Lecciones 20 años después del tsunami de 'proporciones bíblicas' que arrasó el sur de Asia
El 26 de diciembre de 2004, un gigantesco terremoto sacudió el Océano Índico. El tsunami resultante mató al menos a 250.000 personas, según un balance oficial, pero sin duda subestimado. 20 años después, ¿qué avances ha habido en los sistemas tempranos de alerta para evitar nuevas catástrofes? “Hoy el mundo está mejor preparado para los tsunamis”, afirma a RFI el biólogo Bernardo Aliaga, jefe de la sección de Resiliencia ante Tsunamis de la UNESCO.
Fue el desastre natural más mortífero de la historia, y uno de los peores de la historia de la humanidad. El trauma sigue muy presente en Tailandia, Sri Lanka e Indonesia, los países más afectados.
Primero se sintieron los temblores, y luego todo fue horror y desolación. Poco antes de las 8 de la mañana del 26 de diciembre de 2004, la tierra tembló en Banda Aceh, en el norte de Indonesia. Un terremoto de más de 9 grados en la escala de Richter se había producido en mar abierto a 250 kilómetros de distancia. Treinta minutos más tarde, olas de más de 30 metros se estrellaron contra la ciudad, la más afectada por el tsunami. Edificios, coches, transeúntes, el maremoto arrasó con todo a su paso y afectó a 14 países, incluso en África.
¿Por qué fue tan brutal?
“Se liberó una cantidad de energía fenomenal. Tenemos un salto de dos placas de 50 km de ancho, 400 km de largo. Esa energía transferida a la masa de agua nos envía un fenómeno de 800 kilómetros por hora en alta mar, que cuando se acerca a la costa por la fricción con el fondo, sube en altura y proyecta un muro de agua negra y sucia”, explica Aliaga.
Un "mundo mejor preparado"
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