Así han moldeado las inundaciones la Albufera de Valencia a lo largo de los siglos

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Imagen de la albufera de Valencia tras la dana que causó fuertes inundaciones el 29 de octubre de 2024. NASA

La Albufera de Valencia (España) es uno de los humedales más importantes del Mediterráneo, por lo que goza de numerosas protecciones a nivel territorial y medioambiental, tanto en el ámbito internacional como nacional y autonómico (Red Natura 2000, Convenio Ramsar, Catálogo de Zonas Húmedas, parque natural, etc.).

El pasado 29 de octubre, una dana ocasionó fuertes lluvias en la Comunidad Valenciana y, debido al rápido aumento del caudal y la fuerza del agua, los ríos arrastraron gran cantidad de sedimentos a este valioso ecosistema litoral. Aunque el fenómeno fue especialmente intenso, lo cierto es que las inundaciones han sido habituales en la zona a lo largo de los siglos. De hecho, el humedal valenciano existe gracias a ellas.

Paisaje de una albufera compuesta por lagunas
Vista de la Albufera de Valencia. Ana María Blázquez

Inundaciones históricas

Se trata de una zona topográficamente deprimida y, por tanto, recoge el agua y el sedimento que desciende de las laderas montañosas tras las precipitaciones que se registran especialmente en otoño y en primavera. Este sistema litoral (formado por la laguna, el marjal y la barrera arenosa que lo separa del mar) es consecuencia, en origen y en evolución, del aporte de los ríos Turia y Júcar y del conjunto de barrancos que desembocan en la Albufera.

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Los desbordamientos de estos sistemas formaron la llanura aluvial de Valencia, donde se registran metros de sedimentos finos (aluviones) compactados desde los últimos milenios y que llegaron transportados por inundaciones extraordinarias de estos ríos.

A modo de ejemplo, la cruz cubierta de Alcira, datada en el siglo XV, tenía una capa de aluviones de más de 0,70 m en el momento de su restauración hacia 1963, es decir, en aproximadamente cinco siglos hubo una acreción vertical del suelo, fruto de las inundaciones del Júcar, de más de 70 cm.

En los últimos 11 000 años se han registrado hasta 20 m de depósitos aluviales en la llanura del Júcar. En la zona norte de la Albufera, en el contexto del río Turia, se conservan depósitos aluviales que alcanzan los 10 m.

Delimitación del Parque Natural de la Albufera de Valencia (línea fucsia). Instituto Cartográfico Valenciano, imagen del satélite Sentinel-2 RGB
Delimitación del Parque Natural de la Albufera de Valencia (línea fucsia). Instituto Cartográfico Valenciano, imagen del satélite Sentinel-2 RGB

Crecidas ordinarias y crecidas extraordinarias

La capacidad de transporte del sistema fluvial en las áreas de clima mediterráneo es muy alta, básicamente debido a tres razones. Por un lado, los ríos mediterráneos tienen un régimen súbito y altamente energético como respuesta natural a unas lluvias muy intensas (mucha precipitación en poco tiempo), típicas de este clima.

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Cada año, especialmente durante el mes de octubre, son muy frecuentes las danas, que producen crecidas ordinarias en el sistema fluvial. Las lluvias extraordinarias, que ocurren cada cierto número de años en función del período de recurrencia de cada zona, responden a los mismos procesos pero con mucha mayor energía, tanto en el sistema atmosférico como en el hidrológico.

Los eventos ordinarios y extraordinarios se diferencian en la energía y en el espacio que ocupan. En los episodios extraordinarios, el caudal sale fuera del cauce y ocupa la llanura de inundación como la respuesta lógica a unos cauces excavados en función de la lluvia más frecuente (la ordinaria), lo que provoca una situación catastrófica como la acaecida recientemente en Valencia.


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En segundo lugar, a la gran cantidad de lluvia que el sistema de drenaje debe evacuar en poco tiempo se suma la alta presencia de limos y arcillas en suspensión en el flujo de descarga, lo que multiplica la capacidad de transporte tanto dentro del cauce como fuera de él.

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Por último, los barrancos y ríos mediterráneos, debido a la disposición del relieve cercano a la costa, tienen mucha pendiente, lo que implica un aumento de la capacidad de transporte.

El resultado de este cóctel son barrancos con una gran capacidad de transporte tanto de sedimentos gruesos (bloques, cantos, gravas) y finos (arenas, limos y arcillas), como de todo lo que se ponga a su paso.

Delimitación del Parque Natural de la Albufera de Valencia (línea fucsia). Obsérvese el sistema de ríos (en azul). Instituto Cartográfico Valenciano, imagen satélite Sentinel-2 RGB
Delimitación del Parque Natural de la Albufera de Valencia (línea fucsia). Obsérvese el sistema de ríos (en azul). Instituto Cartográfico Valenciano, imagen satélite Sentinel-2 RGB
Delimitación del Parque Natural de la Albufera de Valencia (línea fucsia) y los efectos de la llegada de sedimentos tras la dana del 29 de octubre de 2024 tanto al parque natural como al área marina. Instituto Cartográfico Valenciano, imagen del satélite Sentinel-2 RGB del 31 de octubre de 2024
Delimitación del Parque Natural de la Albufera de Valencia (línea fucsia) y los efectos de la llegada de sedimentos tras la dana del 29 de octubre de 2024 tanto al parque natural como al área marina. Instituto Cartográfico Valenciano, imagen del satélite Sentinel-2 RGB del 31 de octubre de 2024

Gestión del riesgo de inundación

Conscientes de este riesgo de inundación con el que convivimos desde hace milenios (según revelan fuentes arqueológicas), en 2003 nació el Plan de Acción Territorial sobre Prevención de Riesgo de Inundación de la Comunidad Valenciana (PATRICOVA), que fue revisado en 2015 y está vigente desde entonces en todo el territorio autonómico.

El objetivo principal de la iniciativa era delimitar estas zonas receptoras de inundaciones ordinarias y extraordinarias teniendo en cuenta la magnitud y la frecuencia de los episodios. Estos parámetros miden la peligrosidad de la inundación; no obstante, para calibrar el riesgo que comporta este fenómeno hay que introducir el vector de la vulnerabilidad, es decir, cuánto de expuesta está la población.


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Analizando el territorio valenciano desde principios del siglo XXI a través del Sistema de Información sobre Ocupación del Suelo de España (SIOSE), es decir, desde el nacimiento del PATRICOVA hasta la actualidad, el incremento del suelo artificial (suelo urbano, polígonos industriales, zonas comerciales, vías de transporte) ha sido una constante. Se han ocupado parte de estas áreas inundables, también en los municipios colindantes a la Albufera, lo cual ha multiplicado el riesgo de inundación dada la mayor vulnerabilidad ocasionada por el incremento de la exposición de los seres humanos.

¿Hacia dónde vamos?

En este contexto se prevé un incremento del riesgo de inundación a medio plazo debido a la mayor peligrosidad del fenómeno climático e hidrológico (el calentamiento de los océanos aumenta la capacidad de la masa de aire en absorber humedad y, por tanto, de generar una mayor intensidad en las precipitaciones, entre otras causas) y el aumento de la vulnerabilidad por la ocupación de zonas inundables.


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El aumento de las inundaciones debe tenerse en cuenta en las revisiones de los planes de ordenación del territorio. Estos no solo deben contemplar las inundaciones fluviales, sino también las de índole marino, que, según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, serán igualmente más frecuentes en el futuro.

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Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.

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Ana María Blázquez Morilla no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.