La falsa e hipócrita acusación de racismo contra AMLO por ayudar a indígenas
Una de las frases más conocidas del discurso de campaña política de Andrés Manuel López Obrador es “Por el bien de todos, Primero los pobres”. En su casi primer año de gobierno ha continuado con el trabajo de contacto con diversos grupos sociales en todo el país y puesto en operación políticas sociales dirigidas a beneficiar a grupos que se encuentran en pobreza, pobreza extrema y marginación, como es el caso de diferentes grupos indígenas para los que ha instrumentado políticas diferenciales con las que el gobierno busca compensar las desigualdades, en ocasiones ancestrales.
De gira por el estado de Nayarit López Obrador participó en una ceremonia del pueblo Wixárika, y escuchó planteamientos de los pueblos originarios de La Yesca. Como es su práctica, les informó sobre inversiones futuras para mejorar los caminos y carreteras que llegan a sus comunidades.
En su discurso hizo referencia a la pensión que ya reciben millones de adultos mayores en el país. “Fíjense lo que hemos hecho en un año: ya los adultos mayores, ya están recibiendo no 1,160 pesos, 2,550 pesos, la mayoría, ¿saben cuántos en el país?, 8 millones de ancianos respetables, los mestizos desde los 68 años, los indígenas desde los 65 años”.
El hecho de que el presidente se hubiera referido a mestizos e indígenas, al mencionar las edades para recibir el beneficio de una pensión, fue criticado por senadores del PAN. En redes sociales el senador Julen Rementeria afirmó: “Sólo un gobierno profundamente racista repartiría un programa social midiendo la ayuda de acuerdo a la raza de las personas. Esta aberración no se hacía desde que Hitler gobernaba en Alemania.”
Por su parte la senadora Kenia López, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos en el Senado, publicó en su cuenta de Twitter: “Lamentable y alarmante que este gobierno tomé decisiones en función de la raza y sobre todo que lo externe el propio Presidente de la República; necesita leer sobre derechos humanos. #LopezRacista”. (Animal Político, 17 de noviembre de 2019)
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En los dichos de López Obrador en Nayarit no se detecta alguna expresión racista o discriminatoria y sí está la mención a una política social dirigida a compensar desigualdad social acumulada, posiblemente por centurias, como sucede con los grupos indígenas.
Lo que parece preocupante es la falta de sensibilidad y conocimiento de los senadores del PAN que ven racismo donde no lo hay e ignoran que es común que el Estado instrumente políticas sociales para compensar a los grupos que están en desigualdad y marginación y es una realidad histórica que la mayoría de los pueblos indígenas se encuentran en esa situación.
Por décadas el Estado ha llevado a cabo programas dedicados a las comunidades indígenas. Creó el Instituto Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y en años recientes ha promovido la impresión de libros de texto en lenguas indígenas y autorizado radiodifusoras que transmiten contenidos que promueven las culturas originarias en su propio idioma.
Lo que parece que indignó a los senadores del PAN no es que se haya mencionado a los indígenas, porque ellos están en el centro de la atención de las instituciones. Lo que podría ser extraño en la percepción de los legisladores es la referencia a los Mestizos hecha por el presidente, lo que tampoco es racista porque la mayoría de la humanidad se encuentra en esa realidad. Solo los fanáticos o los ignorantes son capaces de invocar la pureza racial.
Es un hecho que la condición de vida de los grupos indígenas es estructuralmente desigual y esa realidad justifica que se les brinde mayor apoyo. La pobreza acorta la esperanza de vida de los indígenas, por eso es justo que reciban su pensión a los 65 años. Los señores del PAN tienen que entender que no existe la pureza racial, lo que siempre ha existido es el abuso del poder en todas sus formas.
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Se debe reconocer que en México existe un problema racista y que es un problema de todos, generado por diversas circunstancias históricas que deben ser superadas.
En el centro de la grandeza de México se encuentran los pueblos originarios, también fueron los que con su trabajo permitieron la gestación de enormes fortunas que quedaron en pocas manos y hoy, ante la falta de oportunidades, aparecen en la escena como los productores explotados por el narcotráfico.