La ruda escena que parecía inconcebible en EEUU: militares protegiendo el corazón mismo de la democracia

Impactantes fotografías que muestran a militares descansando o durmiendo con sus armas y equipos en los pasillos del Capitolio de Estados Unidos revelan el tenso, inédito e inquietante momento por el que atraviesa el país.

Cientos de guardias nacionales descansan dentro del Capitolio de EEUU, al que protegen de potenciales amenazas mientras la Cámara de Representantes discute el impeachment del presidente Donald   Trump el 13 de enero de 2021. (AP Photo/J. Scott Applewhite
Cientos de guardias nacionales descansan dentro del Capitolio de EEUU, al que protegen de potenciales amenazas mientras la Cámara de Representantes discute el impeachment del presidente Donald Trump el 13 de enero de 2021. (AP Photo/J. Scott Applewhite

Cientos de esos soldados –miembros de la Guardia nacional– están dentro de la sede del Congreso y muchos otros están afuera para incrementar drásticamente la seguridad ante amenazas de nuevos ataques en contra de la sede del legislativo.

El presidente ha sido sometido a un nuevo ‘impeachment’ luego de que una muchedumbre de sus seguidores, azuzada por él, asaltó el Capitolio el pasado 6 de enero para tratar de frenar la legítima certificación del triunfo de Joe Biden en las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre.

La imagen tomada por el reportero Nathaniel Reed, que se viralizó en redes sociales, y otras similares, que muestran los alrededores del Capitolio con barreras que impiden el acceso al edificio y militares vigilando las calles de Washington DC, son indicadores de la ominosa situación que se vive actualmente en el país: la capital de Estados Unidos y la sede del poder legislativo, el corazón mismo de la democracia representativa estadounidense, se encuentran bajo tal amenaza que ha sido necesario desplegar a las fuerzas armadas en torno suyo para su protección y la de los representantes electos.

(Photo by Stefani Reynolds/Getty Images)
(Photo by Stefani Reynolds/Getty Images)

Es una ruda escena que se ha visto en otros países, donde la democracia ha sido doblegada por golpes o en la que las autoridades despliegan su poder para reprimir a sus ciudadanos, pero que parecía inconcebible que sucediera en Estados Unidos, que se ha ostentado como foco de libertades y que se ha ufanado de su capacidad para la transmisión pacífica y democrática del poder.

Ciertamente, militares han custodiado Washington D.C. en el pasado para responder a cuestiones internas, pero nunca en la historia reciente de Estados Unidos se habían dado una situación como la actual.

En los corredores del Capitolio en Washington se reúnen visitantes inusuales: guardias nacionales que descansan en espera de ser asignados a la defensa de la sede del Congreso de EEUU, el 13 de enero de 2021. (Kent Nishimura / Los Angeles Times via Getty Images)
En los corredores del Capitolio en Washington se reúnen visitantes inusuales: guardias nacionales que descansan en espera de ser asignados a la defensa de la sede del Congreso de EEUU, el 13 de enero de 2021. (Kent Nishimura / Los Angeles Times via Getty Images)

Por ejemplo, en julio de 1932, durante la Gran Depresión, el presidente Herbert Hoover ordenó que militares desalojaran por la fuerza de su campamento en Washington D.C. a veteranos de la Primera Guerra Mundial que, desesperados por la pobreza, se movilizaron en masa para exigir el pago anticipado de un bono de compensación salarial que se les había prometido.

Hubo violencia en esa ocasión y se justificó la represión con alegatos, en realidad infundados, de que esos veteranos, muchos de los cuales se encontraban junto a sus esposas e hijos, pretendían derribar al gobierno.

Y durante las marchas por los derechos civiles en Washington D.C. ciertamente se desplegaron militares en la ciudad.

Con armas y equipos, efectivos de la Guardia Nacional se alistan dentro del Capitolio de Washington DC para proteger esa sede legislativa de potenciales amenazas. (AP Photo/J. Scott Applewhite)
Con armas y equipos, efectivos de la Guardia Nacional se alistan dentro del Capitolio de Washington DC para proteger esa sede legislativa de potenciales amenazas. (AP Photo/J. Scott Applewhite)

Pero en ninguno de esos casos eso tuvo que ver con un asalto directo al Capitolio ni con amenazas de ataques contra edificios gubernamentales en el contexto del desconocimiento de un legítimo resultado electoral.

Que se haya llegado a ese extremo muestra el grado de polarización y tensión que actualmente se vive en el país, situación que tuvo una perturbadora expresión con el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero, ataque en el que murieron seis personas, entre ellas dos policías, y que fue consecuencia de la ira de seguidores trumpistas, intoxicados de desinformación, teorías conspirativas y mentiras sobre un inexistente fraude electoral difundidas por el propio Trump y su entorno. El propio Trump incitó a una muchedumbre a dirigirse al Capitolio.

Las autoridades han alertado de que el Capitolio en Washington D.C., pero también las sedes de legislativos estatales y otros edificios gubernamentales en todo el país, podrían sufrir nuevos ataques de radicales trumpistas intoxicados de agravios político-ideológicos previos y decididos a luchar contra la posible destitución de Trump y contra la toma de posesión de Biden el 20 de enero.

Calles de Washington DC en los alrededores del Capitolio también tienen vigilancia militar y barreras para evitar el paso. (AP Photo/Ted S. Warren)
Calles de Washington DC en los alrededores del Capitolio también tienen vigilancia militar y barreras para evitar el paso. (AP Photo/Ted S. Warren)

Aunque se trata de un fenómeno complejo, esa insurrección y sus amenazas –tan graves que ha debido desplegarse fuerzas militares en el Capitolio para proteger al legislativo de ciudadanos estadounidenses, una situación inusitada y que ha sacudido la conciencia nacional– son consecuencia de la conducta y las acciones de Trump, quien en eras de sacar provecho político y económico personal esparció mentiras sobre un fraude electoral inexistente, del que no mostró pruebas en decenas de juicios en los que tuvo la oportunidad de exponer su caso, deslegitimó las elecciones y su legítimo resultado y azuzó a muchedumbres de sus seguidores a marchar al Capitolio para mostrar fuerza y tratar de frenar la certificación del triunfo de Biden.

Eso fue un ataque contra la democracia y las instituciones republicanas sin precedente en la historia estadounidense. Si, como se ve en fotos y videos, esos militares están ahora dentro y fuera del Capitolio para disuadir ataques y defenderlo en caso de una agresión es en parte a consecuencia de la retórica y el comportamiento del propio presidente estadounidense.

(Photo by Stefani Reynolds/Getty Images)
(Photo by Stefani Reynolds/Getty Images)

Las imágenes de militares en el Capitolio reflejan el peligro real que actualmente representan los radicales trumpistas y, por extensión, lo pernicioso que han sido para la democracia, la paz y la institucionalidad del país los desplantes, obsesiones y ambiciones del presidente.

Guardias Nacionales reciben armas frente al Capitolio, sede del Congreso al que protegen de potenciales amenazas tras el asalto que muchedumbres trumpistas realizaron contra ese recinto el 6 de enero de 2021. (Photo by Stefani Reynolds/Getty Images)
Guardias Nacionales reciben armas frente al Capitolio, sede del Congreso al que protegen de potenciales amenazas tras el asalto que muchedumbres trumpistas realizaron contra ese recinto el 6 de enero de 2021. (Photo by Stefani Reynolds/Getty Images)

Es en ese contexto que en el Congreso avanza en un proceso de destitución que podría imponerle sanciones a Trump que le impedirían legalmente asumir nuevos cargos públicos en el futuro.

Es incierto si eso se dará, pero lo que es claro que Trump, su entorno y sus seguidores radicales llegaron demasiado lejos y agraviaron la institucionalidad democrática y republicana como nunca antes en la historia reciente del país.

Y aunque la mayor parte de los republicanos se han expresado en contra y han defendido al presidente, la mayoría demócrata de la Cámara, e incluso algunos republicanos, consideraron imperativo emprender un nuevo juicio de destitución contra el presidente, en el entendido de que no puede tolerarse que el presidente incite violencia en contra del Congreso mismo. Versiones de que el líder de los senadores republicanos, Mitch McConnell, también considera necesario ese ‘impeachment’ es otro signo del rechazo que existe hacia Trump y su entorno.

(Photo by SAUL LOEB / AFP) (Photo by SAUL LOEB/AFP via Getty Images)
(Photo by SAUL LOEB / AFP) (Photo by SAUL LOEB/AFP via Getty Images)

En un Capitolio rodeado de militares para su protección ante amenazas muy reales, los legisladores debaten y votan sobre la destitución del presidente Trump. Esa imagen motiva la reflexión y debe dar pie a soluciones para hacer valer la Constitución, despejar amenazas y promover una reconciliación política y social en beneficio común y con respeto pleno a la democracia.

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