devolvió al ring. Solo han sido necesarios seis meses para pasar de estar retirado de la política activa a convertirse en presidente.

Nada más ser nombrado presidente, Mulino ya ha hecho esfuerzos por desvincularse de Martinelli ("no soy títere de nadie"), pero a nadie se le escapa quién ha sido el responsable de que su nombre apareciera en la boleta. Tampoco que el expresidente va a tener mucha influencia en el nuevo Gobierno. Es evidente también que, tras la condena, este Ejecutivo va a tener que llevar sobre la espalda la duda sobre la corrupción.

Pero más allá de este problema, Panamá tiene una serie de retos urgentes que están haciendo mucho daño al país. Uno de los principales es la violencia, que se ha convertido en un problema general de la gran mayoría de los países latinoamericanos.

En el caso panameño, el 2023 fue el peor año de la última década. Se produjeron 556 homicidios, es decir, más de uno por día de media. Aunque esta cifra pueda parecer baja, hay que tener en cuenta que Panamá es un país pequeño, cuya población se sitúa en los 4 millones de habitantes.

Esta situación no solo es grave a corto plazo, también es un desafío al futuro porque más de un 50% de las víctimas eran personas de entre 18 y 35 años. La gran mayoría de asesinatos (un 91%) se produjeron por armas de fuego y, al igual que en el resto de la región, las disputas por drogas fueron el factor principal.

El Tapón del Darién se ha convertido en una importante ruta migratoria. (Photo by MARTIN BERNETTI/Afp/AFP via Getty Images)
El Tapón del Darién se ha convertido en una importante ruta migratoria. (Photo by MARTIN BERNETTI/Afp/AFP via Getty Images)

A la corrupción, la violencia y la lucha contra las drogas, hay que añadirle la migración, el acceso al agua potable o la reputación internacional de la nación, todos ellos temas que deberá afrontar Mulino en sus cinco años de mandato.

El Tapón del Darién es una selva que separa Colombia de Panamá y se ha convertido en una de las principales rutas migratorias del sur del continente hacia el norte. Precisamente, su impenetrabilidad la sitúan como un lugar propicio para el paso irregular de migrantes, pero también para la proliferación del narcotráfico. En 2023, cruzaron más de medio millón de personas y el nuevo presidente ha prometido terminar con la crisis migratoria en el territorio. Pero la tarea no se presenta nada fácil ni es previsible que sea capaz de solucionarlo en su mandato.

Muchos panameños viven también con la incógnita diaria de si tendrán acceso a agua potable. De acuerdo al censo de 2023, unos 300.000 (casi un 10% de la población) no pueden disfrutar de este recurso básico. La mala planificación y la corrupción están detrás de esta situación que llega incluso a la misma capital. Además, la mala gestión de los desechos también hace que, en ocasiones, las fuentes hídricas terminen contaminadas.

Finalmente, Panamá intenta quitarse la imagen internacional de paraíso fiscal. En este sentido, el escándalo con los famosos Papeles de Panamá hizo mucho daño a su reputación global. Actualmente, la nación centroamericana aparece en la lista negra de la Unión Europea de paraísos fiscales.

En definitiva, Panamá, y por ende su Gobierno, tiene que actuar de manera urgente en asuntos como la seguridad, la inmigración o el acceso a los recursos de la población. Una tarea ingente que Mulino deberá afrontar en su mandato y que exige respuestas inmediatas, con la sombra de la corrupción siempre presente. El tiempo ya ha empezado a correr para encontrar soluciones.

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