“Si mostramos las armas para protegernos, nos hacen la guerra”: el temor de los cristianos en Maalula tras la caída de Al-Assad

Maalula, una de las localidades cristianas más antiguas del mundo, situada en Siria
Maalula, una de las localidades cristianas más antiguas del mundo, situada en Siria - Créditos: @Elisabetta Piqué

MAALULA.- En el primer domingo sin los Al-Assad en el poder -algo que aún nadie puede creer y que muchos siguen festejando- y con el grupo rebelde islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) en su lugar, hubo misa en la Iglesia de San Jorge. Pero hubo poca gente, pocas sonrisas y es lógico. Maalula, uno de los poblados cristianos más antiguos del mundo y uno de los pocos del planeta donde aún la gente habla arameo, la lengua de Jesús, tienen miedo. Y, al igual que muchas otras minorías, viven con angustia el dramático e histórico cambio de guardia después de 54 años de mano dura.

En un país donde la mayoría de la población es musulmana sunnita, antes de la guerra civil de 2011 los cristianos solían ser más de 2 millones. Ahora, aunque no hay cifras exactas, se estiman en medio millón.

Encajonado en una montaña color ocre erosionada por el viento, Maalula, un lugar fascinante, es un ejemplo perfecto de por qué los cristianos protagonizaron en la última década un éxodo impresionante y por qué ahora, cuando comienza una nueva era -sin Al-Assad, que los protegía-, se sienten a la deriva, inseguros, con miedo.

Maalula, famosa por ser uno de los pocos lugares en el mundo donde se habla arameo, la lengua de Jesús
Maalula, famosa por ser uno de los pocos lugares en el mundo donde se habla arameo, la lengua de Jesús - Créditos: @Elisabetta Piqué

Una de las mayores atracciones de Siria cuando aún era una meta turística internacional y sitio declarado patrimonio de la Humanidad, Maalula de 2013 a 2014 cayó en manos del grupo terrorista islamista fundamentalista Al-Nusra.

Entonces los jihadistas quemaron todas las iglesias, dañaron las atracciones más importante de Maalula, es decir, los antiquísimos y sobrecogedores monasterios de Mar Sarkis, uno de los lugares de culto más antiguos cristianos que se remonta al siglo IV, donde residen monjes católicos de rito griego; y el impactante convento griego-ortodoxo de Santa Tecla.

Después de que el ejército sirio reconquistó Maalula, en 2014, tanto las iglesias como los dos monasterios fueron restaurados con fondos de diversos países europeos. Pero todavía pueden verse claramente los resabios de la batalla que se libró allí entre las fuerzas de Al-Assad y el grupo islamista. El hotel que se levanta al lado del convento de Mar Sarkis sigue en ruinas, así como los minaretes de las dos mezquitas de este poblado en el que viven unas 1500 almas, el 70%, cristianos.

 La sensación de vulnerabilidad persiste, especialmente entre los cristianos, que temen que sus derechos y libertad religiosa sean amenazados
La sensación de vulnerabilidad persiste, especialmente entre los cristianos, que temen que sus derechos y libertad religiosa sean amenazados - Créditos: @Elisabetta Piqué

“Los minaretes fueron dañados por fuerzas del ejército porque los terroristas se escondieron ahí dentro”, cuenta a LA NACION Nikola, un cristiano que nació en Maalula hace 65 años y que en 2013, cuando llegaron los rebeldes de Al-Nusra, como la mayoría, se vio obligado a escapar a vivir a Damasco porque le quemaron la casa. “Además, secuestraron personas, mataron y se llevaron obras de arte valiosísimas”, cuenta, aún horrorizado.

Desde entonces, y aunque después el ejército sirio retomó Maalula, nada volvió a ser como antes. Y las heridas siguen a flor de piel. “Antes, la relación entre cristianos y musulmanes era buena, pero desde 2013 ellos cambiaron y es muy mala”, lamenta Nikola, que está entre quienes aún habla arameo -lengua que también es utilizada en la misa en algunas partes, junto al árabe-, según precisa.

Ahora que el ejército de Al-Assad, cuya imagen también aquí ha sido arrasada de la entrada de varios edificios, según Nikola los cristianos no se sienten seguros. “Nos prometieron los de HTS que todo va a estar bien, nos llamaron desde el Patriarcado desde Damasco para decirnos eso, pero muchos tienen miedo”, admite. “Algunos también fueron amenazados porque trabajan en la administración pública. Y lo peor es que nosotros no podemos proteger el área porque si mostramos las armas ellos (los musulmanes) vienen y nos hacen la guerra”, agrega.

Sada, directora del Instituto de Lengua Aramea, de 53 años
Sada, directora del Instituto de Lengua Aramea, de 53 años - Créditos: @Elisabetta Piqué

Sada, directora del Instituto de Lengua Aramea, de 53 años, también está preocupada. “Espero que el futuro sea mejor pero ahora hay miedo. Antes de 2013 vivíamos en paz, pero después descubrimos que había cosas malas y que de repente podía haber odio entre las religiones”, lamenta en diálogo con LA NACION. ¿Teme que los nuevos dueños del poder de HTS puedan llegar a imponerle el uso del velo? “Estamos esperando que el nuevo gobierno de transición se muestre tolerante. Hasta muchas mujeres musulmanas no quieren taparse la cabeza… Creo que la religión es para Dios y el país es para todos y que la religión debe reflejarse en nuestro comportamiento”, comenta. “La libertad de cada uno termina donde empieza la del otro y de todos modos los cristianos tenemos fe: Siria pasó muchos malos momentos en la historia y muchas veces volvió a levantarse y a vivir en paz, todos juntos como hermanos”, suma.

El padre Jalal Gazal, parróco de la Iglesia greco-melquita-católica de San Jorge
El padre Jalal Gazal, parróco de la Iglesia greco-melquita-católica de San Jorge - Créditos: @Elisabetta Piqué

En una jornada de sol muy fría porque estamos en un altiplano desértico, el padre Jalal Gazal, parróco de la Iglesia greco-melquita-católica de San Jorge, que fue reconstruida tras ser incendiada por Al-Nusra, también admite inquietud. “Sí, los cristianos tenemos miedo, estamos a la expectativa, esperamos que las cosas sean buenas, pero hace falta tiempo”, dice. En este marco, para no provocar, cuenta que celebrará este año la Navidad con perfil bajo. “Tocaremos las campanas, pero haremos todo adentro y vamos a limitar la celebración para evitar problemas”, indica a este medio.

Maha Alshaher, la alcaldesa de Maalula
Maha Alshaher, la alcaldesa de Maalula - Créditos: @Elisabetta Piqué

En un clima que se corta con cuchillo, la alcadesa, Maha Alshaher, que no dejó su puesto pese a la caída del régimen –”yo trabajé con el régimen, pero no hice nada malo”-, intenta transmitir calma. “Yo no tengo miedo, hay que tener paciencia, no va a cambiar nada, va a haber libertad de culto”, asegura esta abogada cristiana ortodoxa, que reconoce que “todavía hay cosas que resolver, pero hace falta tiempo”. “En muchas partes de Siria hay cristianos, todas las religiones tienen miedo de lo que vendrá, pero los cristianos tienen un miedo mayor porque la gente necesita garantías de libertad y las quieren enseguida, pero hay que tener paciencia”, dice, hablando desde su despacho gélido y destartalado. Cuenta que los once policías de Maalula el domingo pasado dejaron sus uniformes y armas y se fueron; pero que el HTS designó a algunos vecinos para mantener la seguridad y prevenir saqueos.

La instalación de un árbol de Navidad en la plaza principal de Maalula, junto con la bandera de la nueva Siria, refleja un intento de mantener la fe y la identidad cristiana en medio de la incertidumbre y el cambio político
La instalación de un árbol de Navidad en la plaza principal de Maalula, junto con la bandera de la nueva Siria, refleja un intento de mantener la fe y la identidad cristiana en medio de la incertidumbre y el cambio político - Créditos: @Elisabetta Piqué

Como para dar una señal de confianza, la alcaldesa hizo instalar este domingo un árbol de Navidad, símbolo de cristiandad, en la única plaza este poblado también marcado por la presencia de cruces de madera que se yerguen en su cima o saltan a la vista pintadas sobre las rocas de la montaña, en cuya cima domina el altiplano una estatua de la Virgen gigante. Al lado del árbol de Navidad también hay un mástil dónde flamea la bandera de la nueva Siria “libre”.